4. Hacienda Herrero

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Al día siguiente y a pesar de la noche conflictiva cargada de gemidos que Samuel le había dado con su amiga, Andrea se levantó temprano, un vestido largo de color turqués adornaban las curvas de su cuerpo y su pelo se movía por su espalda con sus características ondas mientras bajaba las escaleras rumbo a la mesa para desayunar, encontrándose sorpresivamente con su madre.

Andrea: ¿tu despierta a estas horas?-arqueó una ceja sentándose en la mesa-no sueles despertarte hasta las 11 de la mañana...

Cayetana: cómo voy a dormir con la de lujos que hay en esta casa-sonrió ampliamente viendo como su hija se servía el desayuno.

Andrea: procura no acostumbrarte a esto-respiró hondo-es temporal, lo sabes.

Cayetana: ¿temporal? Si estás aquí a esta hora es porque interpreto que trabajarás con Samuel ¿no? A él le parece muy buena idea...

Andrea: a saber con qué intenciones lo hace, pero no le voy a dar tregua-murmuró en bajo metiéndose un trozo de tostada en la boca-por cierto...-masticó y trago-¿anoche dormiste bien?

Cayetana: ¡Claro!-sonrió ampliamente-colchón visco elástico, almohada de plumas y sabanas de seda, dormí como una reina.

Andrea: me refiero a si escuchaste ruidos anoche.

Cayetana: no, la verdad es que no, dormí como un tronco ¿Por qué lo preguntas?-Andrea suspiró y miró hacia atrás asegurándose que nadie las escuchaba.

Andrea: parece que el marqués de la casa tuvo sesión porno en su cama-Cayetana soltó una carcajada.

Cayetana: hija, ¿Qué dices?

Andrea: mi habitación está en frente de la de él, escuché los gemidos de una mujer durante toda la noche-puso cara de asco y tomó un sorbo de zumo de naranja-de solo pensarlo se me revuelve todo-soltó un suspiro.

Cayetana: entonces... ¿Samuel tiene novia?-Andrea miró a otro lado pensando en la pregunta de su madre-pero hija, es imposible, estoy pensando que ayer en el entierro de tu tío no había ninguna mujer cerca de él.

Andrea: será una aventura entonces...-terminó su desayuno-en fin, si viene el marqués le dices que lo espero fuera.

***

A un par de kilómetros de aquella hacienda un revuelo de emociones entraba por la puerta de otra de las haciendas más cotizadas y conocidas del lugar, la hacienda de los Herrero recuperaba su luz en el momento en el que aquella rubia de ojos claros ponía sus pies dentro de ella, observó todo a su alrededor corroborando que estaba tal cual lo había dejado y sonrió cuando vio a su hermano bajar las escaleras de la casa.

Irina: ¡Borja!-sonrió ampliamente.

Borja: ¿Irina? ¡Has vuelto!-bajó rápidamente las escaleras y se reencontró con su hermana con un fuerte abrazo-¿Cómo no me has avisado? Hubiese ido a buscarte...

Irina: tranquilo, mi vuelo llegó esta mañana y tomé un taxi hasta aquí, quería darte una sorpresa, pero mírate-soltó una risa observándolo de traje-estás impresionante.

Borja: exageras hermanita-pasó una mano por su hombro-ven, vamos al jardín pediré que sirvan el desayuno ahí como tanto te gusta.

Irina: así da gusto volver a casa, ya extrañabas mimarme ¿verdad?

***

Samuel ni siquiera paró a desayunar, tenía una reunión a primera hora en la empresa y si no se apuraba llegaría tarde, vestido con un pantalón vaquero y una camisa de color blanco salió de casa encontrándose con una pequeña sorpresa matutina, sonrió de medio lado al comprobar a Andrea apoyada en su coche con la mirada perdida.

PECADO CAPITALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora