Caso 1: Jade

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Antes de comenzar, unas palabras.

Para quienes quieran darle una oportunidad a esta serie, de antemano les doy las gracias.

Evidentemente, Victorious es propiedad de Nickelodeon.

Cualquier opinión, la aceptaré con todo gusto, esta historia es para todos.

Y sin nada más que agregar, pasen. Sean bienvenidos.

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−Lo cierto es que puedes comenzar por donde quieras.

−¿Puedo decir que esto es una estupidez?

−Si así quieres comenzar…

−Esto es una estupidez.

−Si lo ves como un comienzo, bien por ti.

Y bueno…Dios mío, ¿qué he hecho para merecer esto?

Ah, ya me acordé.

Porque no es lo mismo un orientador que un verdadero especialista en el área, ¿no es así, Lane? Y no sé qué carajos tenía que meterse en mi vida, no es como que buscara trabajo, pero él me encajó éste con calzador y no sé por qué no le dije que no…ah sí, también lo recordé, porque en realidad sí necesitaba el trabajo, a quién quiero engañar. Y según él, este lugar necesitaba uno como yo, uno de esos que no sabía qué hacer y decidió estudiar para escuchar a los demás, como si eso constituyera una verdadera especialidad…pero claro, según él, ya no tenía mucha cobertura en espacios que se les escapaban y todo porque su sentido de la ética era muy diferente del mío. Es decir, claro, desde su posición necesitaba conocer a todos los estudiantes, eso pasaba con los años, se involucraba con ellos, aprendía a conocerlos, aprendía a descubrir sus trabas, sus miedos, sus caídas, fortalezas…pero el conocerlos no te confiere un punto de vista objetivo de las cosas, al menos eso decía él y no estaba muy dispuesto a creerlo, pero algo de razón debía tener. Es decir, seguía siendo un orientador y por lo tanto, tenía más de profesor…es decir, era un pinche profesor, con alguna que otra especialidad añadida, pero era un profesor y el profesor necesita conocer al estudiante si quiere saber llegar a él…y bueno, pasa que de tanto intentar llegar al otro, terminas por alejarte, acaso porque las mismas palabras no siempre ayudan en casos que parecen los mismos, pero en realidad no lo son.

−Además…hay cosas que están alejadas de todo, no es llegar y preguntar por ellas si las imaginas y no sabrás qué hacer –había dicho mi viejo amigo blandiendo uno de sus argumentos, creyendo que con eso me convencería.

−Ah, ¿y qué te hace pensar que yo llegaré allá? –Ladré yo, intentando no negar todo de plano por algo llamado cortesía.

−Que sigue siendo más tu área que la mía…y ya no hablamos tanto de lo académico, ése es mi campo y no el tuyo.

−¿Cuál es mi campo, según tú? –No esperé que Lane me sonriera con indiferencia ante la pregunta.

−No decir nunca nada…y verlo todo –qué mierda de argumento, fue lo primero que pensé, pero… ¿podía estar más en lo cierto?

Que al final necesitaba los dólares y terminé diciendo que sí. Qué suerte que mi amigo (no sé por qué carajos lo llamaba así todavía) era un tipo bien considerado en ese lugar que ya a simple vista parecía de locos. Quiero decir, en mis tiempos nos habrían colgado de los meñiques por siquiera intentar adornar nuestros casilleros y todos estos chicos hacían con ellos lo que les venía en regalada gana. Es decir, algunos con luces, otros con tapas pegadas, no sé qué tipo de figuras brillando… ¿Hazlo brillar? ¿Un casillero transparente? Imaginé ese último con algo de contenido pornográfico…habría sido escabroso, la sola idea me ayudó a sonreír un poco. Es decir, no quería trabajar y tenía que hacerlo, por un lado qué espanto, por otro…bueno, sabía que no sería mucho tiempo, contratado o no.

Hollywood Arts: Academia del CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora