V_012

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La cámara se enciende, apuntando principalmente a cierto castaño y de fondo al comedor de la casa Stilinski. Las luces de los bombillos brillan con especial calidez en aquella noche.

Frente al lente, Stiles da un par de respiraciones profundas. —Está bien,— se dice a sí mismo, exhalando por última vez, en un intento de calmar sus nervios. Plasma una sonrisa temblorosa en sus labios y asiente con la cabeza.

—La verdad es que, después de tantos años tratando de alejarte del alcohol-,— se escucha a una voz acercándose junto con unas pisadas que vienen de la cocina en dirección a donde se encuentra el joven. Este, conducido por mero instinto, se lanza contra una de las sillas alrededor de la mesa rectangular y se sienta como si hubiera estado ahí desde hace un buen rato. —-No creí que pedirías solo agua.

Un hombre de edad algo avanzada se sienta frente al castaño, depositando un vaso con agua delante de él y otro con un líquido sospechosamente parecido al whisky para sí mismo sobre la mesa. Stiles se siente eternamente agradecido porque el bebé tolera el olor de la bebida alcohólica y no lo manda directamente a arrojar los contenidos de su estómago como lo había estado haciendo los días anteriores con cada cosa que no le gustara. El castaño piensa que el hijo que hicieron él y Derek no podría haber salido más quisquilloso.

(Bueno, "salido" no es la palabra correcta, porque técnicamente el pequeño o pequeña ni siquiera ha nacido. Sin embargo y de todas formas, si el bebé le da tanta importancia a cosas tan insignificantes ahora, Stiles no quiere imaginarse cómo será una vez que lo tenga en sus brazos.)

(Aunque no importa. Sabe que amará a su bebé de todas formas.)

Stiles solo atina a reírse un poco. Sigue estando igual de nervioso que antes.

Noah Stilinski lo mira con curiosidad, por no decir un toque de preocupación, y señala lo obvio. —A estas alturas ya hubieras arrancado mi vaso de mis manos.

El menor sonríe, devolviéndole la mirada a su padre. —Es una ocasión especial,— afirma, agarrando el vaso con agua con intención de darle un pequeño sorbo. —Después me encargaré personalmente de que no consumas más que frutas y verduras por el resto de tu vida. Serás la envidia de todos los conejos.

—Nunca voy a escapar de ti ¿Verdad?,— bromea el Sheriff, imitando la acción de Stiles con su propia bebida. —Espero tener muchas más ocasiones especiales, entonces.

La sonrisa del castaño flaquea. Tiene que recordarse a sí mismo que Derek lo apoya para poder tomar valor y continuar hablando. —Creo que eso depende de ti.— Hace una pausa, y el vaso de Noah aterriza sonoramente en la mesa. —Depende de cómo tomes lo que te voy a decir,— termina.

Su padre frunce el ceño, su sentir oscilando entre enojado y preocupado. —Stiles, hombre lobo o no, si Hale te hizo algo yo-

¡No!,— Stiles interrumpe con un grito, y se recuerda modular su tono de voz la próxima vez que hable. La expresión del mayor no cambia para nada. —No. Derek es un gran esposo y nunca me haría daño. Aunque, bueno.— El castaño se detiene unos instantes para pensar, desplazando su mirada hacia otro lado. —Viéndolo de otra forma, me hizo algo.

El Sheriff hace el ademán de levantarse de la silla, una de sus manos a escasos centímetros de la correa en donde guarda su arma.

Stiles entra en pánico. Un poco. Y teme que su hijo o hija quede huérfano de un padre y él, viudo. —¡No me hizo nada malo!

—Hijo, sabes que puedes decirme lo que sea ¿No?,— empieza nuevamente su padre, esta vez (y gracias al cielo) con el cuerpo bien puesto sobre la silla. —Tal vez no he sido un padre ejemplar, pero eres lo más valioso que tengo,— declara.

El castaño sonríe.

—Lo sé, papá,— dice. Una de sus manos se posiciona sobre la de su padre. —Aunque... Tal vez quieras replantearte eso de que soy lo más valioso que tienes.— Una risa nerviosa lo interrumpe. Stiles tarda un par de segundos en darse cuenta de que proviene de sí mismo. —Tal vez tengas una o dos personas valiosas más en tu vida.

Tal vez esto salga bien.

Su padre observa de reojo la mano de Stiles. Luego, levanta la mirada. Su ceño sigue igual de fruncido, pero su expresión denota curiosidad y sorpresa a la vez. Mil y un preguntas se hacen visibles a través de sus ojos.

—¿Tú...?

—¿Recuerdas lo que te conté sobre mi chispa?,— pregunta antes de que Noah pueda decir otra cosa. Tampoco espera una respuesta afirmativa para seguir. —Bueno...— Se levanta con agilidad de la silla, pensando que en unos meses no será tan fácil como ahora. —Estoy...

No quiere decir la palabra, aún piensa que "embarazado" suena algo ridículo a pesar de que Derek trata de convencerlo de lo contrario.

Así que, con la poca dignidad que le queda y, contrariamente, el gran orgullo que siente, pasa sus palmas sobre su vientre hasta llegar hasta sus costados, haciendo que la tela de la camiseta de Star Wars que lleva puesta sea presionada hasta delinear su abdomen.

Sus 15 semanas de embarazo de repente son visibles.

El castaño exhala tembloroso el aire que no sabía que estaba conteniendo mientras se debate internamente si debería o no mirar a su progenitor.

—Stiles, esto...— Noah no sabe qué decir al respecto, pero definitivamente no puede dejar a su hijo mirando a la nada como si eso le fuera a dar respuestas. —Mieczyslaw,— dice su nombre, una de las pocas personas que puede pronunciarlo correctamente. —Felicidades, hijo. Yo... Gracias.

Padre e hijo se funden en un abrazo. No hay más palabras que: —Gracias.

Es también una de las pocas veces en las que Stiles no sabe qué decir, solo atinando a envolver sus brazos sobre la espalda de su papá.

—Ojalá mamá estuviera aquí,— sale de la boca del castaño antes de que pueda detenerlo. Sus ojos se sienten húmedos, pero trata de contenerse.

—Créeme que esta aquí,— lo contradice Noah. Stiles tiene ganas de reírse puesto que, irónicamente, una foto de su madre lo está mirando desde la pared del comedor. Siempre, con nosotros. Esa mujer se atrevería a luchar contra dios mismo si es que no le permite verte.— Su padre se ríe, pero su voz suena igual de acuosa que la de su hijo. Stiles sabe que eso no significa nada malo. —Y está tan orgullosa como yo del hombre en el que te has convertido.

(La vida de Stiles no podría estar más completa que ahora.)

—Te amamos, hijo.

Stiles se sorbe los mocos, pensando en que está apoyado en el hombro de su papá. —También los amo, papá, mamá.

Con un movimiento de sus dedos, la cámara se apaga.





N/A Un capítulo de 1111 palabras. Por alguna razón el número es satisfactorio xd.

Cuídense muchísimo y hasta la otra semana :D.

REC | SterekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora