Capítulo 20. De cara con la muerte.

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La diosa, o tal vez dios, de la muerte sentía desprecio por esos demonios miserables, pero aun con eso su rostro estaba inexpresivo. Poco a poco comenzó a amanecer y el paisaje se hizo aún más deprimente. Los pedazos de la bestia de Behemoth estaban tirados por todos lados mientras palpitaban de forma asquerosa. Los ex maestros a medio quemar, quedaron situados frente a la impecable Supremacía, y detrás de ellos estaba el cuerpo inerte de una jovencita. Los árboles de los alrededores fueron carbonizados por la furia del dragón y el suelo estaba enlodado por la tormenta de la noche anterior. Maddox seguía abrazado de Yasley intentando mantenerla a salvo del nuevo demonio. A pesar de todo y de la presencia de Mórrigan, las avecillas comenzaron a cantar con la llegada de los rayos del sol.

—Mórrigan, tienes que escucharme. —dijo Behemoth rápidamente — Al fin lo conseguí, el sector Sur es nuestro. Me deshice de la antigua Reina y a pesar de que el Dragón Negro se salió de control, al fin cayó muerto. Shaman jamás volverá a desterrarte, serás libre. —explicó triunfante.

La Supremacía le echó un vistazo a Black y luego de vuelta a Jezbeth.

—¿De qué estás hablando? — preguntó Agares — ¡De qué carajo estás hablando, Behemoth! ¡No me jodas! ¡Estábamos juntos en esto!

El demonio solo la ignoró.

—Nos engañaste... Y además nos usaste... —terminó de decir con su último hilo de voz.

Behemoth aún miraba a Mórrigan lleno de esperanza, esperando a que lo perdonara y regresara con él. Jamás se volvería a separar de ella, la amaba más que nunca.

—Ya tuve suficiente de ustedes, y sobre todo de ti Behemoth. Te metiste con mi trabajo y eso no puedo perdonártelo. ¡Me has desobedecido, traicionado y además retado! —esta vez sí se veía furiosa.

—¡Lo hice todo por ti! Aun te amo Mórrigan. Por favor escúchame.

—No te vuelvas a dirigir a mí de esa forma. Soy la Supremacía, y tú un demonio insignificante. ¿Te queda claro?

Maddox observaba todo a la distancia sin poder creerlo, estaban pasando demasiadas cosas en muy poco tiempo. ¿De eso se trataba todo? ¿Jezbeth les había mentido solo para volver con su ex pareja? Y al parecer ese ni siquiera era su nombre real. Sintió demasiada rabia y las lágrimas corrieron por su cara nuevamente, su nariz estaba tan roja que le ardía. Con cuidado colocó a su amiga en el suelo y se puso en pie una vez más, avanzó a paso rápido en dirección al demonio, poco a poco comenzó a trotar y luego a correr hasta él levantando su espada. Cuando estuvo casi sobre su objetivo Mórrigan lo detuvo en seco.

—Si no quieres tener problemas conmigo será mejor que te detengas. —dijo en tono amenazante.

—¡Por su culpa mi familia está muerta! —gritó al borde de la desesperación — ¡Lo voy a matar aquí mismo!

—Te equivocas, todavía no están muertas. Lo sabría si fuera así.

Maddox la miró con un destello de esperanza en los ojos.

—Pero si no te las llevas de aquí ahora mismo, morirán. — miró a Black por unos segundos — Esa niña tiene algo que me pertenece, llévatela o se lo arrancaré yo misma.

El chico corrió de inmediato a levantarla y posteriormente se dirigió a Yasley para llevarse a ambas con él. Quiso acercarse a Mórrigan para agradecerle pero inmediatamente se arrepintió. La cara de esta se deformó de manera horrible cuando su boca se abrió tanto que cortó sus mejillas, y los ojos se le hundieron dejando dos huecos oscuros al tiempo que desde su interior salieron manos desencarnadas. Los alaridos de las almas en pena aturdieron los oídos del muchacho para luego arrastrar a los demonios traidores hasta el interior de la diosa de la muerte. Behemoth gritó desesperadamente, tratando de sostenerse de cualquier cosa, pero fue inútil. En cuestión de segundos los tres demonios fueron absorbidos por la Supremacía.

IMPERIUS. La leyenda de Black Dragon.  [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora