Capítulo 9

94 27 133
                                    

KRISTAL

El burrito de Kaisaac corre lo más rápido que puede, arrastrando el carro en donde estoy sentada. El terror me invade por completo con el corazón latiendo a mil dificultando mi respiración.

Giro mi cabeza para mirar atrás, encontrándome a un grupo de hombres vestidos de negro con la cara tapada y montados a caballo. Vienen a por mí, ya saben que no estoy en el castillo.

Desde el momento en que huí del palacio, sé perfectamente que, si la guardia real no vienen a por mí es porque mi hermana ha conseguido ocultarlo o frenarles el paso; sin embargo, se ve que Adaliah ha logrado detener a los guardias y soldados, pero no ha algunos nobles.

Si estos hombres han estado aquí para parar nuestro camino, lo más probable es que, si seguimos avanzando, nos encontraremos a otro grupo dispuesto a rodearnos. Tienen pinta de saber la trayectoria que queremos tomar al ver lo que han ideado, lo que quiere decir es que me habían descubierto antes, solo que estaba con Dam y el conde, por eso, al verles, no se atrevieron a hacer nada.

—Illa, ¿quiénes son esos hombres? —pregunta el chico de cuatro ojos montado en burro.

Me sabe muy mal el haber metido a Kaisaac en todo ésto, está en peligro por mi culpa.

—¿Has visto el símbolo que tiene la espada que lanzó uno de esos hombres? —cuestiono y él asiente con la cabeza—. Es la marca del Reino Mágico Celestial.

El hecho de que hayan lanzado la espada a nuestro lado sin habernos herido, me da la sensación de que no nos quieren matar, solo alertarnos para que huyamos. Lo que quiere decir es que estamos cayendo directamente en su trampa. Y, si es en ese caso, no puedo seguir arrastrando al castaño ya que, aunque no piensen matarme a mí, contra él no tendrán piedad.

—Kaisaac, déjame bajar y huye.

—Calla que me lo estoy pensando y se vuelve tentador. Pero, coño, que ahora eres mi puta hermanita pequeña y no puedo abandonarte.

Nota mental: Kaisaac se vuelve más agresivo y dice más groserías cuando está asustado o nervioso.

Salimos del campo abierto para adentrarnos al bosque en donde sé que seguramente nos espere algo grande pero para nada bueno. Estoy muy agradecida por las cálidas de este supuesto hermano y me arrepiento un tanto en desconfiar de él en un principio.

—Poder de las plantas, préstame tu poder; córtales el camino.

Después de que diga el conjuro justo al entrar al bosque, los árboles extendieron sus ramas para bloquearles el paso. Sin embargo, aquello no me llega a calmar ya que lo más peligroso está cuando nos adentremos más.

—Teta, tranquila que al fin y al cabo soy un mago elemental.

Niego con la cabeza teniendo un nudo en la garganta.

—No lo entiendes. Vienen a por mí, pero el que está en peligro de verdad eres tú.

El chico frena su burro para girarse y mirarme con sus cuatro ojos frunciendo el ceño. Sé qué es lo que quiere: una explicación.

—Agradezco mucho que me quieras proteger aunque seamos desconocidos básicamente. Por mucho que digas que soy tu hermanita, aún no sabes absolutamente nada de mí. —Él escucha mis palabras con el ceño ligeramente fruncido hacia arriba para después mirar a otro lado.

—Kristal, soy un hombre de palabras y, si digo que te voy a proteger como a una hermanita, por muy en broma que haya parecido cuando lo he dicho, lo cumplo.

Esas palabras son súper bonitas y él es un chico maravilloso, por ello no puedo seguir poniéndole en peligro. Bajo del carro de un salto bajo su atenta mirada.

Order and Chaos©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora