Perdón

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Samantha, observó a su padre moribundo en la cama, en lugar de correr se quedó en el arco de la puerta.
Cruzó las manos y las presionó tanto que le quedaron rojas por la falta de circulación, aquel gesto era impotencia, amargura y un gran arrepentimiento. Debía pedir perdón y tomar las riendas de sus decisiones.

—Mama— dijo a voz de susurro, la Duquesa había perdido su esplendor de antaño, las canas brillaban en la que una vez fue una hermosa cabellera.

Lady Armitage giró con el ceño fruncido, que hizo que Samantha sintiera un espinazo en la espalda. El recibimiento no era el esperado y por ende debía estar preparada para lo que venía, así fue su madre se incorporó estrepitosamente para  estamparle una bofetada en la cara, luego le dió un fuerte sarandeo, para apretarla fuertemente y desplomarse delante de ella.
Samantha comenzó a llorar amargamente junto con su madre. Por un desamor había abandonado a su familia y ahora iba a pedirle perdón a  su padre en su lecho de muerte.

— Mamá... Perdóname por huir cuando más me necesitabas, perdóname por ocultarme tantos años, perdóname si no fui una buena hija y por todo el dolor causado. He venido afrontar absolutamente todo y de ser juzgada aceptaré mi castigo— con lágrimas en los ojos.

—Hija, jamás podría odiarte eres  sangre de mi sangre. Es cierto, que sufrí y sufro porque hay mucho que quise decir pero no lo hice. Ahora estás aquí... Debemos remediar este silencio de 10 años, acompañemos a tu padre hasta el final no lo abandonemos.

—Me quedaré madre, no volveré a huir...te lo prometo— dando un largo suspiro.

— Ahora acércate, tu padre se pondrá muy feliz de verte— dándole una palmada en sus manos.

Samantha dió dos pasos,  que se sintieron los más largos de toda su existencia, la profundidad era inexplicable y la desazón incomparable. Cuando finalmente su mano pudo rozar el manto que cubría a su padre, éste abrió los ojos.

—Sami... Mi pequeña Sami era lo que necesitaba para poder descansar.

—No digas eso papá, todo estará bien recuperarás tu vitalidad y todo el tiempo que estuve ausente— sollozando.

—Mi querida hija, ya no hay tiempo para mí... Sólo prométeme que serás feliz que buscarás tu felicidad y que la perseguiras. Te amo hija— cerrando sus ojos para adentrarse en el largo sueño de la muerte.

—¡Papá! ¡Noooo!— en un grito desgarrador. Tal fue el grito que  John y Dorian subieron apresuradamente hacia la recámara del viejo Duque quién yacía muerto en su cama.

La bienvenida y la despedida fue como un parpadeo de ojos. Dorian en todo momento se comportó como el caballero que era, ante la mirada obsesiva de John.

1 año antes...

—Sigues aquí, tan perdida en tus pensamientos, porque no puedes compartir la pena que te aqueja. Creo que en todo este tiempo, te demostré que soy una persona leal y comprensiva, no cuestioné ni cuestiono tu forma de actuar— llevándose una mano a sus hermosos rulos.

Samantha giró la cabeza— Sé que eres una persona excepcional y que te debo mucho— dando un resoplido— ¿Alguna vez te preguntaste si existen los pecados capitales? Pues yo sí y mucho y cometí uno de ellos— con un tono que se perdía en el aire.

—Deja de culparte, escapaste de eso, debes seguir con tu vida.

—¿Como lo hago?— con incredulidad.

—Casate conmigo... Sino es por amor entonces hazlo por mí dinero.

—¿Me crees una interesada?— con ojos bien abiertos.

—No creo que lo seas— llevándose la mano a su caballera— Simplemente, no sé de qué otra forma pedírtelo... Quiero ser el hombre que te haga olvidar tus demonios, el compañero que tan desesperadamente deseas y el pañuelo de lágrimas que tanto necesitas— con tono desesperado.

—Entonces me casaré contigo, no por tu dinero, ni tampoco por amor sino por todo lo que eres.— sosteniéndole la mano.

—Reconozco que es un atrevimiento pedirte esto ¿Puedo besarte?— con tono nervioso.
Samantha cerró los ojos y respondió —Claro que puedes, estamos comprometidos.

De esa forma, unieron sus vidas lejos de las miradas inquisidoras de Londres y sobre todo de John su hermano, su amor, su obsesión y su delirio.

Inalcanzable AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora