45. Últimas voluntades

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El abogado de José Antonio lo agilizó todo, a pesar de eso, Samuel, no se libró de pasar dos noches en el calabozo a esperas de que todo el papeleo quedase resuelto, para horas del mediodía Samuel cruzaba el umbral de la puerta de su casa con una media sonrisa, Irina y Flavio salieron felices a su encuentro.

Irina: ¡Por fin te soltaron!

Samuel: menos mal, por un momento llegué a verme en la cárcel...

Flavio: tu padre corrió un riesgo muy grande haciendo esto... apoco más y no te damos sacado de allí, menos mal ya ha terminado todo.

Samuel: te equivocas... ahora toca ver que sorpresas dejó mi padre en su auténtico testamento.

Flavio: bueno, sabemos que la mitad será tuyo y la mitad de Andrea, por lo que te dijo.

Irina: ¿¡La mitad es de Andrea!? Pero si está casada con mi hermano...

Samuel: no dejaré que ponga ni una sola pezuña en la fortuna Gallardo, de eso puedes estar segura-resopló-se que Andrea no me va a fallar en esto, pero aun así veremos a ver qué pasa, espero que su avaricia no la ciegue...

***

Por primera vez en varias semanas Andrea desayunaba tranquila y sin el estómago revuelto, aquella sensación que siempre le acompañaba en cada mañana, hoy, había decidido desparecer y darle una tregua para que pudiera disfrutar de aquel desayuno en el cual se le antojaba todo lo que había.

-¿Está de su gusto señora?

Andrea: está perfecto, gracias-saboreó la fruta-¿Sabes donde están Borja y mi madre?

-Llevan un buen rato en el despacho, el señor pidió que no se le molestase.

Andrea: entiendo...-de pronto el timbre sonó y ella se incorporó.

-Deje, yo voy, debe ser la correspondencia.

Andrea: quieta-le advirtió-ya voy yo.

-Pero señora.

Andrea: he dicho que ya voy yo...-se incorporó imponiendo su autoridad frente a aquella mujer y se acercó a la puerta, tras firmar el recibo de la correspondencia Andrea admiró varias cartas hasta que dio con una que llevaba su nombre, abrió la carta y desglosó su contenido-es una citación...-resopló cerrando los ojos-...la lectura del testamento de José Antonio, ¿es que esto no se va terminar nunca?

Guardó aquella carta, dándose de cuenta de que la criada no le quitaba la vista de encima así que, fingió dejarla con las demás pero en realidad la escondió entre su ropa, volvió a sentarse desayunando con tranquilidad y fingiendo estar tranquila, en el momento en el que la muchacha del servicio desapareció para llevar unas cosas a la cocina se levantó rápidamente hacia el despacho y apoyó la oreja sobre la puerta escuchando claramente lo que su marido debatía con su madre.

Cayetana: ¡acordamos estar juntos en esto!

Borja: y lo estamos...

Cayetana: ¿¡Y me ocultas el auténtico testamento de mi cuñado!?

Borja: no seas intensa, tampoco es para tanto... al contrario, ahora serás más rica, sabes que la mitad de todo lo que tiene Samuel ahora será de tu hija-sonrió.

Cayetana: ¿de mi hija? Dirás más bien de su marido.

Borja: anda...-soltó una risa-no había caído en que nos casamos por bienes mancomunados.

Cayetana: ¡Has hecho todo esto apropósito!

Aquello era una traición, ella había remado a favor de Borja desde que se conocieron con la esperanza de tomar uso de su fortuna, pero se estaba dando cuenta de que Borja había remado a favor de ella para adueñarse de la fortuna que inesperadamente era de Andrea, había usado la influencia que ejercía sobre su hija para el favor del mismo.

PECADO CAPITALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora