—Si no es mucho pedir, ¿podrías abstraerte, por lo menos una pequeña porción del tiempo, de molestarlo? —demandó la pelirroja cerrando la puerta de la habitación, en todo el trayecto de subida por las escalinatas sólo se bastó a dirigirse con sermones de valores y respeto. Si tuviese que escoger entre mi tarea o sus constantes discursos sobre lo ético y moral, claramente me lanzaría hacia la primera y única opción, por ende, inmutable como siempre me encaminé hasta mi mochila, seleccionando los libros y utensilios que utilizaría para, por lo menos yo, realizar mis deberes.
—Como si él no lo hiciera también —refuté con expresión incrédula.
Ante mi última oración Kelly prefirió no continuar, bien sabía que la razón no me faltaba y había obstruido con mis palabras el proseguir de las suyas. Era obvio, ya no tenía nada que acotar, y lo mejor que podía hacer era dejar esos temas inútiles de lado y enfocarse en lo primordial: nuestra tarea de geografía con fecha exacta para mañana, así que siguiendo mis movimientos permaneció en silencio total.
—... Aveces me pregunto cómo puedo ser la amiga de alguien tan soberbio —especuló sin mascullar, acomodando sus materiales sobre la pequeña mesa del piso.
—Corazón, no estás obligada a permanecer a mi lado —destaqué obstinado—. Que la puerta no te golpee al salir.
En eso me sorprendió soltando de mala gana sus cosas, reincorporándose con su lacio cabello tapando su rostro, pareciendo lo único de este prevalente y volvió al lugar de antes, dejándome atrás y sujetando el pomo de la puerta. Que lo dicho le haya llegado a su fibra sensible no lo tenía previsto, podríamos decirnos hasta de qué nos íbamos a morir, pero teníamos guardadas en nuestras mentes cada palabra dicha, preparados para cualquier grito o grosería que llegaría al punto cénit; mas parece que esto no. Olvidé mi tarea, mi ego y todo, arrojando el lápiz al vacío o a un lugar dónde quizá sea difícil de hallar y únicamente y de manera simultánea, seguí el mismo recorrido de ella, sujetándola del brazo izquierdo e interrumpiendo su salida. Era consciente de que mi insolencia había arrasado los límites esta vez, ¡pero qué digo! Siempre ha sido mi tendencia hacerlo, ver los rostros boquiabiertos y ofendidos de los ignorantes siempre fue tan satisfactorio... Pero con Kelly he sabido limitarme y diferenciar. Nos conocemos desde que básicamente eramos unos bebés, así que si soltase que soy un idiota, no la contradeciría, es más, lo corroboraría... Y todo ocasionado para ocultar mi angustia... Patético.
—No... te vayas... —pedí musitante—. Por favor, no lo dije de en serio.
Soltó un suave suspiró, concerniente a mí de seguro, dirigiéndome su atención. Sobreveniente, mi corazón latía con más vigor, temiendo lo peor, como sus lágrimas o una faceta que denotara una herida sentimental.
—Ay Edward Wilson, ¿qué haré contigo? —resopló resignada, quedándonos cara a cara, sin aflicciones ni nada de su parte.
Extrañado y ciertamente molesto, mi ceño terminó frunciéndose, convirtiéndose mi entrecejo en una pieza llamativa de mi rostro y fijando mis ojos en la amplia y cremosa alfombra polar. En el momento en que planeaba volver a ser el mismo, fue ahí cuando sentí el calor agobiar mis pómulos, generando un delatante e incómodo rubor a su favor.
—¿Todo eso fue falso?
—Solo la mitad. —Haciéndome a un lado, Kelly volvió al pequeño mueble, ubicándose frente él y sentada en el piso con las piernas cruzadas, como si de un indio se tratase—. Ven —invitó dando palmadas en su muslo derecho. Entendí a qué se refería, el Edward normal lo habría dejado pasar, desinteresado como siempre, pero en estos momentos, cualquier negación a una mínima muestra de afecto sería pseuda. Así que bufé, y me incliné a su lado descendiendo su pierna como almohada—. Estás peor de lo que supuse, ¿y con esa mente abrumada pensabas estudiar? —burló.
![](https://img.wattpad.com/cover/200633136-288-k333998.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Ahomo
Ciencia Ficción✾─────┩✿┡─────✾ Cientos de años atrás, la tierra, planeta abandonado por el ser humano, se había vuelto tóxico, tan tóxico, que para evitar la extinción humana se tuvo que inmigrar a otro sistema solar, ubicándose la población, particularmente, en e...