Capítulo 9. Tragedia y destino.

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Como cada noche desde su llegada a Aita, los tres mentores se reunieron, pero esta vez Jezbeth irradiaba una felicidad que pocos conocían. Ya podía saborear el éxito de su arduo trabajo, estaba seguro de que dentro de poco tiempo, aquello por lo que tanto había luchado daría frutos. Estaba ansioso por recuperar todo lo que le había sido arrebatado cuando fue exiliado, y aunque sus compañeros eran fieles sirvientes, no conocían las verdaderas intenciones de su jefe. Eso le hacía honor al nombre que se había robado en un intento de ocultar sus huellas.

El verdadero Jezbeth era el señor de las mentiras y la estafa, pero desconocía que había sido de él cuando traicionó a la Supremacía. Es por eso, que fue demasiado sencillo apoderarse del nombre de alguien que nadie iba a extrañar. En medio de sus pensamientos miró a sus dos secuaces, y sintió pena por los dos. Agares alguna vez fue muy poderosa, tenía a 31 legiones de demonios que la seguían y además tenía un título de Duquesa en el inframundo. Sin embargo en la guerra contra el dragón negro se atrevió a traicionar a la supremacía. Por otro lado, Asmodeo en el pasado había sido un príncipe respetado por todos. Era el señor de la lujuria, y tenía la habilidad de corromper hasta a el más santo. En algún momento Jezbeth llegó a sentir gran admiración por él, pero desde que la supremacía los había castigado, no era más que un imbécil que no podía hablar sin trabarse a cada momento. 

Los demonios aliados no tardaron en notar el estado de ánimo de su jefe, y no pudieron resistir la tentación de hacer preguntas.

—Hoy es uno de esos momentos de gloria para ti, ¿no? —Agares fue la primera en arruinar el momento.

—Buen ojo Agares, acertaste. Ahora cállate y déjame disfrutarlo—respondió con fastidio notable.

—¿Hay buenas noticias, jefe? —lanzó Asmodeo.

—Si han hecho bien su trabajo, todas son buenas noticias.

—En cuanto a eso...—Asmodeo estaba nervioso y bajó su mirada hasta el suelo, en espera de la reacción de su jefe.

—¡Ahora que, pedazo de inútil! 

—Lo siento señor—Asmodeo se cubrió la cara con los brazos de inmediato, a pesar de ser bastante grande, le tenía un horror terrible a su Jefe— No he conseguido deshacerme de él. Lo he enviado a los lugares más peligrosos y siempre regresa. Se me han acabado las opciones.

—Si no lo desapareces para el día del eclipse te voy a arrancar la cabeza. ¿Entiendes?

Los ojos del jefe se tornaron de un color rojo intenso, como la sangre de los hombres caídos en batalla. 

—Sí señor—Asmodeo temblaba sin control. Podría haberse orinado encima en ese momento.

—¡Ah, el eclipse! No puedo esperar más, estoy demasiado hambrienta. Ya no puedo seguir alimentándome de asquerosos animales. —dijo Agares poniendo una mano en su frente, en un ademán de sufrimiento.

—Pronto podrán cazar. Además, esa será mi noche especial.

—Necesito saborear almas frescas—Agares lo ignoró por completo, imaginando tan esperado momento.

—Pues tendrás que esperar un poco más, glotona de mierda. Porque si Mórrigan se da cuenta de que le falta una sola alma fuera del día de caza, te va a encontrar. ¿Y sabes lo que eso significa, verdad?

Agares palideció al escuchar aquello, ni siquiera podía imaginar lo que podría hacerle la supremacía si la encontraba después de traicionarla por segunda vez. Trató de mantener la compostura, se acomodó el vestido y luego explicó.

—Solo estoy ansiosa de probar el alma de un ángel. Jamás pensé que podría experimentar eso, ni en mis mejores tiempos.

—Claro, la Reina.—hizo una pausa— ¿Por qué habrá tomado esa decisión tan estúpida? ¿De verdad creyó que iba a cambiar algo?

IMPERIUS. La leyenda de Black Dragon.  [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora