Talbot ; Derek Hale

𝗖𝗔𝗣𝗜́𝗧𝗨𝗟𝗢 𝗧𝗥𝗘𝗖𝗘.

𝐆𝐫𝐮𝐦𝐩𝐲.

UNA SEMANA HABÍA PASADO desde que el asunto de la lista negra había finalizado.

Una semana desde el primer beso de Bailee y Derek. Después de haberlo hecho, el ojiverde le dijo a la chica que por eso quería hablar con ella, porque quería disculparse por lo que había hecho noches anteriores, fue más que claro que Lee lo disculpó. El camino a casa de los Talbot estuvo lleno de cuestionamientos por parte de Brett para su melliza.

— Entonces...— Brett dijo en voz baja mientras caminaban— ¿tú y Derek?

— Derek y yo— siguió la chica mientras pateaba una piedra a medida que avanzabas.

— Se besaron— terminó la pequeña Lori deteniéndose.

— ¿Saben? No tenemos que hablar de esto— Lee volteó a ver a sus hermanos.

— ¡Claro que sí! — exclamó Brett.

— No, claro que no— Lee se colocó frente a él, levantando su cabeza para poder mirarlo mejor, porque su mellizo era más alto que ella.

—  Bailee, estabas llorando en tu habitación y sé que era por él— dijo el castaño entre dientes.

— Pero...— Brett hizo unas señas con su mano diciéndole que callara por un momento.

— Y no trates de decirme que no fue por Derek, porque no hay manera de que me mientas Lee.

— ¡Estaré bien! — le aseguró.

— Lo único que no quiero es que vuelvas llorando a casa una noche, porque ahora sí iré por Derek y no importa si es mayor que yo, porque le pateare el trasero hasta...

— Brett, Brett— lo llamó su melliza— no pasará ¿okey? Estaré bien— abrió sus brazos, esperando a que la abrazara pero no lo hizo sino que entrecerró sus ojos. Lee hizo un puchero y después de unos segundos Brett se rindió y fue hasta ella para envolverla en sus brazos.

— ¿Se olvidaron de mí? — murmuró Lori a unos cuantos pasos de ellos. Los mellizos rieron y movieron sus brazos para que la pequeña rubia pudiera unirse a ellos.

A pesar que el compromiso de ayudar a la manada de Scott había terminado, Lee no los dejo de frecuentar ningún día de la semana y se debía a que los chicos le habían agradado mucho y estaba feliz de poder llamarlos amigos, porque eso los consideraba: amigos. Sobre todo con las chicas pero en especial con Kira, por alguna razón la kitsune y la mujer lobo habían tenido una gran conexión.

Estar en escuelas diferentes era un poco aburrido, porque en Devenford, Lee no solía tener tantos amigos aun siendo hermana del capitán del equipo de lacrosse y por ende el chico más "popular" ella prefería evitar ese círculo social, porque según sus palabras: era una falsedad y toxicidad en su máximo esplendor.

Así que al no estar en la misma preparatoria que sus amigos, se reunieron un par de veces en la semana para pasar el rato juntos. Al igual que Lee iba al loft de Derek.

Derek. Tan solo pensar en el chico, Bailee podía soltar suspiros encantados.

En efecto, el beso que se habían dado en la fábrica de los Argent, no había sido el único. El par de veces que se habían visto después de aquello se daban uno que otro beso, inocente, pero que volvían loca a Lee. Incluso cuando se sentaba a platicar en el sofá por horas, Derek tomaba la mano de la chica y la entrelazaba con la suya mientras la acariciaba.

Él nunca supo en que momento estar así con ella le gustaba, porque se había repetido millones de veces que no debía caer por nadie, no después de todas las decepciones amorosas que había pasado. No quería volver a pasar por ningún otro corazón roto y sobre todo, no quería dañar a Lee con su pasado, pero en cierto punto le era difícil no estar cerca de ella.