Capítulo 9

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¿Qué es lo que se hace cuando has tenido una especie de enfrentamiento con alguien como Jackson y la amiga de este? Seguramente tu respuesta sea cualquiera menos irse a sentar al frente del campus con una bandeja de comida.

Eso fue exactamente lo que hice yo cuando me fui de la cafetería.

Mis pasos fueron acelerados y firmes. En ningún momento bajé la cabeza mientras salía de aquel lugar para que nadie pensara que lo sucedido me había afectado de alguna manera.

En ese momento el lugar perfecto para alejarme de todo fue el mismo en el que compartí mis auriculares con Jackson. Así que me senté en forma de indio en aquella banca y la bandeja de comida me la puse en las piernas. No dejaría que un momento desagradable me quitara las ganar de comer porque después si me daba hambre en medio de las clases no me concentraría para nada. Por ello me dediqué a terminar lo que quedaba sin intentar pensar en nada ni en nadie. Así disfrutaría del corto momento que me quedaba al máximo.

Eso era lo que tenía planeado hacer, pero pasa que a veces por circunstancias de la vida, uno no puede hacer lo que planea en su cabeza. En ese momento esa circunstancia fue Jackson. Bueno, él y su amiga. Tal parecía que mientras estuvieran en un mismo lugar, no se separaban para nada. Y la verdad era que no tenía ganas de hablar con ninguno de ellos dos. Por ello decidí ignorarlos.

—Jane, tenemos que hablar. –informó Jackson pero me hice de oídos sordos y me llevé un pedazo de pollo a la boca. —Sé que estás molesta por lo de ayer pero no fue mi intención dejarte tirada.  –explicó y yo seguí ignorándolo y más bien, me limité a destapar la lata de gaseosa que había en mi bandeja. Esta produjo un sonido por la liberación del gas al abrirla. —De verdad lo siento. –se disculpó, pero sus palabras parecieron que hubieran sido dichas al viento porque no dije nada. —Sé que tienes razón para molestarte pero al menos déjame explicarte. –sus palabras me causaron gracia. Pero no lo demostré.

—Chica, es una inmadurez de tu parte actuar como lo estás haciendo. Tampoco es que te fueran hecho algo malo. –opinó Maleja y yo volví a tomar de mi gaseosa ya que se me había acabado la comida. A causa del gas se me salió un eructo y ni me molesté en dar unas disculpas. Como ya me quedaba poco tiempo para disfrutar el recreo, me paré de la banca con mi bandeja en mano con toda la intención de irme. Pero Jackson me detuvo halándome de mi mochila. Lo que provocó que me fuera hacia atrás abruptamente y la lata de gaseosa se volcara en mi dirección manchando mi camisa azul con su líquido. Gracias a Dios no perdí el equilibrio total y me caí porque había sido el colmo de los colmos.

Yo me giré hacia ellos y los miré con mi ceja izquierda elevada.

—¿Qué me vas a decir? –le cuestioné pero no lo dejé responder. —¿Me dirás que lo sientes mucho pero tenías algo importante que hacer? –le pregunté incrédula. Jackson rodó sus ojos y se cruzó de brazos sacando su pie derecho más que el izquierdo.

—No lo digas así porque suena como si no fuera cierto. –contestó él. —Maleja me necesitaba con urgencia y lo primero que se me vino a la mente fue ayudarla y se me olvidó que tenía un compromiso con tu padre. –explicó y yo suspiré. Mojé mis labios con mi lengua de manera sutil y hablé.

—Jackson, no me molesta que te hayas ido con ella para ayudarla o consolarla por lo que sea que le estaba sucediendo o pasando. –comenté. —De hecho, comprendo la razón aparente por lo cual hiciste lo que hiciste. –expliqué. —Pero lo que me molestó, fue que ni siquiera tuvieras un espacio en tu mente para pensar en tan siquiera pedirme que tomara un taxi o llamara a mi madre para que viniera por mí. –lo miré fijamente a él con decepción. —Pasaste por alto que alguien pudiera hacerme algún daño al verme sola y aparentemente indefensa. Y tú me ignoraste desde un principio a propósito. –le reproché.

¡Yo Sólo Quería Mi Cliché! © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora