CAPÍTULO 8

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|Marco|

Desperté y noté que la chica que me había traído a casa no estaba a mi lado. Bajé y vi a Mario en la cocina, me acerqué y preparé mi desayuno.

―Buenos días. ¿La chica que...?―no pude terminar mi pregunta, ya que Mario me interrumpió.

―Se fue hoy temprano en la mañana.

Los restos de los días pasaron normales. Salíamos a fiestas y demás cosas, pero la pasábamos juntos. Cada vez que quería coquetear con alguna chica, ella aparecía en mi cabeza. Ya no soportaba que me moleste cada vez que intentaba hacer algo con diferentes mujeres, pero simplemente no lo podía evadir, me era imposible.

Mario no coqueteaba con ninguna chica, y me resultó bastante extraño. Me comentó que estaba "en algo" con una chica llamada Emily que conoció en la fiesta de Mats. La describió de una manera interesante, se notaba que le gustaba. También me comentó que era bastante agradable y simpática. Yo sólo bromeé, quién diría que el mismísimo Mario Götze se estaría enamorando de una chica.

En un abrir y cerrar de ojos, ya me encontraba dentro de mi avión, dirigiéndome hacia Dortmund. Llegaría a medianoche, y en la mañana me iría a entrenar.

[MARTES]

Me desperté temprano, todos los martes madrugaba algo más sólo para practicar algunas cosas con la pelota. Desayuné lo de siempre y preparé mi bolso con los elementos necesarios para entrenar en una cancha de fútbol. Agarré las llaves de mi auto y conduje hasta el Signal Iduna Park.

Ingresé al estadio con el permiso que me dio el guardia que me ya me conocía. Me dirigí hacia los vestuarios y en mi casillero apoyé el bolso. Saqué los botines, me los puse y guardé las zapatillas deportivas que tenía. Ingresé a la habitación donde se guardaban los objetos que siempre usábamos para entrenar, entre ellos, los balones.

Salí de allí y empecé a tirar al arco, cuando algo me detiene. Me equivoco, no es algo, es alguien.

Chanel y Mats, besándose. Sentí un ardor en mi pecho y una punzada en mi estómago.

¿Qué era esto? ¿Acaso me estaban haciendo una broma?

Seguí con lo que hacía, pero nada me salía bien. Tenía una bronca inmensa dentro de mí, las pelotas las pateaba con tanta fuerza, que se iban por encima de la portería y se dirigían hacia las gradas. Furioso, pateé un balón lo más fuerte que podía, tratando de alejarlo lo más lejos posible.

―Hey, desquítate con otra cosa. Pobre pelota―era Mats. Se notaba que le encantaba joderme cuando estaba furioso.

― ¿Por qué Chanel?―pregunté sin rodeos. Necesitaba saciar las dudas que estaban en mi cabeza, ya no lo soportaba.

― ¿Qué ocurre con ella?―dijo confuso. Se hacía el desentendido, lo conozco.

― ¿Por qué andas con ella teniendo a miles de mujeres detrás de ti?―tenía dudas, miles.

― ¿Por qué te acostaste con ella teniendo a mujeres mucho más bonitas? ―contraatacó. Éste no era el Mats que yo conocía.

―Eso no te incumbe.―estaba enojado―Vamos, primero Erik y después vos. ¿A qué están jugando? ¿Me están tendiendo una jodida broma?

―No es eso. Erik ya se divirtió, ahora me toca a mí.

―Escucha, Mats. Ella no es un juguete, creo que deberías tenerle más respeto―dije, colocando mi mano sobre su hombro. Él, rápidamente la sacó y lentamente se fue dando pasos cortos hacia atrás.

―Eso ya lo sé. Creo que el que tendría que tenerle más respeto, sos vos al llamarla puta―incitó, guiñándome un ojo y regalándome una sonrisa gozadora mientras se alejaba.

Regeln. (Marco Reus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora