¡Yo Sólo Quería Mi Cliché! ©

Capítulo 2

Matthew Jackson. El chico que a todas, o más bien, a la mayoría, ponía a fantasear. El chico que se creía el ser más superior a todos, el más inteligente, ágil, sabelotodo y demás cosas habilidosas, en todo el instituto. Ciertamente en las historias que yo me leo o leía,  el protagonista tiene un ego que ni ellos mismo entienden, pero una cosa es leerlo y otra muy distinta es presenciarlo de cerca, en la vida real. Yo no digo que sea malo que uno crea en sí mismos, pero es que Jackson se pasó. Antes, yo pensaba que me encantaría conocer un chico como los de mis libros, pero en definitiva eso cambió en cuanto traté con Matthew Jackson.

Pasa que después de la media hora de receso, como es costumbre, regresé a mi respectivo salón de clases. Nos tocaba Historia, con la profesora Carmen Largacha, la mujer más estricta, desde mi punto de vista, de todo el instituto. Con ella, todo era complicado si no se sabía cómo tratarla, por suerte a mí no me iba nada mal con ella. Yo era su alumna favorita y de vez en cuando yo me aprovechaba de eso para pedirle algunos favorcitos, como ahora. Marsh, mi mejor amiga, había despertado mi espíritu Wattpers y me instó a investigar sobre aquel individuo"misterioso": Jackson. Así que mi querida profesora me facilitó las cosas más de lo que yo esperaba. Al principio me sentí súper contenta, pero cuando pasaron cinco minutos al lado de ese ser que Dios ha creado, me arrepentí de lo que había hecho, pero ya no podía dar marcha atrás. Ahora tenía que asumir las consecuencias de mis actos.

Reitero: Es cierto que yo fantaseaba por conocer un chico que tuviera las características de los protagonistas cliché de Wattpad, pero ahora mis pensamientos han cambiado totalmente.

—El lunes, miércoles y viernes al salir de las clases nos veremos para realizar el trabajo y grabar el proceso de este. –dictaminó Jackson como si él fuera el líder y nadie más tuviera derecho a opinar o sugerir algo. Por lo que me hizo enojar. Es cierto que yo, de alguna manera u otra, provoqué que mi pareja de trabajo fuese él, pero eso no daba para que yo tuviera que hacer todo lo que él quisiera.

—Mira. –dije para llamar su atención –porque tenía su vista en el celular, por lo visto, apartando el tiempo que había proyectado para el trabajo– y, dejándole ver que no tengo demasiada paciencia para él o que no me gusta para nada que me den órdenes. —No sé si no te has dado cuenta, pero el trabajo es de dos, por tanto, los dos vamos a ver qué días de la semana tenemos disponible para realizar el trabajo y grabar el proceso de este mismo. De una vez dejo claro que no se hará lo que ordenes. ¿Okey? –Jackson me miraba con aires de superioridad  y eso me hacía enojar aún más. ¡En mis historias se miraba sin ninguna expresión!

—Yo no pretendo dar órdenes, pero te has quedado cinco minutos observando tu lapicero como si eso fuese lo más interesante que hayas visto. ¿Qué querías que dijera? ¿"Enséñame lo fantástico que es tu lapicero"? –no supe qué decir. Ni cuenta me había dado de ello. —Pues fíjate que yo ya sé todo lo que se debe saber sobre un lapicero. Y hasta más. –Sé que tenía razón. Toda la razón. Pero, ¿Habrá necesidad de hacer sentir a las personas tan inferiores a él?

—Está bien, en cierta parte tienes razón, así que no diré nada por ello. Más bien, arreglemos bien el horario para llevar las fiestas en paz. –creo que estaba haciendo un show sin necesidad y caer en cuenta de eso me hacía sentir mal conmigo misma porque eso significaría que Jackson tenía razón al sentirse superior a mí. Por lo que respiré hondo suavemente, para que no se diera cuenta lo que su forma de ser causaba en mí, y así tomar las cosas con calma.

—Entonces ¿Qué días propones? –cuestionó tecleando su celular. Seguro para borrar los días que había sacado en su "tan ocupada agenda". Verdaderamente no tenía pensado día alguno, además, precisamente esos días eran los que tenía libre y, aunque quisiera mencionar otros días sólo por molestar, no podía hacerlo porque me perjudicaría.