Capítulo 7

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Lucrecia

Fui abriendo mis ojos poco a poco, la luz entraba por la ventana, me había olvidado de cerrarla. Me intente mover pero había unos brazos alrededor de mi cintura que impedían moverme. Me giré lentamente y me encontré con a Samuel.

Me separé de él poco a poco me sentía incómoda en esta situación.
Se que se había portado muy bien conmigo esta noche y creo que le debo la vida, si el no llega a entrar en esa habitación no soy capaz de imaginarme lo que pudo llegar a pasar.

Salí de mi habitación con una toalla de baño, necesitaba una ducha relajante para quitarme todo el estrés de encima.

Deje caer el agua caliente y comencé a enjuagarme.

Samuel

Me fui despertando poco a poco porque escuché el portazo de la puerta de mi habitación. Oh espera no estoy en mi habitación, estaba todavía en la habitación de Lucrecia, me quedé dormido.

Poco a poco me fui incorporando y lo primero que hice fui coger mi teléfono móvil y vi que tenía dos mensaje de Tamara.

Tamara:
Espero que estes bien. Yo ya me fui a casa.
Si queres nos podemos ver el domingo?

Samuel:
Claro que quiero quedar contigo.
El domingo a las 11 en el mismo parque que siempre.

Involuntariamente cuando hablaba con ella sonreía. Nose si simplemente éramos amigos o había algo más.

Seguí sin darle más vueltas porque escuché como alguien entraba por la puerta. Era Lucrecia quien venía con una toalla envuelta en su cuerpo.

-Emm, Perdon!.- dije levantándome cogiendo mi sudadera.

-No tranquilo, si quieres puedes descansar más, solo venia a por mi ropa para poder cambiarme.

-No gracias, aparte tengo que hacer tarea muchas gracias.-dije directo hacia la puerta para poder salir. Iba con la cabeza agachada.

-No Samuel, gracia a ti de verdad. No se que hubiera pasado sino hubieras aparecido.- me sujeto de la mano impidiéndome salir.

-No hay de que.- dije en un susurro antes de salir por aquella puerta.

Me duche, comí y estuve toda la tarde haciendo tarea. Había empezado el trimestre hace nada y ya habían mandado un montón de trabajo era increíble no me imagino como será esto cuando valla subiendo de curso.

Se me hizo de noche, perdí la noción del tiempo y esto de estar estudiando me daba hambre. Así que salí de mi habitación a la cocina en busca de algo con lo que llenar mi barriga. Me encontré a Nadia en la mesa de la cocina con su portátil haciendo sus cosas.

-¿Tienes hambre?- dije preguntándola mientras me sentaba enfrente suya.

-No, pero si quieres te puedes hacer algo. He ido a la compra esta tarde. Puede hacerte una pizza.-dijo mientras recogía sus cosas- Bueno yo me voy a dormir que estoy muerta, Buenas noches Samu.

-Que descanses.- dije mientras esta salía de la cocina y yo me levantaba de la mesa.

Tenía que hacerme una pizza y era algo que no había echo en mi vida, así que me lo tome como un reto. Iba a dejar atrás lo de los macarrones recalentados que siempre hacía lo mismo.

Saque la harina, levadura, agua, sal, aceite... y más ingredientes que me fui encontrando. Menos mal que tenía el móvil para poder seguir todo esto porque sino no sabría como hacerlo.

Cogí un bol para mezclar la masa, mezclaba y mezclaba y me quedaba como agua. No era capaz de realizarla. En estos momento son en los que mi madre me viene a la mente como era capaz ella de realizar siempre tanta comida para nosotros y estar trabajando todo el día.

Seguí intentándolo pero no era capaz, me frustré de tal manera que pegué un golpe en la encimera de la cocina.

-Dios.- fue mi reacción al ver el daño que me había echo por tal golpe. Se me había puesto la mano  roja, pero seguramente sea solo del momento, no había sido para tanto.

-Hey, nos vas romper la cocina.- dijo alguien detrás mía.

-Lo siento, es que llevo como una hora intentando hacerme una pizza casera pero no soy capaz.- dije dándome la vuelta para ver a Lucrecia.

-Vaya, emm si quieres te ayudo. Yo se cocinar.- me dijo mientras se ponía a mi lado en la cocina.

-Wow, cada día me sorprendes más.

-¿Por que?- me dijo mirándome a los ojos.

-No se antes eras como más...- no me dejó terminar.

-No sigas-dejó de mirarme y se centro en el bol de la masa.

Me quedé mirando su cara no me había dado cuenta pero Lucrecia tenía unos ojos realmente preciosos y unos labios muy carnosos, por los que seguramente cualquier tío mataría por besarlos.

-Samuel!- me llamó mientras chasqueaba los dedos delante de mi cara.-Estás dormido o que- me dijo apoyando su mano en su cadera.

-Nono, dime

-Pusistes mal las cantidades, así que hay que hacer otra nueva. Anda pásame la harina.

Cogí la harina y la lleve hasta donde estaba ella, veía como todo lo que yo hice lo tiraba a la basura. Me daba pena ver como mi primer  pizza se iba a la basura.

-Bueno esto como va.- dije mientras iba hacia su lado.

-Si quieres te puedes ir, lo puedo hacer yo sola.

-No, yo quiero aprender. Que solo se hacer macarrones, y creo que si me sigo alimentando de eso voy a acabar como un bola. - dije mientras hacía señas con mi mano y inflaba mis mofletes en plan broma. Los dos soltamos una carcajada.

-Bueno que con pizza, igualmente seguirás saliendo como una bola. - imitó la misma acción que yo acababa de hacer por lo que soltamos los dos otra carcajada.

Su sonrisa era muy bonita, no me imagino por todo lo que ha tenido que pasar. Desde la muerte de polo, hasta lo del incidente de la fiesta.

-Vale entonces tienes que poner 2 cucharadas de aceite, un vaso de agua, el sobre de levadura y 2 g de harina.

-Bien empecemos.- dije cogiendo las cosas.

-No crees que es mejor, que lo haga yo y tú miras, así aprendes.

En cinco minutos ya tenía todo mezclado y la masa había quedado perfecta.

-Bueno suficiente me toca ami.- dije cogiendo la masa que ya estaba echa, me estaba aburriendo y además solo quedaba amasarla que era la mejor parte.

-No Samuel déjame ami que se hacerlo.- dijo mientras me robaba la masa de las manos.

-Ey, fue idea mía lo de la pizza.

-Si pero yo te salvé la pizza.- dijo con la masa todavía en sus manos.

Intente arrebatársela de las manos, pero ella me esquivo la puso encima de su cabeza con una mano y con otra me empujaba a mi hacia otro lado para que no lograse alcanzarla.
No se porque se me paso por la cabeza pero tenía la harina al lado así que cogí un puñado y se lo eché.
Me empecé a reír ya que tenía la cara entera llena de harina, esta situación era surrealista. Me empecé a reír y mis risas cesaron cuando sentí que un chorro me caía encima de mi cabeza. Ahora era ella la que se estaba riendo.

-Ya no necesitas aceite para el pelo honey.- me dijo mientras se reía.

Cogí más harina y se la comencé a echar, empezó una guerra por ver quien se echaba más cosas al otro por encima.

Llego un momento en el que no teníamos nada más que tirarnos. Estábamos los dos empapados de cosas que nos habíamos tirado, Lucrecia tenía todavía un puñado de harina fue a tirármelo pero al intentarlo como el suelo estaba manchado de aceite la harina quedó por los aires mientras que Lucrecia caía encima de mi y yo caí con ella al suelo.

Corazón con Subtítulos - LumuelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora