Capítulo 11

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Samuel

Sonó la puerta al salir ella por esta. ¿Tenía razón?, claro que la tenía había sido un mal entendido del momento, no iba a mentirte pero el beso fue espectacular. Pero se le veía muy segura con sus palabras.

Estaba solo en casa y ya estaba harto de tanto estudiar o de hacer tareas, la cabeza me iba a explotar. Pensando en mis cosas me di cuenta de que ya era hora de buscar un trabajo. No sabía muy bien donde ir a buscarlo, ya que además solo había trabajado de camarero.
Salí a la calle estaría dando vueltas por alrededor para poder ver cafes o bares donde preguntar para ver si me podían contratar.

Entrando y saliendo de varios locales, nadie había mostrado interés en contratarme. Aun así dejaba mi número de teléfono por si podían llamarme.
Llevaba casi toda la tarde, no encontraba nada, creo que mi cara les asustaba.

Perdí la cabeza así que me di por vencido. Llegué a casa a sobre las 11 de la noche la tarde se había pasado volando.

Cuando entré por la puerta vi que estaba Nadia en el salón.

-¿Donde has estado?- me pregunto está cuando me senté a su lado.

-Estuve buscando trabajo, pero nada. La gente de esta ciudad no parece interesarle ver cómo sirvo mesas.

-Bueno, si quieres yo te puedo ayudar.

-¿Cómo?- pregunté.

-Hablare con Lu, para ver si te puede conseguir uno en el bar donde trabaja ella. Aunque sería por la noche.

-Da igual yo hago lo que sea.- dije levantándome hacia ella para darle un abrazo.- Te llenaría la cara de besos si no es por que tienes novio.

Cuando dije esa última palabra la sonrisa que tenía se le había borrado de la cara. Su cara pasó a ser neutral.

-¿Qué pasa Nadia?, Tu y Guzmán lo...

-No, pero...- No terminó la frase, puso sus manos en su cabeza.

-Pero...¿Qué?- le dije poniéndole una mano en su espalda para poder reconfortarla- Nadia sabes que puedes confiar en mi, Yo no te juzgaré por nada.

-Samuel, creo que la he cagado.

-Pero... ¿Qué has echo para pensar que la has cagado?.- dije pero esta seguía sin contestarme- A lo mejor no has echo nada y piensas que la has fastidiado...

-David me besó el otro día.- me dijo Nadia mientras veía que se ponían sus ojos llorosos.

La atraje hacia mi para poder abrazarla. Se agarró a mi y sus lagrima empezaron a botar.

-Tranquila, tu no tienes la culpa.- Dije para poder reconfortar.

-No es solo eso, estos días me han pasados más cosas. Estoy más distante con él... y estoy muy confusa Samuel, no se lo que me pasa.

-No pasa nada Nadia. Puede que sea la situación, Guzmán está lejos y solo estás confundida por que no le puedes ver. No te precipites.

-Pero no se si decírselo.

-No se lo digas, creo que es mejor esperar.- Ella me volvió a abrazar.

-Gracias Samuel. No me merezco un amigo como tú.

-Venga, ¿Pedimos algo para cenar?- dije, esta situación me había dado hambre.

-Es pera haber, que llame a Lu para si viene. Imagino que tiene que estará a punto de terminar.

-Si quieres la llamo.- dije mientras cogía mi teléfono.

- Si porfa.

Marqué su número.

*Pi* *Pi* *Pi*

Me salto en contestador. ¿Me había colgado?

-No me lo coge.- dije mirando hacia Nadia.- Inténtalos tú.

-Esta bien.

Llamó y a esta si le contesto. ¿Me estaba evitando?

-Dice que esta en la Avenida no tardará en llegar.

Lucrecia

Me despedí de mi jefe y compañeros y salí por la puerta del bar.
Mientras andaba miraba el paisaje de Nueva York. De noche era precioso.
Me dije mentalmente de salir a correr por la noches para volver a coger ritmo. Mañana empezaría, me dije a mi misma sin pensarlos dos veces.

Solo me quedaban dos calles para llegar. Mi móvil empezó a vibrar, fui a ver quien era. Vi quien era Samuel y no me apetecía contestar la verdad, así que lo mande al buzón de voz.
Seguía andando y perdida mirando esta ciudad. Otra vez alguien me interrumpió mis pensamientos con otra llamada. Vi que esta vez era Nadia así que se lo cogí.

-Lu, ¿has salido ya de trabajar?.- me preguntó.

-Si, además estoy a una calle de casa. ¿Pasa algo?.

-No tranquila, te esperamos.

Bueno eso significa que estaba todo el mundo hoy en casa, el universo me quiere joder la noche, con lo bien que iba por ahora.

Llegué a casa. Estaba solo Nadia en el salón.

-¿Ya llegué?- dije al cerrar la puerta.

-Bien, he pedido comida. Ponte cómoda no tardará mucho en llegar.

Asentí y me fui hacia mi habitación. Antes de entrar sentí como se habría la puerta del baño, de este salía Samuel con solo una toalla en su cadera y de su pelo caían unas gotas que daban a para en su pecho.

-Hola.- me dijo.

Mi reacción fue solo abrí la puerta de mi habitación rápidamente y meterme en ella.
Se me volvió a venir la imagen de Samuel, parecía un dios... Pero que dices Lucrecia, por favor.
Me puse mi pijama y salí.

Nadia estaba al teléfono, me senté en el sofá y la cena concurrió en silencio.

Maratón 3/3

Estoy muy mal con el colegio los profesores se han flipado muchísimo con esto del covid-19 y envían hasta más tarea que cuando estábamos en el colegio.
Cada rato que puedo hacer un capítulo lo hago. Tengo muchas ideas en la cabeza, pero no me da tiempo para poder transmitirlas todas. Por eso os pido paciencia y porfavor darle mucho apoyo a la historia. Gracias y espero que os haya gustado mucho

Corazón con Subtítulos - LumuelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora