BROKEN HEART ↓ 13 reasons why

10 | SHERI HOLLAND.

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MADISON SOLÍA DECIR que todos los seres humanos cometían errores, que simplemente eran acciones involuntarias. Por eso creía que todos merecían su perdón. Por eso daba segundas oportunidades.

Viendo la foto de Jeff junto a ella en el baile, intento recordar aquello. Nadie era culpable del accidente.

No prestó atención a la presencia en su costado. Siguió revisando la foto como si buscará el más pequeño error en ella.

El chico a su lado la miro apenado pero aún así pasó un brazo sobre sus hombros y la abrazo en su pecho cuando escucho sus sollozos. Ambos se mantuvieron abrazados y con los ojos cerrados durante un largo rato.

-Lo siento- murmuró la castaña limpiando sus mejillas y alejándose de su pecho.

Montgomery le dedicó una mirada comprensiva y beso su mejilla con amor, ella le devolvió una débil sonrisa.

Se levanto del porche de su casa e intento acomodar su cabello despeinado cuando un auto estaciono frente a su residencia. Fruncio el entrecejo y se acercó al vehículo ignorando los llamados del chico detrás de ella.

Sheri bajo del auto y le dio una rápida mirada al conductor para que se quedara allí, mientras que ella hablaba con su amiga.

-Madison, hola.

La susodicha la miro de pies a cabeza y cruzó sus brazos sobre el pecho con la fotografía en su mano.

-Hola- saludo.

La morena se movió en su lugar y bajo la mirada a sus pies. No soportaba ver a su compañera con los ojos llorosos y las mejillas rojas. Era su culpa, ella había matado al amor de su vida.

-Estaba preocupada por no haberte visto estos dias en Liberty y...- fue interrumpida por la risa seca de Madison.

Puso una mueca al ver a la chica en ese estado y se alejó unos pasos hacia el auto cuando está se le acercó y le golpeó el pecho con un papel en su mano. Lo recogió del suelo cuando no lo atrapó en el aire y se le secó la garganta al ver a los dos chicos con sonrisas sinceras en su rostro.

-¿Sabes, Sheri? Pensaba que tú y Hannah eran las únicas amigas que podría tener en este asqueroso pueblo- soltó con su labio inferior temblando-. Luego Hannah murió, y yo sólo te tenía a ti. Y... no lo sé, esperaba que alguien fuera honesto conmigo, pero tú no lo fuiste y sólo me viste como los demás- murmuró retirando las lágrimas de sus mejillas-. La perfecta Madison Corregan siempre ha tenido que soportar las mentiras y engaños, porque todos saben que ella no hará nada. Porque es perfecta- hizo comillas con aus dedos en la última palabra.

-Escucha, Maddie. Lo siento, ¿si? Debí decírtelo, pero tenía miedo.

Ella miro a Holland con los ojos entrecerrados, estudio sus gestos y las lágrimas que comenzaban a salir de los ojos suyos.

Falso. Todo es falso. Se recordó negando con la cabeza, viendo por última vez a su antigua amiga y regresando a los brazos de su actual pareja.

La morena apretó los ojos pero no insistió. Había decepcionado a muchas personas, pero la única que le importaba le estaba dando su espalda por su culpa. Sólo por su culpa.

(...)

Desde el auto de su padre logró visualizar a los paramédicos moviendo el cuerpo de Jefferey. Se removió en su lugar intentando controlar los temblores en sus manos y apretó los ojos contando del uno al diez.

Tenía las palmas manchadas de sangre y en su frente se dislumbraba el golpe que había recibido por el impacto del coche. Pequeños flashes de lo ocurrido anteriormente le hicieron sostener su cabeza y apretar la mandíbula.

Jeff arrastrandola hasta su vehículo. Ella gritándole y golpeando su pecho. Él colocando el cinturón de seguridad y dejándola en los asientos traseros. Los adolescentes observando todo en silencio y murmurando.

Todo el ruido de la discusión en medio de coche y luego, nada. Completo silencio.

Su mente intentaba atormentarla, culparla de que aquel accidente había sido su culpa. Quizás si ella no hubiera gritado y no lo hubiera distraído.

Todo se basaba en quizás, porque Jeff Atkins estaba muerto y nadie podría revertir lo ocurrido.

Sus padres la abrazaron mientras veían a su hija derrumbarse. Le acariciaron la cabeza con ternura y por primera vez, pudieron ver a través de ella. Por primera vez veían que estaba rota.

Madison, por el contrario, sentía un peso menos sobre sus hombros al hablar con sus progenitores. Contándoles la verdad y demostrando que ella no era perfecta, si no todo lo contrario. Ella era de huesos y carne, también sentía. No quería ser el ejemplo de los demás, sólo quería ser como los demás.

(...)

Fue inesperada la visita de Clay Jensen, pues la relación entre ambos estaba pendiendo de un hilo. Pero al menos él había sido honesto con ella aunque la verdad le hubiera hecho daño.

-Entonces, ¿estarás bien?- preguntó después de que su amigo le contará los últimos sucesos aue lo atormentaban.

Clay dudó, aún así asintió con la cabeza y bebió de la taza de té que la señora Corregan le había entregado.

-¿Y tú?- ella lo miró confundida-. ¿Estarás bien?

-Si, eso creó- murmuró después de pensarlo.

Se mantuvieron en silencio viendo las caricaturas en la televisión y sintiéndose en sus propios pensamientos. El chico fue el primero en hablar.

-No sé que suceda cuando escuché mi cinta.

Madison lo miró de reojo y apretó las manos sobre sus piernas.

-Tony y yo estaremos para ti, Clay- murmuró sin mirarlo, pero sincera-. Recuerda que no estás sólo.

-No más secretos.

-No más secretos- unieron sus meñiques en una promesa.

Algo que significaba más que su amistad. Porque sabían el valor de un juramento. Ambos estaban cansados de los secretos, porque ellos le habían arrebatado la vida a una chica.