XI

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Maratón 2/4

El domingo cuando desperté me di cuenta que estaba sola. Abrí el refrigerador y vi una bolsa con una nota, ésta decía: “Floja, tu comida está aquí, solo métela al microondas. Te ama, mamá”
Bueno, al menos no preparé comida hoy.

Después de leer la nota me di una ducha y me puse unos shorts y una blusa sin mangas. Horas más después metí la comida al microondas y me senté a ver una serie.

Mamá llegó por la noche con una caja de pizza. Cenamos y me contó sobre su trabajo. Al parecer un compañero suyo gustaba de ella.

—Deberías darle una oportunidad —dije masticando mi pizza.

—Tal vez no, y no hables cuando masticas —respondió.

—¿Y por qué no? —dije cuando hube terminado.

—No lo sé Hall, estoy vieja para eso.

—Vamos, mamá, no eres vieja, eres muy joven y además bellísima, cualquier hombre moriría por estar contigo.

—Lo pensaré.

—¡Bien!

Cuando terminamos de cenar, recogimos los platos y subimos a nuestras habitaciones. En mi baño, cepillé mis dientes, y peiné mi cabello. Después me dispuse a dormir.

El lunes cuando desperté, me puse el uniforme y peiné mi cabello en una coleta alta para después bajar a desayunar con mamá. Al terminar subí a cepillar mis dientes y después ambas salimos; ella al supermercado y yo a la escuela.

Cuando llegué vi a Cassiy y corrí hacia ella quien me recibió con un abrazo.

—El peor fin de semana de mi vida —dije en cuanto nos separamos.

—¿Tan malo fue?

—Sí, todo empezó cuando antes de ir con papá llegó a mi casa un arreglo de flores con una nota que decía “Hallie, espero que te gusten tanto como tú me gustas a mí”

—¿Quién la firmaba? —cuestionó sorprendida.

—Una letra J.

—James.

—Tal vez.

—Jason.

—No.

—Entonces, ¿Hablarás con James?

—Tengo que hacerlo.

—Y, ¿Qué pasó después?

—¿Recuerdas a mi medio hermano Kendall? —asintió con la cabeza—. Dijo que le gusto.

—¿¡Qué!?

—Eso no es lo peor, Cassidy —hice una pausa mientras ella me miraba impaciente—. Me besó.

—¿¡Qué demonios!?

—Exacto, necesito conseguirle una novia.

—Hay una chica que coquetea con Harry, puedo darte su número.

—Matar dos pájaros de un tiro, me gusta —dije y la campana sonó avisándonos que llegaríamos tarde a clase.

Pasaron tres clases hasta que llegó la hora del almuerzo.
Salí del salón con Cassidy y comencé a buscar a James; después de unos minutos lo vi.

—¡James! —grité y volteó a verme.

—¡Hallie! —respondió acercándose.

—Te estaba buscando —dijimos al unísono cuando estuvimos cerca.

Amores confusos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora