CAPÍTULO 1

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|Chanel|

Me levanté de mi cama y con mucha pereza fui a preparar mi desayuno. Miré la pantalla de mi celular “09:17 jueves, 4 Diciembre”. ¿¡Jueves, nueve y cuarto pasadas!? ¡Voy a llegar tarde al trabajo!

Inmediatamente a la velocidad de la luz me cambié, agarré la cámara, las llaves y cepillé mis dientes. ‹‹Linda forma de empezar la semana››

Fui caminando hasta la parada de micro, muerta de frío. Dortmund no era una ciudad muy cálida para variar y con la humedad que había esta mañana, no era lo mejor. Una vez que me subí al micro, eran las 09:20, iba a llegar tarde, muy tarde.

Llegó el micro a la parada de dos cuadras de distancia del Signal Iduna Park. 09:35.

Mierda.

Corrí lo más rápido que pude, el guardia que estaba en la puerta al instante me reconoció, lo saludé y con apuro fui hasta el campo de juego. Pude ver a Klopp mirándome con cara de desaprobación.

― 40 minutos tarde, Lefebvre. Sólo por ser la primera vez, la dejo pasar.―dijo.

― ¡Perdón! Me quedé dormida, lo juro. Prometo trabajar el doble de lo habitual que hago―mencioné.

Luego de que Klopp me rete, fui a trabajar y saqué el doble de fotos, trataba de hacerlo lo mejor posible, no desperdicié ni un segundo en el día de hoy.

Mientras trabajaba, mi cámara enfocó a Marco, largué un largo suspiro.

‹‹Ni en un millón de años››

¿Si me gusta? No, me encanta. El sólo conocía mi rostro con una cámara, no me identificaría si pasa por al lado mío en la calle, me ignoraría. ¿Qué tipo de jugador de futbol estaría con una chica común y corriente como yo pudiendo tener a todas las mujeres que quisiera? Sería patético.

Iba sacándole fotos a Mats, Ciro y Erik, cuando veo que éste, se acercaba hacia mí. Me llevaba con algunos jugadores, muy pocos, pero tenía la suficiente confianza como para llamarlos “amigos”.

― Chanel, ¿Cómo andas?―incitó.

― ¡Erik! Muy bien, ¿Y vos?

― Bien. Che, estábamos hablando con los chicos y decidimos invitarte a la fiesta que hacemos mañana en la casa de Mats, ¿Venís?

― ¡Ah!―me sorprendí. Era muy raro que ellos me invitaran a sus fiestas o juntadas. Mayormente, no iba. No porque no quería, sino que no me sentía cómoda en grupos de gente de clases pudientes.― Bueno, no tengo que hacer nada, así que voy―no podía decirle que no, Erik era prácticamente con el que mejor me llevaba y, sinceramente, no quería decepcionarlo.

― Buenísimo, te espero entonces. Necesitaba a una acompañante―me guiñó el ojo y lentamente se fue alejando hacia los vestuarios. Me reí, era un tonto―.

Terminó el entrenamiento y me dirigí a mi casa, otra vez, a esperar el micro.

Llegué, me bañé y luego almorcé. Mientras editaba las fotos que saqué hoy, llamé a mi mejor amiga, Emily. Era increíble como aquella rubia me había caído tan bien en solo minutos. Yo había llegado a Alemania hace sólo 3 años, dejé a mi familia en Francia y me vine a vivir a acá para poder terminar mis estudios, porque mi país no me lo permitía. Dortmund me ofreció esta oportunidad y no la desaprovecharía. Trabajé para estudios fotográficos y el Borussia Dortmund se interesó en lo que mejor sabía hacer, la fotografía. Y con veinticuatro años, soy fotógrafa del club más querido de Dortmund.

En fin, a Em la conocí cuando llegué al aeropuerto de Dortmund. Ella iba discutiendo con su -ahora- ex novio por celular, y yo iba mirando hacia otro lado distraída, nos tropezamos y agarré mi celular rápidamente. El problema fue que el teléfono que agarré, no era el mío. Me comuniqué con ella y luego empezamos a juntarnos, hasta volvernos inseparables.

― ¿Hola?―preguntó.

― Em, soy yo. ¿Querés venir a casa y te quedas a dormir?―enuncié.

Ella asintió y después de veinte minutos, tocó el timbre. La saludé con un abrazo y al rato empezamos a hablar de lo que se decía de la gente, parecíamos dos viejas chusmas. Después de una hora y media, mencioné el tema de la fiesta. Quería que Emily vaya conmigo, al fin y al cabo sabía que Erik terminaría acostándose con alguna de esas muñecas de plástico, por lo tanto, me dejaría sola. Le mande un mensaje.

“¿Puedo llevar a una amiga?” Envié, rogaba a Dios que me dijera que sí.

“Claro, no hay problema.”

En cuanto leí el mensaje, largué un suspiro. Qué alivio.

Le mostré a Emily lo que me pondría. Era sencillo, una falda negra que llegaba hasta la altura de mi ombligo y terminaba un poquito más debajo de mis muslos y una musculosa blanca sin mangas que dejaba al descubierto mi espalda, junto con unos tacos.

― ¿Y cómo va el tema con Marco?―sonrió al verme sonrojada.

― Basta, sabés que es imposible. Además, por mucho que me guste, no pienso atarme a él. Conozco sus juegos―dije.

― No vas a dejar de querer a las otras rosas solamente porque una te pinchó. Ya lo superaste, es pasado―incitó―. Además, algo de una noche no le hace mal a nadie. Seguro que va a estar ebrio, hay que aprovechar, ¿O no?―me reí, era una loca.

Más tarde, a la noche, pedimos unas pizzas. Seguimos hablando de cosas sin sentido, sobre qué haríamos mañana y como nos organizaríamos. Terminamos en que ella iba a venir a pasar la tarde, y más a la noche nos prepararíamos, maquillaríamos y esas cosas.

(…)

Me desperté por la mañana, había sonado el despertador. 08:30, viernes 5 de Diciembre.

Desayuné y preparé las cosas para irme a trabajar. Por más ruido que hice, Emily siguió durmiendo, esta chica por tanto dormir iba a sufrir una depresión.

Tomé el micro a las nueve menos cuarto, y luego caminé las dos cuadras al Signal Iduna Park. Saludé al guardia que inmediatamente me dejó entrar. Llegué diez minutos temprano.

Empecé a sacar fotos, y vi como Klopp se acercaba a saludarme. Hablamos un rato hasta que todos los jugadores salieran del vestuario. Mientras me hablaba, capturaba fotos de los pocos jugadores que ya estaban en el terreno de juego.

A mitad del entrenamiento, Erik me hace una seña, saludándome. Al lado de él, estaba Marco mirándome, ya que estaba interesado de a quién estaba saludando su amigo, y no pude evitar sentir el calor en mis mejillas. Respondí al saludo de Erick, y seguí con lo mío.

Terminé de trabajar y me dirigí a mi casa, pude ver que en la mesa del comedor Emily dejó una nota. “Me fui, paso en la tarde, nos vemos. Besos”

Almorcé y me bañé. Pasé toda la tarde editando las fotos que saqué en la mañana.

Más tarde llego Em, vino con la ropa que usaría en la noche guardada en su cartera. Tendríamos bastante tiempo para arreglarnos. Empezamos a hablar, le mostré varias fotos que había editado y me ayudó a corregir algunos errores. También hablamos de cómo sería la fiesta y demás cosas.

21:30

Me comencé a cambiar mientras Emily se bañaba. Puse a calentar la planchita mientras me ponía la base en el rostro. Lo demás lo dejaría a cargo de Em.

Después de quince minutos mi mejor amiga terminó de ducharse y se cambió. Empecé a secarle el pelo y después le pasé la planchita, después ella me planchó el pelo hasta la mitad y con lo que restaba, en las puntas me hizo unos bucles. Me dejé maquillar por ella y estuve a gusto con el resultado, delineador negro y rímel en los ojos, y después me puso un labial opaco rojo vivo, para luego agregarle un brillo arriba. Después ella se encargó de su maquillaje, yo no tenía muy buena mano maestra para maquillar.

Me puse los tacos, perfume y ya estaba lista para irme. Agradecía que Em tenía auto, podríamos ir más rápido. Sería humillante ir en micro sabiendo que las personas que irían a la fiesta tendrían su propio auto importado que tendrían muchas cifras numéricas en su precio.

Salimos, le di la dirección de Mats a Emily. Al cabo de 15 minutos, llegamos a la mansión del anfitrión de la fiesta. Una vez que conseguimos estacionamiento, me puse nerviosa.

Sabía que Marco iba a estar allí.

Regeln. (Marco Reus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora