XV

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Al día siguiente en la escuela, Cassidy me apresuró a entrar al salón. Lo hice y vi un enorme ramo de tulipanes amarillos. Me acerqué y tomé la nota.

“«Quien viste de amarillo en su belleza confía.» Esa frase me recuerda a ti, buenos días. J.

Vaya, al parecer mi admirador es todo un romántico.

Ese día antes de ir a casa dejé una nota en mi asiento, ésta decía:

“Querido admirador secreto, me gustaría pedirle que salga del anonimato ya que para mí sería un honor describir las identidad del Romeo que busca conquistar con detalles y palabras lindas a su Julieta.
Dicho esto me despido no sin antes darle las gracias por sus regalos, es usted muy amable.
Atentamente: Hallie R.”

Cuando llegué a casa me duché de inmediato, debido a que sufrí un pequeño accidente con mi periodo.

Me vestí y preparé un poco de pasta que comí con la ensalada que sobró.
Terminé de comer y tomé mi celular, unos minutos después recibí un mensaje de Kendall.

Idiota (Kendall): Oye, ¿Dónde pasarás el verano?
Yo: Hola, ¿Por qué no saludas? Grosero.
Idiota (Kendall): Hola, ¿Dónde?
Yo: ¿Para qué quieres saberlo?
Idiota (Kendall): ¿Puedes dejar de ser preguntona y decirme dónde?

Antes de responder tuve la mejor idea de la vida

Yo: ¡CASSIDY!
Cass!: ¿Qué pasa?
Yo: Necesito el número de la chica.

El siguiente mensaje de Cass fue el contacto de la chica. Se lo envié a Kendall.

Idiota (Kendall): ¿?
Yo: Te diré a dónde iré solo si le envías un mensaje a esa chica.
Idiota (Kendall): ¿Qué le digo?
Yo: Solo di "Hola" y cuando ella te pregunte quién eres, respondes que eres un amigo de Harry. Luego le preguntas como está y cosas así.
Idiota (Kendall): Bien, ¿Cómo se llama la chica?

No lo sabía

Yo: ¡CASS!
Cass!: ¿Si?
Yo: ¿Cómo se llama la chica?
Cass!: Amanda.
Yo: ¡Graciaaas!

Yo: Se llama Amanda.
Idiota (Kendall): Ok.

Salí del chat y revisé mi Instagram. Diez minutos después recibí una foto por parte de Kendall. Era su chat con Amanda y le dijo exactamente lo que le dije.

Yo: Iré a la casa de verano de un amigo.
Idiota (Kendall): Mamá quería que vinieras.
Yo: Oh, solo serán las primeras dos semanas.
Idiota (Kendall): Bien, espera.

Dos minutos después me dijo:

Idiota (Kendall): Mamá dice que puedes venir la penúltima semana del éramos para que pases la última en tu casa.
Yo: Okey, los veré ahí.
Idiota (Kendall): Bien.
Yo: 👍🏻

Subí a mi habitación para hacer la tarea y puse música en mi celular. Me senté en la cama y tomé el libro de literatura, unos minutos después me recosté y... Me quedé dormida. Lo supe cuando llegó mamá.

—Hola, ya estoy aquí.

—Sí, hola, ya lo noté —dije tomando mi celular pero estaba apagado—. ¿Qué hora es?

—Casi las tres de la mañana —respondió.

—Tengo hambre —dije.

—¿No cenaste?

Negué con la cabeza.

—Me quedé dormida.

—Baja, hay galletas y leche —asentí y mamá salió de la habitación. Conecté mi celular al cargador y bajé.

Mamá puso las galletas en un plato y leche en un vaso, comí en silencio y cuando terminé le di un beso de buenas noches y subí a dormir de nuevo, en verdad tenía sueño.

[...]

Por la mañana cuando desperté me puse el uniforme, peiné mi cabello en una cola de caballo, desayuné, cepillé mis dientes, tomé mi mochila, le di un beso a mamá y fui a la escuela.

Llegué a mi salón y en mi asiento había una caja de chocolates con una nota que decía “Buenos días. J.”

—Ese tipo debe saber todo sobre ti —dijo Cass.

—¿Por qué? —pregunté confundida.

—Te manda flores, te da un oso de peluche, tulipanes, y ahora, tus chocolates favoritos. Por lo que me has contado siempre soñaste con todo eso.

—Debe ser una coincidencia Cass, tranquila —dije y sonreí.

—Claro, y vivimos en Marte.


La clase empezó y olvidamos el tema, al menos yo lo hice. En el almuerzo le conté a Cass sobre Kendall y Amanda, ambas estábamos emocionadas.
A la hora de salir ambas fuimos a nuestras casas.

Cuando llegué, comencé a empacar, tenía una maleta que nunca usé así que decidí que era su oportunidad.
Busqué pijamas, trajes de baño, ropa interior, jeans, blusas y sweatters de lana, al final guardé dos pares de zapatos y unas sandalias.

Cerré la maleta y bajé a ver una serie. Mientras la veía comía chocolates, después de 5 cinco capítulos la caja estaba vacía.

¡Por eso tienes acné!

Me reprochó mi conciencia y le ordené que se callara.
Yo tenía muy poco acné y era normal, aunque después de hoy tal vez tendría... Ah, no importa.

Terminé las dos temporadas que tenía la serie y subí a leer un libro, ya era tarde pero mamá aún no llegaba.

Bajé de nuevo para cenar —¿Desayunar?— y unos minutos después llegó mamá. Me contó que hubo una emergencia en el hospital y tuvo que quedarse a ayudar a sus compañeros.

Los médicos son héroes sin capa y sin supertraje. Mamá es una heroína doble.

Antes de dormir le di un abrazo muy fuerte.




Nota de autor

Otra vez dejé de actualizar, bruh.
Pero fue porque han sido días duros, igual, mañana habra nuevo capítulo.
¡Muchas gracias por leerme, me haces muy feliz!

Amores confusos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora