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—¿Estás bien? —pregunto al chico que está sentado en la banqueta y tiene una botella en la mano. Lo sé, es peligroso acercarte a alguien en esas condiciones, pero, el chico se ve más o menos de mi edad y está bien vestido, parece que solo es una mala noche para él.

—Estoy bien, gracias por preguntar —responde y yo vuelvo a hablar.

—¿Necesitas algo? No lo sé, ¿Llamar a alguien?

—No hay a quien llamar —dice y levanta la mirada—. ¿Por qué te interesa ayudarme? Ni siquiera mi familia lo hace ¿Por qué tú sí?

—No tengo idea, pero creí que necesitabas ayuda así que me acerqué, solo eso, pero dijiste que no, entonces hasta luego, espero que lo que sea que pase se solucione —sonreí cordialmente y me alejé.

***

—¡Llegué mamá! —grité al entrar a casa.

—Estoy aquí —respondió ella desde la cocina.

Cerré la puerta y me dirigí allí.

—¿Pizza de nuevo? —pregunté.

—Mhm —dijo negando con la cabeza—. Hoy hay sandwiches.

—¿Cuándo estaremos instaladas exactamente? —cuestioné.

—Pues... Hoy es sábado así que tal vez, el martes.

—Entro a la escuela el lunes —repuse inconforme.

—Pues el martes ya tendrás tu lámpara de noche para que puedas quedarte leyendo hasta las 3:00am —dijo con un tono dulce.

—Bien, tú ganas, pero de verdad necesito mis cosas.

—Claro, siéntate a comer.

Obedecí y la cena fue muy agradable. Mamá estaba con el mejor humor posible y eso ayudaba al mío. Yo aún no superaba que el camión de mudanza hubiera llegado tres días tarde, ya que gracias a eso aún no estamos instaladas por completo. Mamá tuvo mucho trabajo y yo tuve que conseguir el uniforme y los libros para la escuela, así que no pudimos ordenar los muebles.

Al terminar de cenar fuimos a dormir, o al menos eso intenté, no dejaba de pensar en el chico de la calle, no estaba borracho aunque tuviera una botella en la mano, no se veía sucio así que no llevaba días ahí, tampoco tenía pinta de ladrón o asesino, entonces, ¿Que hace un chico como él refugiándose en la calle?

Después de darle muchas vueltas al asunto por fin dormí.

El domingo desperté y bajé a la sala. Encontré una nota de mamá que decía: “Mi niña, me llamo Karoleen, la madre de Linda, la vecina. Tuve que salir temprano al trabajo, te veo más tarde. Te amo.”

Problemas de que tu mamá sea médico: Nunca está en casa.
Pero la comprendo, su trabajo es lo que nos ayuda económicamente, además no me descuida, siempre que puede conversa conmigo y me ayuda con mis problemas.

Después de leer la nota, hice mi desayuno: sandwiches con lo que quedó de anoche. Fui a mi habitación y cogí un libro, me puse a leer y en resumen eso hice todo el día.

Odio las mudanzas, aunque está sea la primera vez que me mudo estoy segura de que las odio. Nuestros muebles no están en su lugar, no hay comida, wi-fi, ni tengo amigos; en fin, es un asco. Espero que al menos la escuela no sea tan mala.

Amores confusos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora