Capítulo 17. Corazón de demonio.

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El castillo estaba destrozado al igual que muchos de los cuerpos que descansaban bajo los escombros. Black el dragón merodeaba por todo el lugar en busca de extinguir cualquier indicio de vida. La conciencia del demonio dominaba a la joven, escondiendo su raciocinio en un lugar muy oscuro. El animal estaba buscando a alguien en especial, a quien había ordenado terminar con la vida de dos seres inocentes unas horas antes; sin darse cuenta de que ella había hecho una atrocidad igual. Su sed de sangre acrecentaba a medida que pasaban los segundos, pero a pesar de que podía olerla no la encontraba en ningún lugar entre las ruinas. De un momento a otro volvió a su forma humana, pero sin recuperar su conciencia. La ropa que le había dado Meiga aun la cubría, era igual de mágica que su creadora. De la boca de Black salían gruñidos enfurecidos, cada que creía dar con su objetivo pero solo era un cadáver más.

A los alrededores nada era mejor, el pueblo de Folks estaba destruido y los pueblos vecinos habían huido inmediatamente al enterarse de la tragedia. El silencio reinó todo hasta que los grillos comenzaron a cantar al anochecer. Maddox sintió un nudo en el estómago al ver el paisaje y de inmediato temió por sus amigas, se dirigió a prisa hasta el cuartel del ejército con la esperanza de encontrarlas ahí. Para su mala suerte todo estaba deshecho también, no había rastros de alma alguna; o eso fue lo que el chico pensó.

Volteó su cabeza de inmediato cuando una voz débil lo llamó.

—Ma... ddox.

El joven la reconoció de inmediato y averiguó su procedencia.

—¡General McTyler! —se acercó hasta aquel hombre y lo ayudó a liberarse de todas las rocas que lo mantenían preso—¿Qué ocurrió?

Una vez que McTyler pudo enderezarse, recargado en un pedazo de escombro, respondió con voz rasposa.

—Fue Black, tienes que encontrarla a ella y a Yas —tosió—, no sabemos de lo que puedan ser capaces todavía.

—Black... ¿Qué tienen que ver ellas con todo esto? —Madoxx tenía los ojos abiertos de par en par por la sorpresa.

—Maddox, he estado observando a esos maestros desde que comenzaron a entrenarlos y son los causantes de todo. La que provocó este desastre fue Black, tuvo un enfrentamiento con Yasley por tu muerte.

—¿Mi... muerte? —Maddox sentía que la cabeza iba a reventarle.

—Las respuestas no están en mí, debes ir con ellas ahora mismo. Diles que sus mentores no son lo que creen.

—Pero el Maestro Asmodeo...—replicó Madoxx inmediatamente.

—No son más que viles demonios. Estuve investigando y descubrí que el sector Norte está repleto de ellos. Podría jurar que ni siquiera son los verdaderos visitantes de Zephya. —McTyler se sintió impotente por no haber hecho nada al respecto antes, y era aún peor justo ahora que se encontraba cara a cara con Maddox— ¡Ahora márchate!

—¡No puedo abandonarlo aquí en ese estado!

—Voy a estar bien. —dirigió una sonrisa amable a Maddox, quien había permanecido arrodillado frente a él en todo momento—Me encargaré de buscar sobrevivientes. ¡Ahora vete Sargento! ¡Es una orden!

—¡Mi General! —respondió.

Maddox se puso de pie y subió a su caballo, luego se dirigió hasta el castillo a toda marcha. Tenía que averiguar qué estaba pasando y no podía quedarse a discutir. Cuando finalmente llegó al lugar se encontró con lo mismo que vio durante todo el recorrido por el pueblo, desastre total y llamas casi apagándose en sitios al azar. Bajó del animal con agilidad cuando logró divisar una figura que caminaba sobre los escombros, si sus ojos no mentían, se trataba de Black. Corrió hasta su amiga pero esta gruñó en medio del suelo lleno de cadáveres, fue entonces cuando pudo apreciar la masacre a detalle. Se quedó pasmado y de pronto la chica lo atacó.

IMPERIUS. La leyenda de Black Dragon.  [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora