Frustrado; Ross Lynch

Capítulo 13

Hace exactamente dos horas, le mandé los datos que especificaban las inversiones de Robert Thomas, a Riker; para que pudiese duplicarlas y así los interesados en aliarse con la compañía de Robert, lo dejen tirado como el jodido gusano que es.

A estas horas Riker ya debe de haber hecho las inversiones. Y todo ha debido de salir perfecto.

Honestamente, por más que paso tiempo con _____________ y eso me encanta. Quiero ver de una buena vez a Robert hundiéndose en todo sentido, merece pagar por el daño que ha hecho a cientos de personas, incluyendo a mi padre, claro.

–Concéntrate.

Me ordena Germán.
Asiento, sentándome a su lado luego de tomar una manzana entre mis manos.

–Filtraremos la información de el problema que tiene ____________ con las drogas exactamente mañana por la mañana.

La piel se me eriza.

–Pero- carraspeo– ¿No necesitamos más evidencias? digo, no lo sé, quizá alguna foto.

–Ross, la estuve espiando por meses, antes de que comenzarás a acercarte a ella, si es una consumidora de tiempo, es obvio que por lo menos en una de las fotos que le tomaba, debe de haber salido de esa forma.

Suspiro.
Tratando de no pensar en los sentimientos de la bonita pero a estas alturas ya se me hace imposible.

Creo que debí de hacerle caso a Germán desde que inició todo y no irme por la jodida parte sentimental.

–¿Y si le hacen algo?

–¿Te interesa?

–No es que me interese o no Germán, es una niña, sabes perfectamente como es Robert, es una mierda de hombre, puede golpearla o quizá mandarla al extranjero y arruinaremos todo.

Germán ríe.
Cerrando su laptop y volteándose para mirarme.

–Si le hace daño todos los medios estarán pendiente de eso, y luego se filtraría por todos los medios que es un maltratador físico, y claro, no puede llevársela a otro país porque todos pensarían que oculta algo, además que _____________ tiene pésimas notas en esa escuela, dudo mucho que pueda hacer un traslado o algo así.

Dejo caer mi cuerpo sobre el espaldar de la silla. ¿Cómo reaccionaría ella? ¿Calmada? ¿Lloraría? ¿Tendría que consolarla? ¿Qué podría decirle?
Bueno, por lo menos ella sabe que quiero ayudarla con todo aquel problema.

–¿Cómo filtraras la información?

–Mandaré a mi primo encubierto a un canal de prensa, el más escándaloso, y luego filtraré fotos de ella en ese estado en redes sociales.

–Podrían rastrearte.

–Podrían pero es imposible ya que borré todas las IP's que podría tener, y también, compartirán tanto las imágenes que será inútil ponerse a investigar quien lo hizo.

Trago saliva.
Es inútil.
Por más que quisiera detenerlo, sé que no lo conseguiría.

Él filtrara esas fotos y acabará con una gran cantidad de la reputación de _____________.

–Pero, debo de seguir saliendo con ella, ¿verdad pregunto, observándolo volver a abrir la pantalla de su laptop– Bueno, ¿y si la castigan? ¿cómo se supone que haré eso?

Puedo darme cuenta de que Germán se queda en blanco. No había pensado en eso.

–Buen punto- susurra, sin mirarme– No sé si la llegue a castigar pero creo que podríamos arriesgarnos... ya que ustedes podrían verse después de sus clases.

–Alguien podría ir por ella.

–Pensaré después eso, yo me encargaré de eso, tú solo haz lo que te digo Lynch- suspira, al parecer algo estresado– Como vamos, a este paso tendrás tu venganza en menos de cinco meses.

Me estremezco.
¿Sería posible hacerlo tan pronto?

Si todo esto, va a implicar quedar como una persona de mierda con ____________, y que me odie. Más le valía que pudiese por lo menos cumplir mi objetivo.

Acabar con Robert.

-

La observo salir de la escuela y buscar mi auto con su mirada. Cuando se da cuenta que estoy ahí, sonríe, y corre hacia mí, haciéndome sonreír a mi también.

–Hola- me saluda, frente a la puerta del conductor– ¿Puedo subir?

Me río.

–No tienes que preguntarlo linda.

___________ camina hasta entrar a mi auto, sentándose en el asiento del copiloto, sus manos se apoyan en mi brazo y me besa la mejilla. Me relamo los labios.

–¿Cómo te fue?

Le pregunto.
Mirando sus preciosos ojos color celeste.

–Bien, tuve una práctica de matemáticas pero creo que desaprobaré- se encoge de hombros– Cosa de siempre.

–Sé matemáticas, podría enseñarte si quieres.

No es que supiera la gran cosa, pero bueno, estoy seguro de que puedo ayudarla a entender los temas que te enseñan en la escuela. Antes de ingresar al trabajo con Riker, Riker se encargaba de tomarme unos estúpidos exámenes con miles de números inentendibles con el objetivo de que pudiese ser un buen trabajador.

Tal y como papá lo hacía con él.
Y es más, creo que papá se encargó de decirle antes de su muerte, que si yo no sacaba más de ocho en todos esos exámenes, no me permitiera trabajar en su empresa y además de ello, que no me diera ni un centavo.

–¿Podrías ser más perfecto?

Me pregunta ella, recostando su cabeza en mi hombro. Sonrío, mirándola a través del retrovisor.

¿Por qué tiene que ser tan hermosa?

–No lo soy- río– ¿Entonces, vamos por algo de comer y luego a la feria?

___________ se aleja un poco de mí.

–¿Crees que podamos ir mañana?- se me acelera el pulso– Mamá me envió un mensaje hace horas, diciéndome que llegue temprano hoy porque papá está enojado, creo que perdió a unos inversionistas o algo así.

Quiero sonreír.
Pero aguanto aquella felicidad.

–Te aseguro que mañana podremos estar todo el día juntos- se acerca hacia mí, coloco una de mis manos sobre su pierna izquierda, acariciandola– Pedí permiso para hacer una pijamada con una amiga ayer, me dijeron que sí, y si no te diste cuenta, esa amiga eres tú.

Río.
Recordando todas las veces en las que he hecho lo mismo, pero claro, no con la intensión de irme a dormir con alguien, sino con la intensión de ir a fiestas y amanecer con una resaca insoportable.

–¿Dormiremos juntos?

Le pregunto, intentando no sonar pervertido.
Ella asiente, sonriente.
Deja un pequeño beso en mis labios y vuelve a recostarse sobre mi hombro.

Suspiro.
Rogando interiormente para que cuando mañana Germán expusiera todo ella no tuviese problemas graves... aunque, es de esperarse.

¿Debería de avisarle?
Se me hace un nudo en la garganta de tan solo pensar en ello.

–____________...
Susurro.

Haciéndola mirarme al instante.

–¿Si?

Vuelve a besarme la mejilla, esta vez, poniendo toda su atención en mí. La observo. Puedo jurar que sus ojos brillan cuando me miran...

¿Se estará enamorando?

–Me encargaré de hacerte feliz.

Vuelvo a susurrar, bajando la mirada.
Sus finas manos sujetan mi rostro, obligándome a mirarla.

–Sé que lo harás Ross.