Prologo #3: Kariya Masaki

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—Por dios niño, ¿Quién te hizo esto? — Preguntó mi tío Nagumo, mientras me pasaba un algodón bañado de alcohol, por mi ensangrentada frente. 

Realmente solo tenía un corte en la frente, y unos pocos moretones en mi mentón. Pero más me dolía el hecho de que me hayan echado del partido. Puede que eso tuviera consecuencias más adelante.

—Ese maldito afeminado, parece que no soportó una simple barrida— Respondí, intentando no mirar a los ojos de mi tío. —Ten más cuidado idiota, si tus padres llegaran hoy y te vieran en este estado, se molestarían conmigo— Comentó, terminando de curar mis heridas. —Anda a tu habitación, es tarde y mañana comienzan tus clases— Simplemente asentí, y caminé hacia las escaleras, ya casi estaba arriba cuando escuché la voz de mi otro tío Suzuno.

—Kariya me preocupa...— Al escuchar eso me paré en seco, y sin que me notaran, intenté escuchar con atención. —¿A qué te refieres?— Preguntó el pelirrojo.  —Ya sabes como están las cosas en este lugar, muchos jóvenes ni siquiera llegan vivos a los 21 años— Yo entendía perfectamente a que se refería, pronto se los contaré, de momento me limitaré a seguir escuchando.

—No... Descuida Fuusuke, a Kariya no le ocurrirá eso, tiene unos buenos padres, y en el fondo sé que es un buen chico— Respondio Nagumo —Lo se, pero, ya lo viste, acaba de tener una pelea en un partido, ¿Quién sabe si el chico con el que se peleo no tiene una familia peligrosa?— Intenté asomarme un poco más y lo pensé, tal vez si habia cometido un error con ese afeminado...

—De todas maneras— Comentó el pelirrojo mientras le ponía una mano en el hombro a su amigo. —Estaremos con el, en su nueva vida, puede que el fútbol lo ayude a sobrevivir— El peli blanco simplemente asintió, y rodeo con sus brazos a Nagumo, fundiéndolo en un abrazo que me pareció tierno.

Poco después, ambos fueron a su habitación, eran las 10 de la noche y yo también debería estar en mi cama, pero necesitaba pensar, asi que me senté mirando hacia la ventana, la cual daba a la calle, únicamente iluminada por los faroles implantados en la misma. Me sentía muy cómodo en esta casa, era relativamente nueva. Pero bueno, cualquier cosa es mejor que un orfanato.

Suzuno y Nagumo son viejos amigos de mis padres adoptivos: Hiroto y Midorikawa. Están cuidándome mientras mis padres están fuera. Según entendí, fueron al hospital a visitar a una vieja amiga suya que vive en otra ciudad, por lo que tardarían unos días. Pero para entender todo esto, deberé viajar unos años en el pasado.

Recuerdo pocas cosas de los primeros años de mi vida, sin embargo puedo contar que tenía otra familia, era bastante tranquila, pero a mis 4 años mi padre fue estafado y su empresa quebró. Dejándonos en la pobreza y por ende, teniendo que deshacerse de algunos miembros de la familia. Entre ellos, yo.

Desde entonces viví hasta mis 13 años en un orfanato. Una mierda si me lo preguntan, tanto mis compañeros como yo sufrimos constantes abusos de parte de los funcionarios del orfanato, no recibíamos correcta educación y la comida era horrible, si es que comíamos en algún momento. 

Cuando llegué al orfanato, sufrí bastante, no estaba acostumbrado a nada, parecía una carcel para niños. Y justo como en una, habían pandillas. Una agrupación en concreto. Y a diferencia de lo que pudieran imaginar, intentaba hacer lo posible por entregar comida de verdad y buenas condiciones de vida a los chicos que vivíamos en aquel infierno, pero eso solo fue al principio.

Con el paso del tiempo, logré entrar a dicha organización, y logre hacerme de un nombre al ayudar constantemente a los chicos en sus misiones. Pero solo fue cuestión de años para que las nobles intenciones desembocaran en grandes calamidades. El antiguo líder de la organización había logrado escapar del orfanato, y nadie supo nada de el desde entonces. El mando lo tomó otro chico con bastante ímpetu. Pero con contactos afuera que nos llevaron a la destrucción.

Dichos contactos tenían que ver con el narcotráfico y robo. Con el tiempo comenzó a entrar dinero al orfanato. Y por supuesto, a los responsables funcionarios no les importaba, es más,  yo diría que ni enterados estaban. Lo único que les interesaba era que los niños no salieran de esa cárcel, puesto a que mientras más niños inscritos en el programa, más dinero para los dirigentes.

Yo me limitaba a mantenerme al margen, consumía droga de vez en cuando, solo por compartir, pero mi labor se limitaba en su mayoría a aportar en los trabajos distrayendo a los guardias, para que el material pudiera pasar limpiamente dentro de las puertas del orfanato.

En cierto modo, agradezco mi estancia ahí, aprendí a mantener la boca cerrada cuando era necesario, aprendí a saber en quien confiar y en quien no, aprendí a correr y aun mas importante, aprendí a pelear.

Pero aún mantenía algo de inocencia, me dolía de sobremanera ver a mis "amigos" destruirse a si mismos, y destruir a sus mismos compañeros, mientras los de arriba se llenaban los bolsillos con nosotros. Es la realidad que viven muchos jóvenes en ambientes como este. Pero poco y nada se puede hacer, menos teniendo mi edad.

Lo cierto es que era conocido por ser doble cara. Tenia una capacidad enorme para esconder mis emociones y simplemente limitarme a actuar, es por eso que era bueno en mi labor de distracción. Hasta que llegó ese día.

El 15 de Octubre, el día de mi cumpleaños. Debido a mi fidelidad, los chicos del orfanato decidieron organizarse y planear un escape, para mí.

La idea era la siguiente: Gracias a los contactos que poseía el líder de la organización, se logró abrir un hueco en una esquina del patio trasero del orfanato, en ese mismo agujero se entregaban los monos de pasta base y el dinero. Pero en esta ocasión, nos la arreglamos para abrir el hueco lo suficiente como para que pudiera pasar yo.

El plan era perfecto, pero no contábamos con que esa misma noche habrían guardias vigilando el patio trasero.

Entre el apuro, la falta de atención y el hecho de que aún eramos niños, las cosas salieron mal. El lado positivo es que logré escapar, ¿El negativo?.

Tuve que correr por mi vida, pues no a expensas de los guardias, quienes saldrían corriendo en mi búsqueda. Al ser yo más joven y pequeño, era más rápido y tenia más energía. Esa noche logré esconderme en un callejón ubicado al lado de una tienda de abarrotes. Los guardias seguían en mi búsqueda y no debían estar muy lejos. Pero para mi buena fortuna, de la tienda de abarrotes salieron 2 adultos, uno con el pelo rojo y otro con el cabello color verde. 

Ambos se toparon conmigo, y al ver mi cara de susto, y observar que los guardias aun me buscaban, decidieron taparme, para que dichos guardias siguieran su camino y no me encontraran. Sería algo que les agradecería de por vida.

Finalmente me adoptaron, y poco más puedo decir. A día de hoy tengo 16 años y pertenezco a un club de fútbol perteneciente a la liga del sector V. Una organización criminal como muchas otras, pero que se disfrazaba con una máscara, y dicha máscara era el fútbol, un deporte que conocí en el orfanato y en el cual me especialicé bastante.

Creo que he pensado demasiado... Pero no tuve tiempo para seguir con mis recuerdos, pues escuche un estruendo, acompañado de una luz proveniente de la calle. No, fueron 2... 3. Y en seguida lo único que escuché fue el grito lleno de angustia de una mujer, a pocas cuadras de aquí.

Si... El hijo de alguien había muerto...

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Y bien, terminamos con el prologo número 3, dedicado a explicar el pasado del huérfano favorito de los fans de inazuma eleven. ¿Qué les ha parecido? ¿Qué le esperará a Tenma en el próximo prologo?.

Son preguntas que pronto tendrán su respuesta. De momento me despido, como siempre, agradecido por el apoyo.

Si sirve de algo, para escribir el pasado de kariya en el orfanato me inspiré enormemente en lo que sufren muchos niños en sus condiciones en los orfanatos en chile, conocidos como "sename". Muchos de ellos acaban muertos o en la cárcel debido a las condiciones en las que son criados.

Recuerden, si llegaron hasta aqui, dejen comentarios uwu.

Ghetto 0.6 - Inazuma Eleven GODonde viven las historias. Descúbrelo ahora