Capítulo 41

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flashback.

La tomo entre mis brazos con cuidado para poder comenzar a caminar con cuidado hacia la cama. La cual se encuentra al medio de la habitación.

Su cabeza de hunde rápidamente en la almohada ni bien la dejo caer sobre esta, y sus ojos se entre abren como respuesta.

-Ven- me dice, estirando sus brazos hacia mí. Y no dudo lanzarme a la cama junto a ella- Me duele mucho la cabeza.

Susurra en mi oído, apegando su cuerpo al mío. Coloco mis manos en sus caderas y la atraigo mucho más hacia mí.

-Debe ser por todo el vino que has tomado.

Niega de inmediato.
Río, besando su frente.

-No lo creo- responde- No tome taaaaanto vino.

La miro, obviando con la mirada.

-Creo que deberíamos de volver a Estados Unidos cuanto antes.

-No, no, no- no tarda en decir- Te quiero aquí conmigo, siempre- se sube a ahorcadas encima de mí- Me gusta estar aquí contigo, lejos de todo.

Coloco mis manos sobre sus nalgas sin poder resistirlo. No es bueno para mi salud mental que no traiga ropa interior debajo de esa falda.
Trago saliva.

Alzo la falda de cuero negra que trae puesta para poder sentirla mejor... para poder acariciarla mejor.

-¿Quieres coger?

Pregunta.
Llevando mi mano hacia su boca. Procede a meter dos de mis dedos dentro de esta, y los chupa. Fuertemente.

Mi glande no tarda en darme una punzada.

-Sí- respondo- Quiero metértela hasta que llores.

Ella ríe, sacando mis dedos de su boca, mojados, pero luego poder llevarlos hacia su intimidad. La cual ya se encuentra libre.

-Mételos.

Llevo mi mano hacia mi boca, y escupo un poco en esta para poder volver a dirigirla hacia su entrepierna. Gime.

Acaricio su intimidad con suavidad, en círculos, encargando de mojarla cada vez más sin dejar de sentir su mirada sobre la mía.

-¿Te gusta?- pregunta, sonriente y con el cabello enmarañado. Ebria- ¿Te gusta sentirme?

Sonrío.

-Me encanta.

-Quiero que metas tus dedos.

Y lo hago sin dejar pasar un segundo.
Introduzco dos de mis dedos en su vagina
Tira su cabeza hacia atrás, dejándome su cuello en bandeja. Mis labios no tardan en besarlo, deseoso.

-Me encantas- me dice- No quiero volver a Estados Unidos, quiero quedarme en París follando contigo siempre.

Sonrío.
No me opongo a la idea realmente.
Acerco mi pecho hacia su cuerpo, sintiendo sus senos sobre los míos. Volviéndome loco.

Saco mis dedos de su intimidad para poder enterrarlos en ella con más fuerza.
Bajo mi cabeza tan solo un poco para poder colocar uno de sus senos desnudos en mi boca.

Frustrado; Ross LynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora