Capítulo 8

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DAM

Nos quedamos en el puesto de comida esperando a que Kristal salga de hacer sus necesidades, pero la verdad es que tarda lo suyo, ¿le habrá sentado mal la comida? Levanto un poco la cabeza para mirar al conde ya que él es un tanto más alto que yo.

—¿Todas las chicas tardan tanto en el baño o solo es ella? —pregunto retóricamente, sin esperar respuesta alguna.

—A saber —comenta el conde con los brazos cruzados en el pecho—. Con lo tonta que es, quizás se haya caído por el hoyo.

Está más claro que el cielo de un día soleado que, si no hay otras personas con nosotros, Hettui es un poquito más abierto. Eso se debe a tantos años de compañerismo y por todas las cosas que hemos pasado juntos. Sé perfectamente que me toma más como un hermano que como su guardia personal, y, por ello, por esa confianza que tiene en mí; no le puedo fallar.

Hay personas del reino, cuando salgo de la casa del conde, que me preguntan que si Hettui es como es por la muerte de sus padres; pero no, era más o menos así desde que le conocí. Aunque, debo admitir que, de pequeño era tímido y ahora es... más él.

Lo que me llega a preocupar es, estando en un mundo así y teniendo en cuenta las cosas que hacemos, si me llega a ocurrir algo, ¿qué será entonces de él? De por sí no confía en mucha gente, se quedará más solo que antes.

—Vamos a sacarla del baño —habla interrumpiendo mis pensamientos.

A pasos normales, camina hacia la dirección del aseo sin darme la oportunidad de detenerle.

—Conde, es un baño donde una chica ahora mismo lo está usando —trato de hacerle cambiar de idea ya estando frente a la puerta.

Él se detiene mirando fijamente la puerta de madera con una expresión seria de ceño fruncido. Tengo la ligera sensación de que quiere tirarlo abajo y, no le culpo, de verdad que la chica lleva bastante tiempo allí dentro.

—¡Kristal!, ¿sales ya? —llamo para ver si da señales de vida, pero no recibo respuesta alguna—. ¿Kristal, estás allí?

Pruebo a llamar más veces pero sigo sin obtener nada de su parte. Miro hacia el conde y él a mí, los dos extrañados del silencio que hay dentro.

—Kristal, si sigues sin dar señales de vida, vamos a tirar la puerta abajo —hablo una vez más y, como todas las veces anteriores; nada.

—Tíralo, Dam.

Obedezco la orden del conde asintiendo la cabeza y me acerco un poco más al baño. De una patada, echo la puerta abajo encontrando con el interior totalmente vacío.

—No está —murmuro para mí mismo.

Me giro para mirar al conde y veo disgusto claro en su cara: mandíbula tensa y el ceño fruncido. Kristal no ha sido muy lista con eso de escaparse.

—¿La buscamos? —pregunto aunque sé que la respuesta será un no.

No tiene caso intentar buscarla entre tanta multitud y, además, ya se habrá ido lejos o escondido en alguna parte. También, si montamos una buena con el querer encontrarla, ellos tendrán curiosidad de saber por qué e irán a por ella.

—No puede haberse ido lejos; separémonos y la buscamos.

Su respuesta me pilla un tanto por sorpresa.

—Es muy arriesgado si ellos se enteran que ella conoce el camino a la mazmorra —le recuerdo.

Aunque no le importe lo que le pueda pasar a Kristal, no podemos permitir que se enteren de que hay una manera de llegar.

Order and Chaos©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora