-¡Uff, estoy lleno! -habló seguido Chéster, frotándose la barriga con una mano-. Tienes un gran talento en la cocina muchacho, ¿dónde lo aprendiste?
-De mi padre señor Chéster -contó orgulloso.
-Ya veo; he de decir que yo también saqué mucho de mi padre, mejor dicho, no sería lo que soy si no fuera por él. -Luego de decir eso Kelly volteó a verlo, al igual que yo. En nuestros trece años nunca salió de Chester algo acerca de su vida o pasado, siempre fue como una puerta cellada-. Pero bueno, cuéntanos qué era esa delicia que preparaste.
-¡Que bueno que lo pregunte! Es un platillo muy popular en mi país, se llama "Eisbein", o "Codillo de cerdo", y la pasta verde era puré de guisantes.
-Aja, sehr gute arbeit -contestó, sorprendiéndonos una vez más pero esta vez a todos los presentes.
-¡Danke vielmals! -dijo el moreno, realizando una leve inclinación.
Después todos rieron, excepto yo y el pavo real albino, quienes extrañados solo nos limitábamos a mirar. La comida del ahomo había sido distinta a la nuestra, nada más era un tazón de bayas frescas y otro más pequeño de semillas, se podría decir que ese era su alimentación balanceada. De mi parte había acabado desde hace rato, lo único que hacía era beber de mi jugo de mango. Mi cabeza estaba llena de dudas, eran tantas que podría jurar que se me salían de los oídos, mis manos estaban juntas bajo la barra, una sobre la otra, apretándose entre sí, y mi expresión se encontraba severamente contraída. No pude soportarlo más, así que volteé a nana y en voz baja cuestioné:
-¿Tienes alguna noticia de ellos?
-Enviaron un mensaje hace una hora, dijeron que su avión tenía tres horas de retraso y que no te preocupes que estarán aquí pronto.
Eso provocó un gran suspiro de mi parte, sintiendo como toda tension que había en mi cuerpo se desvanecía junto al aire expulsado. Ahora sí podía estar tranquilo, así que una sonrisa animada se formó en las comisuras de mis labios.
Cuando los trastes fueron lavados nos quedamos en la sala de estar, donde Kelly y Abbing jugaban de forma entusiasta uno de los juegos de mesa más recientes, populares y el que más odiaba en este tipo de entretenimiento, el "Adivina Adivinador"; se trataba de un juego donde sus participantes debían ponerse sobre sus cabezas un casco donde en su interior tenía almacenado un total de cincuenta cartas, las cuales mostraban la imágen de un personaje histórico o ficticio, el portador de dichas cartas debía, para ganar y según las pistas dadas por los demás jugadores, adivinar el personaje que dicha carta mostraba, y cuando lo lograbas tenías que tirar de un hilo a tu costado para pasar a la siguiente. Siendo solo la pelirroja y el chófer los únicos divirtiéndose, por parte mía y del ahomo nos mostrábamos renuentes.
-¡Uy, esa está difícil señor Edward! -dijo el moreno, ya era mi turno.
-A decir verdad ni yo sé lo que es -siguió Kelly pensativa-... Parece un anciano jorobado con fuego en su espalda y su nombre es muy raro...
-Xiuhtecuhtli, Dios del fuego en la antigua cultura azteca -decreté con mala cara, tirando del hilo.
Ambos se quedaron mirándome, manteniendo un sentimiento de sorpresa arraigante y luego exclamaron al unísono:
-¡Increíble!
-¡Es realmente un genio en las adivinanzas señor Edward!
-¡Es por eso que odio el juego, nana! -grité colapsando de aburrimiento y volteando a verla. Se encontraba mucho mejor que yo, riendo con una copa de vino en la mano y sentada en los pequeños sillones frente al ventanal con Chester; luego de escucharme también me miró-. ¡No es justo que esté yo solo metido en esto!
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Ahomo
Ciencia Ficción✾─────┩✿┡─────✾ Cientos de años atrás, la tierra, planeta abandonado por el ser humano, se había vuelto tóxico, tan tóxico, que para evitar la extinción humana se tuvo que inmigrar a otro sistema solar, ubicándose la población, particularmente, en e...