Capítulo 4

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Generalmente cuando una persona pasa tiempo con otra, descubre que esta es una caja de sorpresas y que en realidad es muy diferente a como aparenta. Bueno, eso es lo que sucedía en las historias que yo me leía, y tristemente he descubierto que es mentira. ¡Una completa mentira!

Las cuatro horas que pasé trabajando con Jackson me dí cuenta que el hobbit favorito de él es tratar de que los demás hagan el ridículo, o bueno, que yo haga el ridículo. Pero como yo ya sé, entonces, en ocasiones le respondo igual, esa es la única manera de que Jackson me deje en paz. Pero como difícilmente me ofendo, o bueno, sí me ofendo, pero difícilmente yo respondo como él se lo merece, entonces lo dejo que sea feliz.

Si Jackson tiene un lado encantador de seguro lo tiene bien guardado, en lo profundo de su ser y no se descubre en tan sólo cuatro horas o una tarde junto a él, eso es seguro.

En todo ese tiempo grabamos una parte del trabajo, casi todo, el miércoles quedamos de hacer una especie de encuesta a otras personas para hacer la conclusión y el viernes haremos la edición. Lo único bueno de trabajar con Jackson, es que él es aplicado, inteligente, espontáneo, hábil, creativo, perspicaz...¡Já! Si que tiene buenas cualidades, lástima que es tan...badboy.

Badboy...como en mis historias.
Badboy...como Alex.
Badboy...como el Cliché de Wattpad.

—¿Y esa sonrisa? –cuestionó mi madre interrumpiendo mis pensamientos y sentándose a mi lado.

—No, nada. Sólo recordaba. –respondí con simpleza.

—El que solo se ríe de su picardía se acuerda. –dijo mamá y reí negando. En ese momento recordé la charla pendiente que tenía con ella y con papá.

—Sí claro. –concordé con sorna. Mamá me miró mal. Ella odiaba que yo le respondiera con ironía y yo como ya me la conozco entonces le digo algo que a ella le gustaría escuchar para que cambie su gesto. –Sólo recordaba lo mal que la pasé hoy trabajando con Jackson. –Y no dije eso para salir del paso, no, porque en parte era verdad. Yo la había pasado mal esas cuatro horas que estuve con Jackson. No terminé cansada por estar estudiando o por estar grabando, eliminando y volviendo a grabar porque a el señor Jackson le parecía que me expresaba de manera mecánica y todo debía verse espontáneo, sino porque mi coompañero se dedicó a hacerme las horas que estuve con él miserables y como yo soy amor y paz intentaba evadirlo o no prestarle atención.

—Ajá, ya. –dijo mi madre dejándome ver qué no me creía ni un pelo lo que le decía.

—Mamá. –llamé su atención en tono serio. Me acomodé en el sillón-cama con mis piernas cruzadas para poder mirar su cara mejor. Siempre usaba el tono serio cuando quería que mis papás me cedieran algo que quería. —Tengo algo muy importante que contarles a ti y a papá. Lo que me pasó hoy con Jackson me hizo dar de cuenta que ustedes han sido muy pocos condescendientes conmigo. –Le informé de antemano mientras esperábamos a que papá saliera de el baño.

—Ja ja ja. –rio mi mamá con sorna ante mis palabras tomando la misma posición mía. Entonces quedamos frente a frente. —No me digas. –ironizó. —Entonces llevarte a París a comprar tu ropa, comprarte entradas a los conciertos en palco, llevarte a pasarelas de grandes diseñadores, conseguirte una habitación en el mejor hotel al lado de unos de tus cantantes favoritos, y la lista sigue déjame decirte. –dijo mi madre enumerando con sus dedos ¡Rayos! ¿Por qué dije eso? Sin embargo, no podía aceptar que ella tenía una pizca de razón, bueno, mucha razón. —Vaya, pensé que éramos condescendientes contigo. –concluyó mamá con decepción fingida. Mi madre siempre ha sido más díficil de manejar que mi papá, por ello decidí que sería mejor esperar a mi querido padre. No daría esta batalla por perdida así de fácil. Primero tendría que agotar todas mis armas.

¡Yo Sólo Quería Mi Cliché! © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora