IV

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07 de diciembre de 1908

El sonido de las espadas chocar resonó en aquella habitación donde ambos jóvenes luchaban.

- oh vamos Park, ¿no puedes hacer esto más divertido? - dijo riendo el príncipe.

- le recuerdo majestad que si aparece con un solo rasguño ante el reina, seré azotado - respondió agitado.

- mi madre es muy sobreprotecctora, pero pronto tendrá con quien distraerse y así podré entrenar con un poco más de rudeza, ya ves que mi padre quiere que sea fuerte y hábil con las armas y no se molesta si salgo herido en los entrenamientos - dijo ya guardando su espada.

- entonces esperemos a que la distracción de la reina llegue primero y podremos entrenar a gusto sin que mi vida este amenazada si lo llego a lastimar. Además créame que muero por darle unos bonitos cortes de recuerdo - bromeó.

Luego de aquella apertura a su entrenamiento matutino siguieron practicando con las demás armas que tenían a su disposición y que según palabras del mismo rey, ambos debían dominar a la perfección.
El arco y la flecha también eran de sus armas favoritas por su gran destreza con ellas.

- cómo están los pequeños Park - preguntó de repente el príncipe, sorprendiendo un poco a su acompañante.

- creciendo sanos y fuertes, majestad - respondió el mayor de los Park.

- sabes que no me gusta las formalidades cuando estamos solos Hoseok - dijo ya fastidiado - es la segunda vez que me hablas de majestad, qué te he dicho al respecto - apuntó la flecha a su objetivo y dió en el blanco.

- no quiero arriesgarme a que algún sirviente me oyera llamándote por tu nombre y que le avisen a la reina y que esta le avise a mi padre y me toque unos buenos azotes, porque ya fui advertido que a la segunda vez que mi padre tenga una queja respecto a la forma como debo dirigirme al príncipe, seré azotado peor que un animal de carga - bufó - y a eso también le añadimos un sermón sobre el respeto hacia los gobernantes del reino -explicó.

- nunca imaginé que el General sea así - dijo sorprendido el príncipe.

- usted no conoce cuán estricto puede llegar a ser el General Park cuando de respeto a la familia real se trata o al cumplimiento de las leyes - habló continuando con su entrenamiento.

- bueno - dijo resignado - volviendo a lo primero, que harás si tus pequeños hermanos resultaran alfas - cuestionó divertido.

- lo dudo, así como mi padre también tiene la certeza de que mis hermanos serán omegas. Pero por mi no hay ningún problema si resultasen ser alfas, hay suficiente riqueza del General Park para dividirlo entre cuatro herederos - bromeó y miró al príncipe - y qué hará usted si su hermano o hermana por nacer sea un alfa - también cuestionó.

- se tendría que esperar mucho para saber su posición en la jerarquía y hasta entonces el reino no puede quedarse sin un gobernante y ya que nací como alfa, y uno líder, y soy el mayor, definitivamente el próximo rey seré yo - dijo con fingida arrogancia y el joven que lo acompañaba simplemente no pudo evitar reír.

Su divertida plática se vio interrumpida por la llegada de uno de los sirvientes del palacio.

- majestad - habló haciendo un reverencia - los reyes requieren su presencia - dijo serio - para que conozca al pequeño príncipe - habló está vez con una sonrisa en su rostro. Sonrisa que fue imitada por el príncipe y su leal amigo quien lo felicitó por tan grata noticia.

A petición del jóven príncipe, Park Hoseok también fue a la habitación donde se hallaba la reina, aún sabiendo que no está permitido que extraños a la familia vieran al recién nacido príncipe, pero para Jungkook, Hoseok no era un desconocido, era su más leal amigo, lo consideraba casi su hermano por todas las cosas que pasó con él, aunque su madre no esté del todo de acuerdo con su estrecha relación con el joven Park.
Al llegar a la habitación de la reina, eperaron fuera hasta que recibieron el permiso para poder ingresar. Una vez dentro, ambos saludaron como se debía a los reyes y el príncipe se acercó de inmediato a la cama donde yacía su madre y su pequeño hermano.

- Jeon Taehyung - dijo el rey cuando su hijo mayor preguntó por el nombre del recién nacido.

Hoseok felicitó a los monarcas a nombre de su familia y salió de la habitación para darles un poco de privacidad a la familia real, pues notó la molestia de la reina cuando ingresó a la habitación.
Una vez fuera sonrió embelesado por aquel olor que quizá el príncipe o aquellos en la habitación no lo percibieron, pero él juraría que allí estaba, una no muy intensa fragancia a lilas llenaba la habitación y provenía de la cama donde el pequeño príncipe dormía, quizá se confundió o quizá no, pero las lilas se volverían ahora sus flores favoritas.

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