-Emily esta de cumpleaños hoy, ¿te lo puedes creer? ¡¡¡YA TIENE 22!!!-Dijo Nina entusiasmada, mientras se dirigía a su armario.
-¿Qué haces? –le preguntó Elizabeth.
-Cambiándome- Elizabeth alzo las cejas y Nina suspiro-Emily me llamo, va a dar una fiesta de cumpleaños y a que no adivinas ¡Estas invitada!
-No iré.
-Nada de eso-la regaño su amiga-Vas a ir, así sea que tenga que arrastrarte.
-Pues comienza a hacerlo, porque realmente he venido para ver series y comer helado ¿Entiendes? VER. SERIES. Y. COMER. HELADO.
- Lo siento por eso, pero tenía que traerte de alguna manera, pero velo por el lado positivo ¿sí?
-Perdona pero no le encuentro el lado positivo a esto. Mi padre de por sí, se creyó que estoy de compras, y luego iré directo a mi apartamento y si voy a una fiesta ahora se dará cuenta.
-¿Cuántos años se supone que tienes? ¿Nueve?
Elizabeth dio un muy lento suspiro-Nina de verdad sabes que me gustaría ir contigo.
-Sabes no te voy a permitir esto, y no pienso discutir contigo; ya eres lo bastante grande hacer las cosas por ti solita, miéntele a tu padre.
-No soy buena mintiendo.
-‘Nunca subestimes a una pequeña mentirosa’
-No es momento para que cites a Sara Shepard.
-Okay, entonces… ¿iras?
-No. Fin de la conversación.
Unas cuantas horas más tardes, Lizzy estaba recostada en el sillón de la sala de estar en la casa de su amiga. Deseando escapar por un minuto de su vida; unas vacaciones, eso no me vendría mal, se dijo a sí misma, luego recordó, que tenia responsabilidades, y que no podía esquivarlas, debía seguir.
Cuando el teléfono sonó, era alrededor de las dos de la mañana, soñolienta, Lizzy contesto el teléfono.
-¿Diga?
-¿Eres la amiga de Nina?-preguntó una voz, que ella no supo identificar.
-Si ¿Le ha pasado algo a Nina?-preguntó alarmada y muy inquieta.
-Bueno… De hecho ella estaba bien hace un momento, pero creo que se ha desmayado, te he llamado a ti, porque la conozco y he cogido su móvil, y he buscado en sus contactos de emergencia y pues… te tenia a ti.
-¿Dónde está? ¿Me puedes dar la dirección del lugar?-ella buscó un pedazo de papel, hasta que consiguió uno y anoto la dirección que le decía-Gracias-susurró.
-De nada, por cierto, mi nombre en Steph-Entonces colgó el teléfono.
Elizabeth se quedo dos segundos pensando en lo que había ocurrido, pero entonces su cuerpo y su mente reaccionaron y alisto para ir a donde fuera que estuviese tu amiga.
Después de todo para eso están las amigas ¿verdad?
***
Charlotte sentía que la cabeza estaba a punto de estallarle, realmente estaba cansada y no tenías fuerzas para levantarse de donde quiera que estuviese acostada. Tenía una resaca de los mil demonios y no pudo evitar preguntarse a sí misma, ¿Qué había pasado anoche? Porque sin duda, la había pasado genial, tenía que volver a llamar a Alice, para que pudieran volver a quedar en algún lado.
Fue entonces cuando Charlotte abrió los ojos.
¿Dónde mierdas estoy?-Pensó.
Lo primero que vio fueron unas paredes color azul, con unos cuadros horribles. Se sentó en la cama para darse cuenta que llevaba una ropa que claramente no era de ella. ¡Genial! Había tenido sexo con un extraño y ahora tenía que ir al ginecólogo a chequearse, una cosa más por hacer, como si no tuviera una agenda ocupada. Se levanto de la cama para poder buscar su ropa por toda la habitación, la cual estaba regada en el piso, no se quiso colocar el vestido que llevaba puesto la noche anterior, ya que era muy incomodo, así que se coloco las bragas y el sostén, y se dejo la camisa que llevaba puesta, al fin y al cabo de quien quiera que fuese, era lo menos que le podía dar a ella por haber tenido sexo tan fácilmente. Se miró en el espejo que estaba en la habitación, recogió su cabello negro en una coleta alta, tomó su ropa y justo cuando estaba preparada para irse la puerta se abrió. Para mostrar a un joven alrededor de su misma edad.
-¿Y tu quien eres?-preguntó Charlotte.
Él le dio una sonrisa coqueta y respondió-Adam.
***
-Odio la escuela, juro que la odio.
-Vamos Abby no seas tan melodramática- le dijo Mary a su amiga- Solo tienes que aguantar unos meses mas y la terminaremos.
-¡SON DOS MESES!- Exclamo Abby.
-Bueno…-dijo Mary como quien no quiere la cosa-En realidad son dos meses y medio.
En respuesta, su amiga bufó molesta. Cuando llegaron a los casilleros a guardar y sacar sus libros un grupo de chicos se les acercaron y uno le susurro a Abby:
Puta
A Mary se le erizo la piel al escuchar como llamaban a su amiga, y se dio la vuelta para ver quién era el que había dicho tal comentario. Se llevo una sorpresa al ver que era River Keplinger y sus grandes amigos.
-¿Y ella quien es?-pregunto Michael-¿Otra putica quizás? Sus se amigos rieron, y eso fue la gota que rebaso el vaso.
-AGHHHH, con ella sí que no te metas, con que te haya dejado cachondo la otra noche, no significa que te la tengas que desquitar con ella. Si tienes problemas conmigo me los cuentas, pero con ella. Nada.
-Pero miren, tenemos delante nuestro a la defensora de los pobres- Dijo River divertido-Ahora dime cariño-Se dirigió a Mary, y esta a su vez se estremeció de que él le hablara-¿Eres tan buena para que Abbigail te defienda? Porque, eso sí que es un logro. Mary se quedo sin habla, en realidad no estaba acostumbrada a tratar con hombres, solo con su padre y no era Ms populandia. Al ver que ella no contestaba Michael dijo en tono burlón:
-Al parecer le han comido la lengua los ratones.
-Pero si todavía la tienes podrías usarla para otra cosa- añadió Peter- Y por si no sabes a lo que me refiero, pregúntale a tu amiguita, estoy segura que ella sabrá.
-¿Podemos irnos?- el tono de indiferencia de River sorprendió a todos, pero sus “colegas” sin decir una palabra, se largaron y las dejaron a los dos solas.
-¿Qué ha sido eso Abby?- Pregunto Mary.
-Lo siento, es que el sábado tuve…
-¿Te acostaste con él?
Al ver que Abbigail no le respondía, supuso que era un sí.
Mierda, mierda y más mierda.
Después de eso Mary estaba en clases de matemáticas, era su materia favorita, en realidad era la mejor de la clase, pero no era algo que le gustaba alardear, cuando sacaba un diez, que era la mayoría del tiempo, no festejaba, simplemente lo guardaba y se alegraba internamente, puesto que si hacia algún acto que demostrara que sabia matemáticas, las personas comenzarían pedirle ayuda con los ejercicios, a que le diera clases tutoriales y todo ese blah, blah, blah era mejor pasar desapercibida, era lo que más le gustaba a ella. Pero ese día su profesor de matemáticas Elmer, no tenía los mismos planes que Mary. La pobrecita no sabía lo que se esperaba bueno… Al fin de cuentas ¿Quién dijo que la vida era como nosotros la queríamos?
ESTÁS LEYENDO
Looking For Perfection
Romance-Será solo sexo-mencionó Charlotte. -Tal vez me está empezando a gustar- dijo Elizabeth. -¡Creo que estoy enamorada!-Exclamó Marianne. Tres historias de amor, tres diferentes maneras de ver el mundo, pero una sola manera de vivir la experiencia. Loo...