A ciegas

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Ella no era simple.
Nunca lo fue.
Eso fue lo que más le gustó,
lo que llamo su atención.

Se despertaba cada noche y
se la quedaba mirando horas
que parecían segundos.

Si todo hubiera sido conocer
la localización de cada lunar,
o el número exacto de pecas
que aparecían sobre sus mejillas
habría sido muy fácil.
Pero no fue así,
estaba cegado de amor y eso
no le dejaba ver lo destrozada
que estaba por dentro.

Cuándo la conoció,
se juro ayudarla,
pero ella no necesitaba
un príncipe que la salvara.

Necesitaba a alguien
que la ayudara a entender
lo que la sucedía, y
por mucho que ella le quería,
sabia que el nunca sería
su bote salvavidas.

Poesía escrita por: ___galletamaria

Publicada en el libro: De mi, para ti.

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