Capítulo 4. La Maldición del Sol.

214 21 7
                                    

Mel sudaba frío y se retorcía en la cama, jadeaba debido a las pesadillas.

-No – murmuraba – Por favor, no mueras.

Tomó una gran bocanada de aire y despertó repentinamente levantando su mano izquierda hacia la nada, como si quisiera tocar algo al techo con desesperación marcada en su rostro.

Se sentó entre las mantas y trató de tranquilizar a su acelerado corazón, las pesadillas habían empezado realmente en todo su esplendor sobre su mente, trató de regular su respiración en balde.

Se levantó de la cama descalza y caminó hacia el baño para lavar su rostro, tragó saliva una vez que se vio en el espejo, se observó pálida, más de lo de costumbre, con un par de bolsas debajo de sus ojos, no había descansado nada en unas 5 horas. Salió del cuarto del baño sintiendo que eso no tenía fin y dirigió su vista hacia el reloj en su mesita de noche a un lado de la cama.

-Las 3 am – murmuró al ver un 3:05 am marcado en el reloj electrónico - ¿Dark? – cerró los ojos y volvió a abrirlos en espera de alguna respuesta, pero nada.

Se dirigió hacia el gran ventanal de su cuarto, aquel daba hacia el ala este del castillo, observando un vasto bosque alrededor, un árbol la acompañaba a esa altura.

La luz de la luna alumbraba las tierras y las hojas de los árboles con ciertas luces que les hacían lucir cual pintura al óleo.

-No está Dark y no puedo dormir – se relamió los labios - ¿Podré salir?

Se dirigió a la puerta de su alcoba para asomar la cabeza, en el fondo del pasillo logró ver a un hombre mayor montar guardia.

-Tsk, al parecer no – murmuró para cerrar la puerta regresando al interior de su habitación. Regresó al ventanal y buscó alguna manera de bajar usando su cabeza para pensar, aunque se mareaba al ver la altura, un peculiar miedo la azotó de golpe junto al frío de la noche.

Las malditas alturas eran su peor enemigo, posiblemente con todo lo que había vivido, era más terrorífico caer desde un séptimo piso que enfrentar al rey de las tinieblas.

Subió levantando un poco su vestido blanco para dormir y admiró el árbol frente a ella. Llenó de aire sus pulmones y saltó alcanzando las ramas del susodicho, se rasgó las palmas debido a las imperfecciones de la madera contra su piel y se dio cuenta dos cosas, que su cuerpo era ligero y que la madera que tomaba era resistente. Admiró los dedos de sus pies quienes ahora flotaban a una altura mayor de 10 metros al piso. Sintió la adrenalina recorrer cada parte de su cuerpo y pensó de nuevo en usar las demás ramas, se columpió usando sus piernas para tomar impulso, alcanzó varias ramas hacia abajo hasta estar más cerca del suelo y soltarse, cayendo perfectamente y sintiendo el suave césped debajo de las plantas de sus pies.

Caminó sobre aquel verde oscuro sin detenerse a mirar atrás, se mordió el labio inferior para desviar la atención de su mente del dolor que existía en su pecho hacia la carne de sus labios, a tal punto de casi sacarse sangre.

Sin darse cuenta cuántos metros había caminado, Mel logró divisar aguas cristalinas frente a ella iluminadas igualmente por la luna. Manchas blancas y brillantes sobre el reflejo hacían verlo todo tan hermoso a su vista, que sonrió ampliamente.

Era la primera vez en mucho tiempo que el dolor no la tumbaba en la cama hasta que el día tocara su piel, Ilia se percató del dolor de su hermanastra mayor y le hizo preguntas hasta que sacó la verdad a medias de la boca de Mel a punta de amenazas.

-Si tan sólo pudieras ver esto, Link – se refirió a su primer compañero – De alguna manera lo ves, ¿Verdad? – preguntó hacia los cielos estampados con estrellas brillantes, de película – Estás en el cielo ahora – sonrió para seguidamente sentir una punzada del lado al lado de su cabeza y pecho, haciéndola caer de rodillas frente al agua y abrazarse a sí misma – Alguien, por favor – hizo una pausa – Ayúdeme – para luego observar un pequeño bolsillo, un bulto que no se había percatado que tenía se asomó detrás de la tela blanquecina.

ASM4SH FANFIC. La viajera de otro mundo IV. Los Forasteros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora