18 | LA MÁQUINA DE TIZA.

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MADISON SABÍA MUCHAS cosas. Tenía guardados todos los secretos de la caja de Pandora y aún así nunca los divulgaba, era por esa razón que Clay Jensen y ella eran amigos.

Sólo que el primero hacia lo que creía correcto. Para ella era más difícil, con amigos populares fingiendo que su vida era perfecta, un novio que no quería aceptar que su mejor amigo abusaba de las chicas, y el secreto que ella tenía que guardar para no decepcionarlo.

¿Por qué ayudaba a ocultar a un violador?

La razón era fácil; no lo hacía por Bryce Walker, ella simplemente intentaba proteger la única razón por la que todavía no caía.

Quizás pronto lo haría porque él mismo se encargaría de empujarle, pero por el momento, Montgomery de la Cruz la seguía viendo como algo utilizable.

Ambos deportistas le temían, si. Porque Madison Corregan podía arruinar sus vidas con un sólo chasquido debido a todos los secretos que tenía sobre ellos. Sin embargo, creían también que Corregan todavía estaba dentro de su burbuja, en la que todo era color de rosas y no se atrevía a arriesgar todo lo que había formado por una chica muerta que había sido su mejor amiga durante años o incluso por los daños colaterales que llegaron tras esa perdida.

Eso era lo que ellos pensaban.

Pero Madison también comenzaba a preguntarse si lo que había entre ella y Montgomery era amor o sólo costumbre. Ya ni siquiera lo sabía.

Se sentía diferente, y no estaba segura de que a ellos les gustará eso, pero ahora no tenía de donde sostenerse.

―¿Te puedo preguntar algo?

―Ya lo estás haciendo, linda― bromeó el castaño acariciando la cabeza que descansaba en su pecho desnudo.

―¿Qué hay entre nosotros?

La sonrisa se desvanecio de su rostro cuando escucho a la chica entre sus brazos hablar, su mente divago durante unos instantes y la hizo pensar que quizás no hablo lo suficientemente alto para ser escuchada.

―Tengo que irme― mascullo de la Cruz y se levanto tan rápido que Madison no pude reaccionar.

Ella se incorporó en la cama, con la sabana cubriendo su desnudez y el ceño fruncido ante cada paso errático que daba el chico en busca de su ropa.

―¿Tienes que irte?― repitió incrédula.

―Disculpa, Madison. Yo...― no pudo continuar su mentira porque la risa seca de la mencionada lo interrumpió.

―Entonces soy esto para ti― le recriminó con dolor―. Me buscas sólo cuando quieres meterte entre mis piernas, es lo que siempre haces, ¿no? Y yo como estupida sigo creyendo que esto es amor― agregó.

BROKEN HEART ↓ 13 reasons whyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora