Capítulo 6

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ADALIAH

—¡Princesa!

Dejo de mirarme al espejo para girar levemente la cabeza y así observar por encima del hombro a la sirvienta que ha entrado gritando apurada a mi habitación. Se ve bastante alterada por su respiración.

—Habla —le doy la orden de contarme qué es lo que alarma tanto.

La chica se pone de rodilla en el suelo con la cabeza agachada y el pelo castaño hecho un moño.

—Alteza, todos los del castillo, los sabientes de la desaparición de la princesa Kristal; hemos intentado ocultarlo para que la información no saliera a fuera y que nadie más se entere. Pero, aun así, algunos de la nobleza ya lo saben... —anuncia ella bajando cada vez más la voz.

Suelto un suspiro levantándome de la silla.

—Lo que no se puede evitar, tarde o temprano se tenía que revelar. —Camino hasta ponerme enfrente de la sirvienta con orejas de gato y la ayudo a levantarse.

—Alteza, temo por su hermana —murmura cabizbaja.

Doy media vuelta dándole la espalda y dirijo mis ojos hacia la ventana abierta. Si saben que Kristal ya no se encuentra protegida en el castillo, lo más probable es que vayan a ir detrás de ella. La única ventaja que tenemos ahora es que no saben con exactitud hacia dónde se fue ni por qué puerta salió.

—Yo también me preocupo, pero no servirá de nada. Ahora sólo me queda recurrir a él —hablo en voz alta, más para mí misma que para la chica que está a mi lado, ya que no sabe de quién se trata.

Estoy segura de que, aunque ha pasado muchos años, aún recordará cómo es Kristal y sabrá reconocerla.

Me acerco hacia la paloma mensajera que tengo en una jaula colgada en la terraza de mi cuarto, y, con la nota escrita ya en la mano, lo ato a su pata y la suelto para que vuele hacia su destino. Tiene un largo camino que recorrer, espero que llegue a tiempo.

—Alteza, ¿a quién has recurrido? —pregunta curiosa la chica de orejas de gato, Meira.

Me giro hacia ella y respondo:

—Al segundo hijo del conde de la Aldea de fuego, Reino Mágico Elemental. —Encamino de nuevo hacia el interior de mi habitación, con Meira a mis espaldas, me siento otra vez frente al espejo.

—¿Por qué a él? —Sonrío mirándola por el reflejo del espejo.

—Se puede decir que es el primer amigo de Kristal.

Toda mi esperanza reside en él ya que no conozco a nadie más de afuera que querrá ayudar a mi querida hermanita de corazón.

—Vamos —hablo poniéndome de pie y saliendo de la habitación—. Vamos a buscar al general Duncan.

🌕🌕🌕

—Entiendo tu preocupación, pero ya has hecho lo que has podido. Ahora depende de si Kristal se pueda defender.

Estamos los dos solos en el campo de entrenamiento ya que los demás soldados se encuentran comiendo a estas horas y he mandado a Meira que vaya a hacer sus cosas.

Duncan trata de hacerme sentir mejor y que no esté todo el día pensando en ello. Y sí, tiene razón. No podemos salir a buscarla porque alertaremos a más gente y eso hará que no pueda estar segura en ninguna parte.

Suelto en suspiro cerrando los ojos mientras los rayos del sol me dan en la cara. El campo de entrenamiento es un lugar abierto, por lo que puede entrar perfectamente la iluminación natural.

Order and Chaos©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora