𝗖𝗔𝗣𝗜́𝗧𝗨𝗟𝗢 𝗤𝗨𝗜𝗡𝗖𝗘.

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𝐆𝐢𝐫𝐥𝐬 𝐧𝐢𝐠𝐡𝐭.

EL AUTO DE DEREK SE DETUVO FRENTE A LA CASA DE LYDIA y el ojiverde soltó un suspiro mientras miraba a la rubia.

Habían pasado toda la tarde junto y hacia unos minutos atrás Lee le había pedido que fueran a su casa para ir por una mochila con un poco de ropa y unas cuantas pertenencias para que después la dejara con sus amigas y si era sincero, no quería dejarla.

No se cansaba de pasar tiempo con ella, le gustaba y le gustaba mucho. No importaba si estaban recostados en el sofá de su loft escuchando música que según Lee, él tenía que conocer o si estaban hablando de cosas sin sentido, o si estaban descubriendo cosas del otro. Él creía que cualquier momento a su lado era una joya.

— Bien, creo que ya me voy— murmuró Lee quitando su vista de la ventana y moviéndose para alcanzar su mochila que estaba en la parte trasera del auto.

Aquel movimiento le permitió a Derek tener una buena vista de su cuerpo y lo admiró. Le gustaba mucho, ¡qué va! Le encantaba y no era que lo miraba con un tono de perversión sino que simplemente disfrutaba observar cada detalle de este, como su cintura que se amoldaba perfectamente a sus grandes manos cuando la tomaba para acercarla a él o su bonito cabello dorado que caía suavemente por su espalda y había mucho, mucho más que él pudiera describir pero sencillamente pensaba que Lee era una obra de arte.

Bendita suerte la que tenía.

— Sabes que puedes llamarme si necesitas cualquier cosa— le dijo Derek cuando ella se acomodó nuevamente en el asiento.

Lee le dio una mirada rápida y sonrió mordiendo su labio inferior.

— No creo que necesite algo— aseguró y le tomó su mano.

— Aun así no está de más recordártelo— él se encogió de hombros sonriendo de lado.

Derek acarició la mano de la chica y la entrelazó con la suya, Lee disfrutó aquella acción y después sintió como él llevó lentamente su mano hasta su boca para dejar un beso en ella, posteriormente la atrajo a él para que juntaras sus labios y así despedirse.

Se separaron con unas sonrisas decorando su cara, como lo hacían cada vez que estaban juntos.

— Ten una linda noche, diviértete— le deseó Derek, Bailee asintió sin dejar de sonreír y abrió la puerta del auto, se bajó de él y comenzó a caminar hacia la casa de la pelirroja. Cuando estuvo a unos centímetros de la puerta, se dio una media vuelta para ver el auto que seguía ahí y movió su mano, despidiéndose, él hizo lo mismo para después arrancar el auto y abandonar el lugar.

Lee iba a tocar el timbre pero la puerta se abrió con Lydia sonriéndole a más no poder, la pelirroja se abalanzó contra ella para abrazarla y si no fuera por Bailee las dos hubieran terminado cayendo hacia atrás.

— ¡Dios, Lydia! — soltó una risa la rubia.

— Ven, Kira y Malia están adentro— aviso tomando su mano para jalarla hacia dentro de la case.

La llevó hasta la cocina donde las otras dos chicas estaban y quienes la recibieron efusivamente.

— Hasta que llegas— dice Kira acercándose a ella— tenemos rato esperándote.

— Sí, lo siento es que...

— Estabas con Derek— Malia interrumpió a Lee.

Las tres chicas pusieron atención en la rubia, quien asintió con las mejillas rojas. Lydia volvió a tomarla de la mano y la guío hasta la isla de su cocina donde la hizo sentarse en uno de los bancos.

Talbot ; Derek HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora