Capítulo 1

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KRISTAL

Miro atentamente a mis alrededores, escondida destrás de una roca gigante que está apartada en el jardín del castillo. Me aseguro de que todo está despejado para así poder salir de este lugar —que tanto tiempo me mantuvo aprisionada— sin problema alguna. Y con eso me refiero a no encontrarme a ningún guardia de camino.

Estoy solo a unos pasos para conseguir mi libertad, lo único que tengo que hacer es atravesar la puerta trasera que conduce a un camino de piedras hacia la montaña. Una carrera totalmente recta, si consigo fallar en ésto, es que soy inútil.

Mis oídos están en alerta analizando los ruidos que hay en esta zona del jardín, sobre todo me concentro en los pasos que se van alejando. Un mechón de mi larga cabellera lila se posa en mi cara por el viento y con la mano la vuelvo a poner detrás de la oreja, atenta en la sombra del último guardia que desaparece cuando éste dobla la esquina.

<<¡Es ahora!>>

Echo a correr a toda velocidad, sin perder ningún segundo. La frescura del aire en mi cara y soplando mi pelo en una coleta baja alborotada, al tiempo que levanta mi flequillo; me encanta esta sensación.

Puedo sentir la libertad ya a mi alcance, a unos cinco pasos más o menos. Sin embargo, esos cinco pasos se alargaron demasiado cuando oigo aquel grito:

—¡Deténgala! ¡Que no escape!

Frente a mí, a una velocidad increíblemente rápida para mi gusto, aparecen dos guardias —uno en el lado derecho de la puerta y el otro en el izquierdo— de tamaño colosal. Visten con un mismo uniforme gris y sendos lanzas en sus manos, hacen una cruz ante mi salida, impidiéndome escapar.

Me detengo en seco y más pasos de guardias se hacen presente, rodeándome por completo. Uno de ellos se acerca más, quedando frente a mí mirándome cara a cara. Ante su presencia, me siento más observada de lo normal ya que todo lo que va siendo su cabeza, está total y completamente invadida por muchos, muchísimos ojos. Lleno, literalmente. Se trata del mismo que antes dio la orden de detenerme.

Él suspira negando levemente su cabeza mientras arrodilla una pierna al suelo y habla:

—Princesa, ya va la quinta vez en los últimos siete días. —Conforme pronuncia aquellas palabras, varios de sus ojos pestañean—. Se supone que nosotros, la guardia real, estamos para detener a los invasores, no a usted.

Resoplo resentida mi flequillo poniendo los ojos en blanco al mismo tiempo que cruzo los brazos. Cinco veces que lo intento y en las cinco fracaso, está claro que este reino está más que bien protegido.

—No tenéis porqué detenerme —murmuro lo suficientemente alto como para que me oigan.

—Alteza, eres la segunda princesa del Reino Mágico Celestial. Fuera del castillo hay demasiado peligro..

—... Y que podrían hacerme daño y todo eso. Ya lo sé, me lo has dicho muchas veces.

Es el mismo sermón sin cambiar una sola palabra, ya me lo sé de memoria y todo.

—Pero, aun así, sigue sin hacernos caso y tratando de salir —añade después de que le interrumpiera.

Por el hecho de ser princesa me tienen encerrada aquí dentro sin dejarme salir ni para tomar el aire. Bueno, es cierto de que me tratan casi todos genial y nunca me falta nada —excepto libertad y amigos—; en invierno no paso frío y en verano no me aso de calor. Sin embargo, siento curiosidad, quiero ver lo que hay más allá de las malditas murallas que me tienen prisionera. Ver el mundo del exterior y conocer gente nueva.

Order and Chaos©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora