- ¿Aún me recuerdas...? -dije con voz temblorosa-
- Y-yo... -antes de que terminara de hablar lo interrumpí lanzándome hacia él y rodeándolo con mis brazos-
- No te vuelvas a ir de mi lado, por favor -no resistí más y solté en llanto-
- Jamás lo har...
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Había despertado una hora antes de lo habitual y ahora me encontraba en la cocina de los dormitorios haciendo el almuerzo para Shota y para mi, estaba segura de que él no había comido lo suficientemente bien y no me gustaría que se enfermara, no es que la comida de la cafetería sea mala solo que es más saludable y económico hacerla por mí misma.
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— Y... ¡listo! -había terminado de preparar los bentos, los guardé bien en una bolsa y los dejé en el mesón- ufff... está haciendo bastante calor, mejor me voy a cambiar y después vuelvo por esto.
Tomé el ascensor hasta subir al piso donde quedaba mi habitación y cuando se abrió la puerta de este, pude ver a Momo parada justo al frente de mi, estaba con el uniforme puesto y en una de sus manos cargaba su mochila.
— ¿____-san? ¿Qué haces aquí?
— Salí del ascensor- Estaba preparando el almuerzo, ¿Y tú qué haces por acá tan temprano? Tengo entendido que todavía faltan más de 20 minutos para que empiecen las clases.
— La verdad es que siempre me gusta llegar un poco temprano para poder prepararme bien para las clases y además soy la vicepresidenta, me toca ayudar a Iida y a los demás.
— Ay Momo-san! ¿Como puedes ser tan responsable? Yo siempre llego tarde a todos lados -me reí con vergüenza-
— Puedo esperarte para que vayamos juntas... si quieres, además así podrías llegar un poco más temprano.
— Si no es molestia... -negó- está bien, ¡No me tardo!
Me fui corriendo a mi habitación y me arreglé lo más rápido que pude, puse la mochila en mi hombro y cerré la puerta al salir. Cuando salí vi a Momo junto al ascensor esperándome.
— ¿Nos vamos? -le pregunté llegando a su lado-
— ¡Claro! -bajamos, tomé los almuerzos y salimos rumbo a la academia-
— Es algo inusual, creo que esta es la primera vez que llego temprano, casi siempre me quedo dormida -dije mientras pasábamos por los pasillos-
