Capítulo 11

73 28 94
                                    

HETTUI

No se ha callado ni un segundo, solo lo necesario para respirar.

¿Cómo puede hablar tanto esta niña? 

Llevamos caminando bastante tiempo, ya hemos salido del bosque y ahora nos encontramos en un campo abierto con un río al lado. Desde el primer momento en que prendimos la marcha hacia el Reino Asesino Cazador con la intención de dirigirnos por allí para llegar al Reino Guerrero, la chica que está caminando a mi lado ha estado hostigándome a preguntas.

—¿Por qué no me respondes? ¿Te estoy molestando? Si te molestado puedes echarme, ¿lo sabías? No me va a importar ni menos me va a herir. ¿Quieres echarme de una vez? Me estoy cansando de tanto hablar.

Al fin, creía que nunca iba a pasar.

La chica de pelo lila se acerca al río a beber agua para después volver a situarse a mi lado, dispuesta a abrir la boca de nuevo.

—¿Sabes —le interrumpo antes de que comience a hablar— que existe un tipo de veneno que no es letal pero puede dejar mudo a la gente? No me cuesta nada prepararlo.

Ante lo que he dicho, se calla definitivamente dejando que el ambiente silencioso vuelva a mis finos oídos.

Pensando en todo lo sucedido, al llegar al sector-A, debo de hablar con el rey. Si el Reino Asesino Silencioso ha mandado a Ares, el príncipe legítimo de la reina, a trabajar bajo el mando de Ryon; lo más probable es que ya se hayan unido al enemigo. Con eso, sería el segundo reino que nos traiciona.

—Conde Hettui...

Frunzo el ceño y aprieto los puños al oír la forma en que me ha llamado. No me trae buenos recuerdos.

—No me llames así.

—¿Por qué? Te llamas Hettui y eres conde, ¿qué está mal? En el Reino Mágico Celestial siempre se les llaman primero por el título y después el nombre —explica ella.

—En el Guerrero no, se les diferencia por el sector que dominan o, en el caso de que no tienen, allí sí se utiliza el nombre.

—Bueno, pues yo te llamaré conde Hettui, suena bonito y todo. —Abro la boca para discutir pero la pelo lila se me adelanta—. No quiero que me envenenes, pero me gustaría hacerte una propuest...

—Lo rechazo —contesto antes de que termine.

La miro de reojo y veo que se está conteniendo las ganas de decir algo. Se le nota en la cara.

—Pobre de la futura chica que se tendrá que casar contigo; no le darás ni el derecho de hablar —suelta cruzando los brazos.

—Preocúpate mejor por tu matrimonio. Si te haces muy mayor nadie te querrá para tener descendencia.

En este mundo es así. Las mujeres están para tener hijos, por eso se les casan muy pronto mientras que, a los hombres nunca les dicen nada por su edad siempre y cuando pueda seguir fecundando.

—Mi matrimonio no lo decido yo... —murmura ella en voz baja para sí misma, pero alcanzo a oírla—. Bueno, ¿podrías escuchar por lo menos mi propuesta? —pregunta en voz alta.

—Habla.

A saber con qué me saldrá esta vez. Está haciendo todo lo posible para que me harte de ella y así dejarla libre, cosa que no va a suceder, obviamente. La necesito para la mazmorra y ella no se va a ir de mi lado hasta que me lleve hasta allí.

—Te propongo matrimonio. —Un silencio se hace presente.

Ambos dejamos de caminar para mirarnos mutuamente a los ojos. Rompo el contacto visual para observarla de arriba a abajo. Es guapa, sí, pero la niña no está muy bien que digamos. La sola idea de imaginármela como mi esposa hace que me entre un horror. Es cierto que, cuando la he visto entrar en la cueva, me pareció una persona totalmente distinta; ni la podía reconocer. Pero toda esa buena imagen se rompió en pedazos como cristales cuando me he dado cuenta de que era ella.

Order and Chaos©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora