C18. El paquete más lindo.

3.5K 244 29
                                    


—Buenos días, amor.—saluda mamá en cuanto abre la puerta de su departamento. Una extensa sonrisa se forma en sus labios y se acerca a mí para dejar un pequeño beso sobre mi mejilla.

—Hola.—respondo.

—Hoy me levanté más temprano para pasar a la cafetería de Eli y comprar el desayuno favorito de Vee—le informo y ella me vuelve a sonreír.—¿Vee...?—agrego en voz baja.

—Está en la habitación de huéspedes poniéndose el uniforme para el colegio.—anuncia.—Ayer estuvo muy tranquila y preguntó un par de veces si podíamos ir a visitar a Danna y a Alana.—mi corazón se acelera y niego lentamente.

—¿Quería ir a casa?—los ojos de mi madre me miran fijamente, suelta un pequeño suspiro y niega.

—A la casa de Danna, mi amor.—responde en voz baja.

—Claro, entiendo.—susurro.—Voy...voy a ir a verla, tal vez puedo lograr que hable un poco conmigo.—le entrego la bolsa de papel con el desayuno, asiente lentamente y me ofrece una pequeña sonrisa tratando de darme ánimo. No me lo dice directamente pero la conozco como la palma de mi mano y eso es lo que hacen las madres. Siempre.

—Dejaré esto sobre el mesa.—anuncia.—Por favor, no tarden...

No respondo. En su lugar me limito a caminar como si fuese una especie de robot programado. Me detengo frente a la puerta de Vee que permanece abierta y me quedo en silencio contemplándola fijamente.

Se encuentra sentada sobre el colchón de la cama donde descansan un par de muñecas que ha traído de casa pero no me mira. Su espalda está frente a mí y en el aire flota su voz de niña mientras canta una canción. El cepillo de cabello resbala de sus manos y cuando caer al suelo y se gira para tomarlo de nueva cuenta: sus ojos finalmente se posan en mí.

—Hola.—saludo lentamente pero ella no responde.

Los ojos marrones de Vee se posaron en los míos mientras sigue en silencio. Un silencio que hace que mi piel se estremezca y que mi corazón se parta de nueva cuenta en miles de pedazos. Tener a mi hija a un par de metros delante de mí y el hecho de que me ignore hace que unas incontrolables ganas de echarme a llorar se apoderen de mí.

—Hola.—responde finalmente.

—¿Necesitas ayuda con tu cabello?—cuestiono. Se queda en silesio de nueva cuenta y niega.

—No. Voy a llevarlo suelto.

—Lucirás bellísima, seguramente.—Asiente lentamente pero no dice más.—¿Sabes? Hoy cuando salí de casa decidí pasar a la cafetería de Eli por un café y para comprar tu desayuno favorito. Me preguntó por ti y como le dije que estabas en casa de la abuela te envió un par de donas de chocolate, tus favoritas.

—No tengo hambre.

Dejo escapar un largo suspiro y niego lentamente.—Mi amor...¿sabes que te amo como a nadie más en el mundo, verdad? Que eres mi vida entera y que no hay absolutamente nada que yo no haría por ti para verte bien y para hacerte feliz...

—Me dijiste que mi mamá estaba muerta.—responde finalmente.

—Lo hice para protegerte.

—¿Y en dónde está?—cuestiona sin dejar de mirarme.

—Ayer hablé con ella.—anuncio finalmente y sus ojos se abren todavía más.—Vamos a verla, Vee...pero vamos a hacerlo solamente si tú quieres hacerlo, estás en todo tu derecha de querer o no querer conocerla...

—¿Me vas a decir por qué se fue?—me pregunta.

—¿Por qué no aceptas el hecho de que ella quiere conocerte y ya?—murmuro.

Una novia para papá|Christopher Vélez|Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora