𝗖𝗔𝗣𝗜́𝗧𝗨𝗟𝗢 𝗩𝗘𝗜𝗡𝗧𝗜𝗨𝗡𝗢.

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𝐇𝐮𝐦𝐨 𝐲 𝐄𝐬𝐩𝐞𝐣𝐨𝐬 | 𝐏𝐭.𝟐.

BAILEE PASÓ SUS MANOS POR LA NUCA DE DEREK para poder alzarlo y negó soltando un sollozo.

Bajó su mirada poniéndola en la herida que el berserker había dejado en el chico e instantáneamente hizo una mueca. Sintió las respiraciones agitadas de Derek y escuchó los quejidos que soltada.

— ¿Estás muy mal? — preguntó Peter detrás de ellos.

— Estoy bien. Solo encuentren a Scott— habló con dificultad—, solo encuéntrenlo. Iremos tras de ustedes— nadie respondió y nadie se movió— ¡Vayan! — exclamó para después gemir del dolor. Peter fue el primero en irse y los demás se quedaron en su lugar dudando en dejar a Derek en ese estado— oigan, sálvenlo.

Finalmente se fueron directo a La Iglesia, Bailee regresó su vista al chico y vio su cara la cual expresaba el dolor que sentía.

— Lydia tenía razón— se mofó Derek. Lee negó y una lágrima resbaló su mejilla.

— No, no vas a morir— reprendió la rubia— no dejaré que eso pase— se acercó a él y beso su frente. Soltó un sollozo y quitó sus lágrimas de su cara.

No debía que llorar, era el momento en el que debía ser fuerte. Tenía que serlo por ella y sobre todo por Derek.

— ¿Aún puedes disparar? — cuestionó Braeden acercándose a ellos y entregándole una pistola al ojiverde, este asintió y con pocas fuerzas tomó el arma. La morena se alejó para dejarlos solos y Derek miró a Lee.

— Ve, Lee— murmuró y luego se quejó— ve con ellos.

— No te voy a dejar solo— le dijo— me quedaré aquí, junto a ti.

— Si viene otro berserker, no podré defenderte— se removió.

— Eso no importa, podré hacerlo sola y puedo cuidar de ti— un nudo se formó en la garganta de Bailee.

— Es una herida mortal— comentó Hale— y justo ahora, me siento muy mortal— le dio una pequeña sonrisa.

— Por favor, no sigas Derek— Lee negó y comenzó a buscar su mano.

Tomó la mano del chico y cerró sus ojos mientras sentía como el dolor que Derek tenía, se transfería a su cuerpo. Las venas de ambos se marcaron en sus brazos, viéndose de color negro.

— No... no tienes que hacerlo.

No le importó lo que Derek le dijo y continuó con su intentó de disminuir el dolor que sentía. Separó sus manos cuando escuchó unos quejidos a los lejos y una conversación, supo que Braeden estaba en problemas, no podía dejar que otra persona saliera herida esta noche. Puso su mirada rápida en el chico y se mordió un labio con nerviosismo.

— Hey, Derek— puso su mano sobre la mejilla del castaño— voy... voy a ayudar a Braeden— le avisó y él asintió— escucha, regresaré. Por favor resiste, te sacaré de aquí con bien— le dio una sonrisa pequeña— te lo prometo.

— No— pausó con un quejido— no tienes que prometer nada... Ve.

Volvió a acercarse a él y le dio un beso en la frente, vio como Derek cerró los ojos un momento y le daba una sonrisa muy pequeña. Bailee se levantó del suelo y sus ojos relucieron con el color dorado en ellos, corrió hacía donde la morena se encontraba y para nada grata sorpresa vio a Kate Argent y al mismo berserker que había herido a Derek.

El enojo recorrió su cuerpo tan pronto como vio la sonrisa cínica que Kate le daba.

— Oh, huelo un poco de enojo por aquí— dijo burlona la mujer jaguar señalando a Bailee— creí que los budistas se inclinaban por la paz interna.

Talbot ; Derek HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora