4. No hemos hecho nada malo.

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— Estás distraído.

Stan tiene razón: Kyle lleva días estando en las nubes. Y ha llegado un punto en el que no sabe si quiere bajar de ellas.

— Solo estoy pensando.

— Es muy curioso, porque llevas así desde que te peleaste con Tucker.

Kyle no dice nada. Realmente cree que si se calla, Stan dejará el tema de lado y podrá seguir tranquilamente con su vida.

— También es muy curioso que mientras Tucker te pegaba, tenía cara de que le dolía todo. Y cuando te pegó el primer puñetazo, se apartó y se cubrió la nariz. Es muy curioso, ¿No crees, Kyle?

Kyle ya no está escuchando. Ha bajado de las nubes, sí, pero solo para entrar en un estado de pánico extremo. Porque si Stan se había dado cuenta de que lo había pasado en la pelea, está seguro de que mucha más gente se dió cuenta.

— Creo que tienes algo que contarme.

Kyle va a seguir negando la realidad hasta que Stan de señales de estar harto del tema.

— Kyle, ya hay rumores de que tú y Craig sois almas gemelas así que por favor, ¿Puedes confirmármelo?

— ¿Qué rumores?

Stan suelta un agudo chillido que perfora los tímpanos de Kyle.

— Entonces es verdad, ¡Es verdad!

Lo único que se le pasaba a Kyle por la cabeza eran las palabras de Craig. Como le había dicho que no se lo contara a nadie y como estaba a punto de romper la promesa que hizo.

— Es... Es verdad.

Es la primera vez que Kyle admite en voz alta lo que pasó.

— ¿Y qué váis a hacer?

— Nada.

Stan es un chico muy expresivo; así que cuando escucha esa respuesta, su cara de confusión no se hace esperar, claro que no.

— Espero que sea una broma.

— ¿Qué deberíamos hacer, según tú?

Kyle se considera —o consideraba— un romántico empedernido, pero Stan le supera con creces. Stan había tenido la suerte de encontrar a su alma gemela a la sorprendente edad de diez años; jugando a balón prisionero en educación física, dió a Wendy Testaburger con el balón, y lo siguiente que recuerda es pegar un grito de dolor y todos los niños alborotados a su alrededor. Y por supuesto, Wendy besando su frente con dulzura, esa fue la mejor parte sin duda.

— Fácil, que Craig deje a Tweek y así podréis ser felices.

— Craig quiere a Tweek, Stan.

— Quizás cree que le quiere, pero tú eres su alma gemela. No puede negarse a eso.

— Sí puede, y ya lo ha hecho.

Una de las cualidades de Stan es que es demasiado tozudo. Él insiste e insiste hasta que consigue lo que quiere y lo que cree que la otra persona necesita.

— Vamos a ver, Craig es precioso, tiene un cuerpazo, es inteligente, alto, tiene dinero, es tu alma gemela, ¿Me estás diciendo en serio que vas a renunciar a todo eso?

Kyle sonríe, pero Stan puede ver el dolor tras su sonrisa. Y sabe que Kyle no está conforme con la situación. Porque Stan conoce a Kyle como la palma de su mano; es su mejor amigo, después de todo.

— No sé qué hacer, ¿Vale?

— Lanzarte al ataque, obviamente.

— Es una locura.

— Más locura sería dejar escapar al amor de tu vida, no sé eh, digo yo.

Kyle está intentando comer después de esa conversación con Stan, pero las náuseas se acumulan en él y acaba dejando el sándwich que ha comprado en la cafetería.

Se gira a ver a Craig de reojo; y para su sorpresa, él ya le estaba mirando. Y no hace como cualquier persona haría, si no que al darse cuenta de que Kyle le ha pillado con las manos en la masa, se levanta de su asiento y se dirige a él.

— Esta tarde no voy a ir al castigo.

A Kyle le habría gustado escuchar otras palabras, como por ejemplo "lo he pensado bien y quiero estar contigo", pero la realidad era totalmente diferente.

— ¿Por qué?

— Porque no hace falta. Tú tampoco deberías ir. No has hecho nada malo, y yo tampoco.

Craig ni siquiera se despide después de decirle eso, y Kyle siente como si le cayera el mundo encima. No lo entiende. Siempre que en las películas el protagonista encuentra a su alma gemela, todo sale bien a partir de ahí. Porque se entienden a la perfección y quieren estar juntos. Pero Craig ni sé esfuerza por entenderle ni parece querer estar con él.

Por favor, por favor, quiero ser un caso especial como la película aquella que ví la semana pasada y tener más de un alma gemela, por favor.

Aunque en esa película la protagonista no acababa bien —ni con pulso—, pero al menos si ese fuera su caso, Kyle no tendría que soportar más a Craig y a su indiferencia. Eso ya le parece más que suficiente.

Craig no fue esa tarde al castigo. Pero tampoco fue al día siguiente. El miércoles dejó de ir a clase. La gente comenzó a preguntarle a Tweek, pero él daba largas a todo el que le preguntaba. Había gente que decía que le había visto —o escuchado— llorar en el baño a la hora del almuerzo. Otras personas decían que Craig y Tweek habían roto: había rumores sobre los motivos, y muchos de ellos involucraban a Kyle y las sospechas escenas de la pelea de la semana pasada.

A Kyle no le importaba. El sábado por la mañana, mientras camina al instituto para su segundo sábado de castigo, lleva los dedos cruzados, deseando que Craig haga acto de presencia —aunque nunca sería capaz de admitir que quiere verle, porque no es verdad, le odia—.

Quizás sí que quiere verle. Pero solo para asegurarse de que está bien, claro. No es como si le echara de menos. Para nada.

A prueba de ti;; cryleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora