Tres historias diferentes, tres amores que surgieron de formas distintas, pero todas ellas unidas por el DESTINO.
La primera, la de un amor que surgió entre un príncipe y el General del reino, ellos hicieron lo que creyeron correcto por defender su...
- ¡Majestad! - gritó preocupado al verlo caer del caballo, corrió hasta alcanzarlo y al ver una mueca de dolor en el rostro contrario no pudo evitar reír divertido.
- No le veo lo gracioso - se quejó el contrario.
- Le advertí, Gris sólo se deja montar conmigo - dijo acariciando la melena del caballo - así como Ébano nunca se deja montar por otro que no sea usted - habló ya tomando las riendas de ambos caballos.
Ambos rieron y cada uno tomó su caballo correspondiente y se disponían a seguir cabalgando hasta que oyeron los galopes de un caballo acercándose y una voz gritar: - ¡Joven Hoseok! ¡dónde está! !joven Hoseok! - llamaba.
Hoseok, al reconocer la voz de su criado, salió de entre los árboles que los escondían de la vista de los demás.
- ¿qué ocurre Jihan? - cuestionó viendo al criado desmontar de su caballo.
- mi señor Joonseok me mandó a informarle que su madre acaba de dar a luz y quiere que acuda de inmediato a la mansión - informó, volvió a montar su caballo y se marchó de allí, dejando a ambos jóvenes.
Hoseok no pudo evitar sonreír feliz por la noticia.
- Felicitaciones, pasaste a ser el hermano mayor - le dijo riendo el príncipe golpeando el hombro de su amigo.
- Al igual que usted lo será pronto - le respondió sonriente.
- Oh vamos, deja las formalidades conmigo - pidió montando su caballo nuevamente.
- Sabes que mi deber es serle fiel y respetarlo siempre - respondió con ironía riendo divertido.
Ambos regresaron a la mansión de los Park, no sin antes hacer una de sus tantas competencias de quien era mejor cabalgando y el más rápido.
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Park Joonseok observaba como su pareja arropaba a sus pequeños cachorros y estos dormían plácidamente en la amplia cama. Llamaron a la puerta y dio autorización para que ingresaran.
- Padre - saludó el menor respetuosamente a su progenitor.
- Buenas tardes, General - saludó el otro joven.
- Majestad - devolvió el saludo hacia el joven príncipe - vengan, acérquense - pidió - conozcan a los nuevos integrantes de la familia Park - dijo orgulloso.
Ambos jóvenes obedecieron y curiosos se acercaron a observar. Hoseok sonrió en grande, se sentó junto a su madre y los bebés.
- Verdad que son hermosos, hijo mío - dijo feliz su madre.
- Preciosos, madre - respondió.
- Park Jaemin, Park Jungmin y Park Jimin - le presentó la cabeza de la familia al jóven príncipe que observaba detenidamente a los pequeños niños que empezaban a abrir sus ojos. Uno de ellos le llamó principalmente la atención, el más pequeño y de piel suave, aunque no lo haya tocado juraría que así lo era; pero lo que más le fascinó fue el hecho de que el pequeño tenía unos preciosos ojos celestes con los que lo observaba, así como él lo hacía también.
- Park Jimin - susurró sin apartar la mirada del niño que ahora le sonreía encantadoramente, pero nadie en esa habitación notó que los ojos del príncipe tomaron un ligero color rojizo y no podía dejar de mirar al dulce bebé.
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