BH | ❛ Hannah se suicido porque tenía el corazón roto. Porque todos habían hecho de su vida una miseria.
Pero Hannah no pensó en las personas a las que les rompería el corazón haber tomado aquella última decisión. ❜
¡PAUSADA TEMPORALMENTE!
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LAS CINTAS HABÍAN sido el inicio de todo un caos y mientras que Madison tomaba café con su madre, no pudo evitar pensar que todo hubiera sido diferente si su mejor amiga nunca se hubiera mudado.
La mayor se acercó a recibir un paquete en la puerta cuando el timbre sonó y eso ni siquiera alerta a la muchacha. Ella mantenía sus ojos pegados en el líquido humeante que bebía.
Había pasado varios días encerrada en su casa y sin ver a alguno de sus amigos, ni siquiera su novio había aparecido para saber cómo estaba.
Cuando su madre volvió a la cocina, se fijó en el sobre de manila que había dejado sobre la encimera y trago saliva al ver la mirada inquisisiva de su progenitora.
-Madison, cariño. Hablamos muchas veces de que los secretos te consumían y no eran buenos, pero al parecer tú tienes tantos que ahora no te reconozco.
-Lo siento, mamá- murmuró con la voz rota.
Tomo el sobre para abrirlo y leer su contenido. No pudo evitar detenerse en la mitad y romper en llanto cuando los brazos de Amalia Corregan la rodearon.
Hannah tenía la mirada perdida. Ni siquiera escuchaba lo que su amiga le decía o lo que le señalaba.
Repetía en bucle la noche anterior, la noche en la que Bryce la violó y ella perdió su alma. Quería gritar a los cuatro vientos y dejar de sentir.
-Creo que tengo que decirte algo, Madison- susurró interrumpiendo a la porrista.
La castaña la miro detenidamente y eleve una de sus cejas al ver la actitud de su mejor amiga. Ya había notado que Hannah se había comportado diferente desde un tiempo atrás, pero cada vez que ella preguntaba, un estoy bien era lo único que recibía.
-¿Qué pasa, Hannah? Estas asustandome- dijo cuando vio que la chica no se atrevería a hablar.
-Yo... es que- no pudo terminar cuando las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos.
Madison se apresuró para estar a su lado y envolverla en sus brazos acariciando su espalda mientras su blusa se empapaba por el llanto.
-Todo estará bien. Ya verás.
Y Hannah Baker le quiso creer. Ella quiso darle otra oportunidad a la vida.
No importaba lo mucho que llorara, parecía que las lágrimas eran interminables. Se aplico gotas en los ojos para el enrojecimiento y bajo las escaleras cuando la puerta fue tocada suavemente.
