*Advertencia: Éste capítulo puede contener material explícito.*
Un pequeño gemido salió de mis labios mientras sentía el toque de su pulgar sobre mi cintura. Todo era tan absolutamente abrumador y extraño. Era nuevo, diferente, fascinante...
Emilio apartó sus labios de los míos y deslizó su mano debajo de mi playera. Ahogué un gemido mientras su mano tocaba mi pezon. El corazón comenzó a latirme frenéticamente mientras observaba los labios entreabiertos e hinchados por los besos urgentes que nos dábamos.
-¡Oh, mierda! -gimió en voz baja mientras cerraba los ojos con fuerza.
Cerré los ojos al sentir su pulgar rozándome suavemente y enredé mis manos en su cuello para jalarlo hacia mi y besarlo una vez más.
Apartó su rostro del mío. Nuestras frentes se tocaban y subió el material de mi playera y me dejó al descubierto mientras sentía el rubor instarse en mis mejillas.
-E-Emi -dije casi en un sollozo.
Él desperdigó besos en mis mejillas, mis párpados, mi nariz, mi frente, mi barbilla mi mandíbula, mi cuello, mi clavícula...
Mi respiración era pesada y de pronto, tenía mucho calor. El peso de su cuerpo sobre el mío era extraño, pero agradable.
Su mano no había abandonado su caricia sobre la piel sensible de mi pecho y cuando deslizó su otra mano para ponerla sobre mi otro pezon solté un gemido de sorpresa.
Pude ver una sonrisa divertida en su rostro
-¿E-Emilio? -dudé al ver a donde se dirigían sus labios.
Mi playera estaba enroscada sobre mis pecho así que viajó hasta mi abdomen descubierto y un jadeo se apoderó de mis labios cuando sus labios se cerraron en mi piel sensible.
Cerré los ojos con fuerza mientras me mordía el labio inferior para no gemir.
Su lengua exploraba suavemente mientras sentía la humedad recorriendo mi piel, me arqueé sólo un poco por instinto y Emilio deslizó su mano por mi espalda mientras me sostenía cerca.
Cuando su boca abandonó mi abdomen su aliento me hizo cosquillas.
-No sabes cuánto daría por poder verte en éste momento -dijo.
Pude escuchar el dolor de su voz y yo quería aliviarlo.
-S-Siénteme. -tartamudeé con inseguridad.
Él gruñó mientras sus labios se posaban sobre los míos y sus manos me acariciaban los pezones, la espalda y la piel de mi abdomen.
No había sucedido nada más. Simplemente me había llenado de caricias de la cintura hacia arriba.
Sus labios hinchados abandonaron mis labios y yo besé su cuello como él había besado el mío.
Un sonido ronco salió de su garganta sobresaltándome un poco. Luego comprendí que le había gustado y volví a repetirlo.
-T-Te quiero, Joaco -murmuró mientras escondía su cara entre el hueco de mi cuello y masajeaba la piel sensible de mi pecho con cariño.
-T-Te quiero -respondí en un resuello.
❀❀❀❀❀❀
No había podido dormir.
Lo único que había podido hacer era recordar las manos de Emilio sobre mi cuerpo. Sus labios rojos y mullidos besándome sin parar durante casi una hora.
Habíamos tenido que parar cuando escuchamos la puerta del dormitorio de mis padres abrirse. Estaba seguro que no ocurriría nada más, pero de cualquier modo no pude evitar el rubor de mis mejillas cuando ellos se sentaron en el sillón junto a nosotros a charlar.
Emilio no había soltado mi mano para nada y me acariciaba con su pulgar el dorso enviando descargas eléctricas por todo mi cuerpo.
Aún estaba tan aturdido por aquel contacto que habíamos tenido que me volvía loco sentirlo así. Él había querido pasar por mi a la universidad y lo hubiera hecho si no hubiera quedado de salir con Azul aquella tarde.
Ahora me encontraba recorriendo tiendas mientras charlábamos. Ella y Diego lo habían hecho exclusivo y ahora eran oficialmente novios. Estaba feliz por ella, se veía que él realmente le gustaba y estaba consciente que sus antiguos novios habían sido unos completos idiotas. Él parecía un buen chico así que no podía ser más feliz
-¿Qué ha pasado de nuevo con Emilio?, ¿Arreglaron lo que pasó en la discoteca? -preguntó mientras salíamos del 'Dairy Queen' del centro comercial.
Yo comí un poco del helado que acababa de comprar antes de responder -Sí. Durmió en casa.
Azul se detuvo en seco y me miró con los ojos muy abiertos. -¡Joaquín Bondoni!, ¡No me digas que Emilio y tú...!
-¡No!, ¡Dios, no! -la interrumpí antes de que terminara. -, ¿Por quién me tomas?, ¡No!, Sólo durmió en casa. Me abrazó toda la noche y estuvimos charlando mucho, pero no pasó nada.
Vi el alivio en el rostro de Azul y tras un silencio cómodo me dijo. -Joaco, ¿Te puedo dar un consejo?
La miré atentamente sin responder y ella continuó - Si vas a hacer algo con alguien. Ya sea Emilio u otra persona; hazlo enamorado. No sabes cómo me arrepiento yo de no haber estado enamorada cuando sucedió con Roy. Habría sido increíble, estoy segura..., no cometas ése error.
Recordé mi tarde anterior y me ruboricé. Emilio no se aprovecharía de mi nunca, estaba seguro. Y sabía que si yo lo hubiera detenido, él habría parado. Él comprendería que yo necesitaba estar listo para dar ése paso; no me quedaba duda de ello.
-Está bien -dije tímidamente. Rogaba el cielo que no me volteara a ver o notaría el rubor en mis mejillas y comenzaría el interrogatorio.
-¡No mames!, ¡No mires, Joaco!, ¡No mires! -dijo Azul exaltada.
Dirigí mi vista hacia la figura que caminaba directo hacia nosotros y el corazón me dio un vuelco.
Era ella... La chica que había besado a Emilio en la discoteca se encontraba dirigiéndose hacia nosotros. ¡Maldita sea!, ¿Qué quería?...
ESTÁS LEYENDO
Aunque no pueda verte |#1| Emiliaco (adaptación)
Fiksi PenggemarDespués de aquel accidente automovilístico, Emilio Marcos había pasado de ser un chico fuerte, altanero, arrogante y decidido, a ser un pobre diablo enfadado con el mundo. Un chico huraño y solitario que parecía que lo único que quería hacer era mor...