Epílogo 1/2.

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3 años después... 

Ella estaba nerviosa, un poco inquieta de estar en ese lugar y haber dejado solo a su Alpha con sus pequeños...

Desde su nacimiento los pequeños Hades y Damien nunca se habían separado de su cariñosa madre. Una que había tenido un parto difícil y complicado. Sobre todo porque los pequeños lobitos se habían desarrollado con mucho poder, le habían complicado el último mes del embarazo. 

En donde había sufrido con moretones, una costilla rota que había sanado pronto gracias a la sangre de su Alpha por suerte. Al final y aunque con una sentencia sobre el cuello de parte del Alpha a la doctora que asistió el parto todo había salido bien. 

Las pequeñas bolitas de pelo que eran sus gemelos, se parecían mucho a su padre, casi una preciosa copia. Pero tenían la sonrisa y ternura de su delicada madre. Ambos eran tan tiernos y atentos con ella a pesar de apenas saber cómo caminar.

Ni siquiera sabía porque había aceptado reunirse con sus amigos ahí. A ella de verdad no le gustaban esos lugares. 

— ¿No creen que es muy pronto para... ? — Farah negó de inmediato con una sonrisa.

— He cerrado el lugar sólo para nosotros esta noche. — Le informó su amiga pelirroja. — Los demás aún no vienen, pero dijeron que vendrían. —

— Quédate Holly. Es noche de Omegas. — Yulian movió las caderas elevando sus cejas. Haciéndola sonreír.

— Deberíamos aprovechar que los Alphas están lejos. Por hoy. — Farah sonrió.

— Aunque mi duda es... ¿Cómo es que el Alpha dejó que tú estuvieras aquí sin él o alguien cuidándote? — Yulian clavó sus ojos grises acusadores en la preciosa Omega avergonzada.

— Él... Bueno en realidad yo... — Comenzó a toser por atragantarse con su té helado y sus amigos comenzaron a reír.

— ¿No quieres algo con alcohol? — 

Farah le daría todos los barriles de cerveza que la pequeña Omega pidiera, después de todo era la primera vez que la visitaba en su bar desde que lo había abierto, aunque entendía a la Luna de la manada, tenía muchas cosas que hacer, además de que sabían que ella odiaba los lugares concurridos o ruidosos. Por eso esa noche la música era tan tranquila, para que Holly no se sintiera incómoda . 

— No creo. Gracias. — Negó avergonzada. A lo que sus amigos elevan las cejas.

— ¿Hay alguna razón en específico ? — Luna apretó sus labios, y sus mejillas rojas la delataban.

— Era el trato. — Farah frunció las cejas.

— Espera ¿Qué? ¿No te deja beber... ? — La Conejita negó interrumpiendo.

— Dejé que me anudará en el celo sin ningún tipo de protección, para que se pensará un par de cosas.— Sus amigos Omegas carcajearon.

— ¿Para que te dejara venir aquí sin guardias? —

— N-No. — Rió con nerviosismo. — Sólo pedí que dejará que los niños fueran a clases de natación. — Ella se encogió de hombros. Ante la confusión ella aclaró. — El maestro de natación es una liebre o algo así... — Ellos aún no entendían.

— En la primera clase pidió que me pusiera el traje de baño para que pudiera nadar con los niños. — Ellos carcajearon.

— ¿Sigue vivo? — Holly asintió, pero su sonrisa se fue borrando de a poco.

— De hecho dijeron algo sobre que no seguiría dando clases en mi horarios. — Ella frunció el ceño. Eso era extrañamente conveniente. — Ahora que lo recuerdo Dmitry dijo algo sobre cortarle las orejas y hacerse unas botas con su piel. — Ella rió un poco, y ambos Omegas también. El Alpha era un poco severo en ocasiones.

Eres Tú, peluche de algodón. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora