25. Talking to the Moon

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Había sido una jornada extraña, por decir lo menos

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Había sido una jornada extraña, por decir lo menos...

Los chicos se habían preocupado por mi y la razón era clara, no estaba siendo yo mismo. Pero es que me cuesta de cualquier manera, siento que mi cuerpo está en la tierra pero mi cabeza se encuentra en la luna.

Ahora mismo estoy en el auto de los Shindou, rumbo a la mansión homónima, el viaje en la mañana había sido bastante tardado y llegué tarde a clases debido a que el chófer nunca había venido para estos lugares, y normal, debió haber tenido miedo de que nos fueran a asaltar o le fueran a robar el vehículo o algo por el estilo... Y mejor porque me aterra siquiera pensar en el coste de estos malditos carros.

Durante el viaje solo pude pensar en como se sentirán Suzu y Nagu ahora mismo, hablé por teléfono con el primero el día en que llegué, me confirmó que ellos habían hablado con Kidou y con los Shindou para poder protegerme.

¿Protegerme de qué? Aún no lo tengo claro, el Sector V es lo más lógico, sin embargo no tengo ninguna respuesta concreta... Solo espero que Suzuno sepa bien lo que hace.

— Hemos llegado.

¿Qué? Vaya, el viaje ha sido mucho más rápido de lo que creí, y yo que pensaba disfrutarlo, no todos los días puedes ir en limusina a la casa devuelta de la escuela.

Agradecí al chófer y me bajé del auto, aún no entiendo muy bien como es esa gigantesca casa por dentro, pero simplemente entré.

El chófer me indicó que mi cuarto estaba en el segundo piso, la puerta tenía mi nombre así que no sería muy difícil reconocerla.

Hice caso al entrar, subí las escaleras y me dispuse a buscar mi habitación, no suelo tener mala memoria, sin embargo desde que llegué ayer he estado tan distraído que ni atención a clases puse hoy.

Luego de unos minutos encontré la puerta, en dicha había una placa metálica que decía "Kirino" más un dibujo de un conejo a su derecha... Me pregunto porque todos me encuentran parecido a un conejo.

En fin, hoy estoy de buen humor, así que supongo que no hay mucho que pueda molestarme, me limitaré a descansar un rato, a ver si puedo quedarme dormido.

Giré el picaporte para poder entrar a la habitación.

No lo había mencionado pero mi habitación era enorme, tenía un escritorio, un ropero y una cama de dos plazas, como esa que tenía mamá y en la que ahora duermen Suzu y Nagu.

Decidí dejar mi mochila en una esquina de la habitación para luego dirigirme a mi cama a descansar.

—¡Hola, veo que ya llegaste!

Mi puerta se abrió de pronto y de la misma apareció el molesto niño rico casi pateando la puerta.

Me asusté por completo y perdí el equilibrio, cayendo de espaldas hacia atrás, en un intento por usar mis brazos para amortiguar mi caída traté de sostenerme en una cómoda, haciéndola caer al piso junto a una lampara que se posaba sobre dicho soporte.

Ghetto 0.6 - Inazuma Eleven GODonde viven las historias. Descúbrelo ahora