CAPÍTULO 2

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|Chanel|

Nunca en mi vida había visto algo como eso. En la mansión de Mats habría como mínimo mil personas. Había gente por todos lados, desde los pasillos hasta todo el jardín de atrás del chalet de lujo. La música sonaba tan fuerte que te dolía la cabeza.

Con Em caminamos por la entrada y varios pasillos. Vimos cantidad de famosos, ricos y… putas. Así las calificaba yo, ellas solo venían a capturar la atención de algún muchacho que tenga plata y fama para luego llevarlos a la cama. Se podía ver a kilómetros las cirugías y la cantidad de maquillaje que tenían.

A lo lejos podía ver una cabellera rubia, estaba nerviosa. Observé como su cuerpo se daba vuelta, era él. Nuestros ojos hicieron contacto por unos minutos, hasta que él se dedicó a guiñarme, mi pobre corazón dio un vuelco. Estaba a punto de darme un infarto, mis pulsaciones iban a doscientos cuarenta.

De repente sentí un grito, llamándome. Busqué de donde provenía, y era Mario. Me apuré más entre la gente dirigiéndome a las escaleras, hace cuánto que no veía al que era y es uno de mis mejores amigos. Cuando tuve más espacio, hice un trote y lo abracé con todas mis fuerzas. Lo extrañaba mucho desde que se había ido al Bayern Múnich hace un año.

― ¡Enana!, ¿Cómo estás? Te olvidaste de mí después de tanto tiempo―protestó el castaño.

―Muy bien, ¿Y vos?―dije sonriente. Me percaté de que Erik estaba al lado de él, así que también lo saludé.

―Bien, por suerte. ¿No me presentás a tu linda amiga?―me dí cuenta que Em recién había llegado, pobre, la dejé sola. Seguro me debe odiar.

Los presenté y solitos se fueron a bailar. Me quedé con Erik sola, y me invitó a tomar algo. No me negué, vine para divertirme. Fuimos hasta la barra, Erik le pidió al barman un trago con un nombre raro, del cual el hombre respondió con un guiño y se fue. Hablamos un rato y minutos después apareció el barman con dos tragos diferentes, uno de color verde musgo y otro de un azul eléctrico. El verde para mí, el azul para Erik. Probé el líquido verdoso, era delicioso y adictivo. En un abrir y cerrar de ojos terminé el largo vaso.

(...)

|Mario|

Estaba hace ya un tiempo bailando con la rubia, Emily. No pensaba que la enana tenía amigas tan lindas y simpáticas. Pensé en llevarla arriba, pero no valdría la pena. Ésta chica no era algo de una noche. Además, Chanel me mataría, y no sería una buena idea con el carácter que tiene. Me mandaría al carajo.

Miré la pantalla de mi celular, ésta anunciaba que eran las dos y cuarto de la mañana. No se me ocurrió mejor idea que pedirle el celular a Em, la rubia me lo dictó sin dudar. Me gustaban las chicas seguras de sí mismas.

De un momento a otro, Marco estaba al lado mío.

―Hey, ¿Qué pasa?―incité con mi ceño fruncido. Era muy raro que Marco estuviera conmigo en una fiesta, generalmente se iba a buscar chicas para pasar la noche.

―Necesito que me hagas un favor―pude sentir el olor a alcohol salir de su aliento― ¿Me das el número de la castaña que abrazaste?

― ¿De Chanel? Es la fotógrafa de tu equipo―declaré. No se lo daría, sabía cómo era él con las chicas. No permitiría que el dañara a la enana, nunca.―Ni loco, es mi mejor amiga.

― ¿Tanto la querés?―rió― ¿Y los favores que me debés?―. Me dio justo en un punto débil, le debía muchas.

―Con una condición. Una lágrima de ella y diez dientes menos tuyos, me importa una mierda nuestra amistad―Marco sonrió con satisfacción, logró lo que quería.

Regeln. (Marco Reus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora