Son las ocho de la mañana y el sentimiento de ser el único preadolescente en el mundo en despertarse a esa hora me invade por completo.
El sol me abrió los ojos, después la voz de Sylvie me trajo a la realidad. Lentamente mis párpados se elevaron, quejándome entre muecas de pesadez; en ese instante lo que menos deseaba era seguir mi rutina matutina, mis únicos deseos eran y son de hundirme bajo las mantas, cerrar los ojos y que por mí el mundo se parta en dos. Pero el robot continúa insistiendo, reiterando su frase:
"Son las 8:00 AM Edward, es hora de levantarse"
-¡Ya cállate! -voceé con voz ronca poniendo con brusquedad mi mano sobre su carcaza.
Resoplo en el momento que se detiene, segundos después coloco los pies en la alfombra. Estiro mi cuerpo poniéndome mis lentes, las ganas de continuar se retiran en cada movimiento; carezco de fuerzas siquiera para mantener un ojo abierto, pero aquí estoy, haciendo el intento para pasar desapercibido ante nana, sería alarmante para ella verme en esta condición, la condición de un muerto viviente.
El porqué me siento así es un enigma, su razón sería una de dos o quizá ambas: será por la angustia e impotencia por lo ocurrido ayer, o por haberme mantenido hasta tarde jugando videojuegos luego de que Kelly y compañía volvieran a sus aposentos. Y es que era eso o permanecer estremecido lo que restaba de noche.
◇◇◇
Acabado mi aseo paso descender en las escaleras caracol, directo a desayunar, noté en el habitáculo algunos trabajadores, principalmente sirvientas quitando el polvo de los cuadros o estatuas. Me acerqué a la barra donde el cereal y la leche estaban esperándome, solo debí volcar el contenido en el tazón y desayunar como lo haría Edward Wilson en su asquerosa y ermitaña mañana.
-¡Cielos! ¿Y esa cara señor Edward? -cuestionó Abbing apareciendo a mi lado.
-Déjame solo -contesté con sequedad y los ojos entrecerrados, sirviendo la leche en el tazón con cereal y mezclándolos.
-¿Es por lo de sus padres verdad? -dijo él acomodándose frente mío, con los brazos en la mesa y atento a mí.
Soltando un suspiro pesado y con expresión de hastío total le contesté:
-No ayudas en verdad.
-Lo siento...-balbuceó bajando la cabeza, yebando pasando su mano por su cabello, llevándolo más atrás de lo que ya estaba.
Su lenguaje corporal mostraba arrepentimiento, y en efecto, estaba tirando más leña al fuego, pero en base a su tonalidad sentí cierta pena por él y que me había excedido un poco, así que más tranquilo pasé de conversación.
-¿Y nana? -pregunté mirando a derredor.
-Salió, dijo que compraría ropa para usted. -Asentí, y sin rechistar comencé a desayunar. La seria mirada de Abbing estaba permanentemente puesta en mí, y continuó así por largos segundos, ya estaba sintiendo miedo-. No me gusta verte así.
-¿Cómo...? -solté simulando confusión, prefiriendo no replicar teniendo frente mío su faceta "no estoy de bromas" .
-No soy tonto ¿sabes? -dijo acercándose-, entiendo lo que sientes, no eres el único en no ver a sus padres, de igual forma extraño a los míos, más bien a mi familia en sí, pero luego recuerdo que aquí tengo otra que me recibe con calidez cada día transcurrido, de esa forma no me siento tan solo. ¿Acaso no podemos compartir el mismo pensamiento?
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Ahomo
Научная фантастика✾─────┩✿┡─────✾ Cientos de años atrás, la tierra, planeta abandonado por el ser humano, se había vuelto tóxico, tan tóxico, que para evitar la extinción humana se tuvo que inmigrar a otro sistema solar, ubicándose la población, particularmente, en e...