Detrás de una caja

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ESPECIAL DÍA DEL NIÑO 1/?
Parte 1/2


Ucrania
15 de abril de 1945

-¿Entonces, viviremos aquí mientras papá...vigila a las personas malas?

Preguntó el menor con inseguridad, observando la nueva casa temporal que tendrían. Su padre era parte de un sistema que no lograba entender del todo, solamente había podido comprender que castigaba a hombres malos y mataba monstruos que podían llegar arrancarte la piel. Un escalofrío recorrió el pequeño y pálido cuerpo ante la idea de quedarse sin piel.

Su madre le dio una caricio en su cabeza cubierta por el sobrero complementario del uniforme que tenían que usar todos los pertenecientes al grupo Nazi. Habían sido transferidos a un área diferente, eso significaba que la cabeza de la familia Kent había subido de puesto y ahora atendería más asuntos de forma personal.

-Exactamente Jon, y tú podrás ir con los demás chicos a los servicios. No más maestros en casa ¿no te encanta?-Le respondió de forma dulce acariciando su cabeza. Un adolescente pasó a su lado y se rio por el gesto de la mayor, se colocó unos lentes de sol y se sacudió la suciedad invisible de su pulcro y nuevo uniforme.

-Vamos madre, mi hermano ya es lo suficientemente grande para que lo sigas mimando como un bebe ¿o acaso eres un bebe, pequeño Jon?-Se burló entrando a la casa.

-¡Claro que no, tonto!

-Eso creí.

La familia entró y detrás de ellos unos soldados entraron con maletas y las dejaron en la entrada de la casa, hicieron un saludo respetuoso a la dama y se retiraron.

-Muy bien jovencitos, lleven sus maletas a sus habitaciones-Recordó Louis escuchando las pisadas rápidas dirigidas al segundo piso. -¡Y no olviden que tienen que reunirse con los demás a medio día!

El grito de la mayor quedó flotando detrás de la puerta de madera para los oídos de Jon. Soltó el baúl y seco el sudor de su frente con la manga del saco de su uniforme. Observó con curiosidad su nueva habitación. Paredes tapizadas de azul con puntos verdes, carteles de Hittler en cada una, un gran armario de madera y un escritorio con nuevos libros. Y sobre este descansaba una nueva navaja con una carta de bienvenida de parte de su padre.

La guardo en uno de los compartimientos en su cinturon y salió de puntilla de su habitación. Aunque seguramente que con el ruido de la radio de Kon que abarcaba toda la casa, no era muy necesario. Bajó las escalares asomándose para no toparse con su madre y salió por la puerta trasera. Probablemente el escabullirse en un nuevo vecindario no sería la mejor idea, a menos que seas Jon y la curiosidad te gane.

Vio a muchos soldados marchar en las calles portando el símbolo nazi con orgullo, niñas pequeñas corriendo con largos vestidos con holanes, otros niños como él portaban uniformes parecidos a los soldados. Los rumores acerca de una guerra ponían más paranoicos a los Nazis.

Caminó entre las calles observando todo hasta que se detuvo en las últimas casa y se golpeó a si mismo la cara.

-OH rayos, volví a perderme-Se regaño a sí mismo buscando a alguien que pudiera decirle hacia dónde ir. Iba ha acercarse a un militar cuando varias tropas y tanques entraron por las calles. Fue empujado por la gente hasta un callejón desolado.

-¡Auh! Que groseros-Se quejo levantándose del suelo y sacudió su ropa. Su madre los mataría si lo arruinaba. Estaba pensando en eso hasta que un ruido lo distrajo, se acercó tembloroso, en su mente ya habían pasado mil y una opciones aterradoras. Sacó la navaja de su cinturón y se acercó. Él no tenía miedo.

Una sombra se asomó por detrás de la basura. OK, tal vez si tenía miedo.

-¿Q-quién anda ah-ahí?

¿Qué tal sí...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora