—¿De verdad, Marcos? —refunfuñé sentándome sobre su cama con los brazos cruzados.
Habían pasado ya casi tres semanas desde aquella tarde en la que había ido a buscarme a mi casa y habíamos arreglado las cosas.
Continuaba yendo a su casa por las tardes para ayudarle. Antes, lo único que hacíamos era practicar, practicar y practicar... Ahora, pasábamos gran parte del tiempo charlando de cosas sin importancia, bromeando, e incluso, peleando en ocasiones.
Aquella tarde habíamos terminado de ordenar su ropa por colores en las repisas. Así sería más sencillo para él elegir su ropa y vestirse solo. Sabía dónde estaban sus playeras y cuál era el orden de los colores en el que estaban acomodadas; sabía donde se encontraban sus pantalones y los estilos.
Me daba mucho gusto verlo más animado y menos irritable.
Era insoportablemente infantil, se la pasaba jugándome bromas en doble sentido, molestándome, haciéndome enojar y ruborizarme. Era, sin duda, insoportablemente encantador. Juguetón, coqueto, simple, bromista, y tenía un carácter del demonio, pero había algo en él que lo hacía la persona más agradable con la que había tratado en mucho tiempo.
—¿Qué?, sólo digo..., no puede haber amor sin atracción. —añadió recostándose apoyando la cabeza en la muñeca muy al estilo "Cleopatra".
—¡Claro que existe el amor sin atracción física!, que a ti nunca te haya pasado, es otro asunto. —argumenté.
—¿A ti te ha pasado? —inquirió alzando las cejas con superioridad.
Yo me ruboricé por completo. Por supuesto que no me había pasado. En realidad, mi experiencia en el amor era casi nula. Había tenido una lastimera relación en secundaria que no había pasado del mes, y un noviazgo de seis meses con un chico en la preparatoria.
—¡Sí! —mentí.
Emilio se soltó a reír a carcajada abierta mientras se revolcaba en el colchón de su cama.
—¡No te rías! —dije golpeándole la cara con la almohada.
Él se sentó de golpe y preguntó —¿Qué se siente besar a una persona que no te gusta físicamente?.
—Cierra la boca, Emilio —mascullé agradeciendo que no podía ver el rubor de mis mejillas y entonces, se me ocurrió algo. —. ¿Qué pasaría si conocieras ahora mismo a una persona que te gustara emocionalmente?, imagina que es..., la mujer de tus sueños, sentimentalmente hablando, claro... ¿Cómo sabrías que te atrae físicamente si no puedes verla?
Emilio entornó los ojos sin mirar a ningún lado. —El cuerpo es muy sabio. No sentiría atracción emocional por ella si no hubiera algo que me gustara de su físico, ya sea su aroma, su voz, la suavidad de su cabello ó de su piel...
—¡Eres imposible! —bufé rodando los ojos al cielo.
—¡Bien, bien!, ¡Lo admito!, ¡Existe el amor sin atracción física!, ¿Contento? —soltó alzando las manos como si lo estuviera amenazando con una pistola.
Sonreí triunfal mientras me ponía de pie. —Me voy. —anuncié.
¿Había sido mi imaginación o Emilio acababa de hacer una mueca de disgusto?
Frunció el ceño. —¿Tan pronto? —preguntó.
—Saldré con unos compañeros de la universidad a un café —dije sonriendo. —. ¿Quieres venir?
Una mueca de inseguridad y negó con la cabeza. —Gracias, pero no.
—¿Por qué no? —dije. La decepción se filtró en el tono de mi voz.
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Aunque no pueda verte |#1| Emiliaco (adaptación)
FanficDespués de aquel accidente automovilístico, Emilio Marcos había pasado de ser un chico fuerte, altanero, arrogante y decidido, a ser un pobre diablo enfadado con el mundo. Un chico huraño y solitario que parecía que lo único que quería hacer era mor...