16 | LA ZORRA BORRACHA.

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EN CUALQUIER OTRO momento la castaña hubiera sentido culpa o remordimiento, pero cuando su espalda golpeo contra la pared de los vestidores masculinos y los besos del muchacho bajaban por su mandíbula, ella no tuvo que pensar en nada.

Se sentía como en el mar, nadando libremente sin preocuparse por las cosas que pasaban a su alrededor. Podía quedarse entre sus brazos, inhalando su aroma y dejandose llevar por los latidos de su corazó. Cuando estaba con él, nada más que ellos existía, no le importaba lo que hubiera hecho o dicho, o siquiera que la hiciera sufrir.

Disfruto de ese momento porque sabía que las cosas se complicarian y además, no podía decir que no había extrañado su presencia durante el tiempo que estuvieron separados.

Una tos fingida rompe el momento de los adolescentes que son obligados a dejar de besarse y observar con ímpetu al encargado de la interrupción. A Madison se le atoran las palabras en la garganta cuando ve a su amigo béisbolista frente a ellos con una mueca de disgusto en su rostro.

-Oye, ¿nos vemos luego?

-Uhm... no- responde parpadeando rapidamente y alejandose del chico perplejo.

El de rasgos asiaticos no le dice nada antes de salir de los vestidores y a ella le preocupa su silencio. Lo conocía bastante bien como para darse cuenta de que algo ocurría.

-¿Vas a decir algo o...?

-¿Enserio? ¿Con él, de nuevo?- pregunta incredulo.

El dúo se detiene en medio del estacionamiento y la castaña comienza a balancearse en sus pies siendo observaba fijamente.

-Ya sé, es sólo que yo...- guarda silencio e inconsientemente se aprieta la muñeca en donde tiene varias cicatrices antiguas-. No pediré perdón por eso- dice por fin.

Su amigo sólo suspira caminando hasta su auto y abriendo la puerta del pasajero. Él no entiende como es que alguien como ella puede salir con Montgomery de la Cruz, era simplemente una atrocidad.

Le dolía verlos juntos y por mucho tiempo intento convencerse de que solo era una etapa por la que Madison estaba pasando y que luego se daría cuenta de que él estaba allí, que siempre lo estuvo y siempre lo estaría. Y quizás por eso estaba tan preocupado de su declaración, no sabía como sería o lo que tuviera que decir, pero dudaba que a Madison le gustará alguna de las cosas que habían pasado ese verano antes de que su mejor amiga se suicidara.

-Jessica no pudo confesar la violación- menciona antes de girar por una calle.

Ella se muerde el labio y maldice para sus adentros pero también la entiende; nadie podría revelar fácilmente que fue abusada por el mejor amigo de su novio y que este último no había hecho nada para impedirlo. Se sentía mal por ella, porque no podía hacer nada más que apoyar a su amiga en las decisiones que tomará.

BROKEN HEART ↓ 13 reasons whyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora